Grandes Ídolos de México: Javier Solis- Parte 3

Continuando con los grandes ídolo mexicanos, es momento de hablar del Rey del Bolero Ranchero, Javier Solis

Gabriel Siria Levario, su nombre de pila, nació el 1 de septiembre de 1931, en la ciudad de México. Sus padres fueron Juana Levario, ama de casa y Francisco Siria, de oficio obrero. Desde la edad de 8 meses, vivió al lado de sus tíos Valentín Levario, panadero y Ángela López, a los que siempre consideró sus verdaderos padres. Fue cargador de canastas en el mercado «Becerra», lavacoches en la gasolinera «Servicio Capitán», cargador ocasional de tanques de gas, aprendiz de mecánico, repartidor y panadero en las panaderías «La Imperial» de Parque Lira y José Morán en Tacubaya, morrongo de carnicería, carnicero, etc.
A su corta edad, mostró inclinaciones por el futbol, béisbol, boxeo amateur, deporte que practicó aún ya siendo famoso. Por el color blanco de su piel, sus «cuates», «la palomilla», le apodaban el güero, el acocil, el grillo o el camarón. Sus amigos de infancia y adolescencia fueron muchos, pero de todos ellos sobresalen Salvador Estrada «Chavita», al que siempre consideró como su hermano.

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A principios de 1955 fue contratado para cantar en el Bar Azteca, donde trabajó por espacio de 4 años. Es aquí donde, a sugerencia Manuel Garay, su amigo, cambiaría su nombre por Javier Solís, con el cual lograría la fama artística. A mediados de ese mismo año lo escuchó cantar en el local, Julito Rodriguez, en ese entonces guitarrista y primera voz del Trío los Panchos, quien lo recomendó para una audición con Felipe Valdés Leal, quien era director artístico de Discos Columbia de México. Javier Solís, resultó aprobado en la audición y se le hizo un contrato para grabar su primer sencillo a fines de 1955. Se incluyeron los temas Qué te importa y Por qué negar. El sencillo obtuvo éxito en el interior de México y, gracias a ello, fue contratado formalmente el 15 de Enero de 1956. Se dice que, como parte de este trato, Javier Solís entregó la cinta que contenía los temas antes mencionados y la compañía la archivó por varios años, dando a conocer los temas, años después de su fallecimiento.

Un hecho inesperado retrasó el lanzamiento de su primer álbum. El día del sepelio del actor, cantante e ídolo absoluto del pueblo Pedro Infante, Javier Solis subió a una cripta del cementerio a entonar la ranchera Grito Prisionero, imitando la vocalización del fallecido intérprete. Esto fue determinante en su carrera, ya que muchos se consolaron y lo vieron como un posible sucesor.

A fines de 1958, graba su primer gran éxito «Llorarás, Llorarás», con el cual Javier Solís se consolidó como el máximo exponente del bolero ranchero. Su voz no solo se escuchó en el Distrito Federal y en toda la República Mexicana, sino que también en Estado Unidos, Centro y Sudamérica y en España un año después.

Por el éxito «Llorarás, Llorarás», recibió su primer Discómetro, y como era de esperarse, le llovieron contratos por todas partes, giras internacionales, premios y reconocimientos.   Los empresarios se disputaban su presencia, vinieron actuaciones en radio, televisión, teatro y caravanas artísticas del empresario Guillermo Vallejo. En febrero de 1960, realiza su primera película «El Norteño». A partir de ese año y hasta los primeros meses de 1966, Javier Solís filma 33 películas, siendo la última «Juan Pistolas».

El 12 de abril Solís fue hospitalizado en el hospital Santa Elena en la Ciudad de México para operarse de la vesícula biliar. De acuerdo a su acta de defunción falleció a las 5:45 a.m. del 19 de abril de 1966 por fallo cardíaco a consecuencia de desquilibrio electrolítico producido por la colecistectomía. Sin embargo, hasta el momento, se han recogido 4 diferentes versiones de su enfermedad y fallecimiento, sin que se tenga por válida ninguna de ellas. Muchos dicen que murió por beber agua, y otros mencionan que, como era un gran bebedor de alcohol, mientras nadie lo veía bebió tequila, produciendole la muerte. Tenía apenas 34 años, y estaba luchando por llegar a su auge, pero la muerte se lo impidió.

El 20 de abril, en medio de manifestaciones de dolor su cuerpo fue enterrado en el lote de actores del Panteón Jardín de la Ciudad de México, donde han permanecido sus restos desde entonces. Poco después, la disquera presentó las canciones dejadas por Solís, añadiéndoles a las pistas de estas interpretaciones recitados escritos por el actor Ángel Fonfrías y declamados por el ya fallecido actor y locutor Guillermo Portillo Acosta. Este último álbum fue denominado Homenaje Inconcluso A Rafael Hernández y Pedro Flores, el cual tuvo tales ventas que años después fue digitalizado. Ese mismo día en varias estaciones de radio del país se entonaron sus mejores temas como Amigo organillero, Sombras, Las rejas no matan y En mi viejo San Juan a manera de homenaje, en la XEW estación a la que se atribuye haber sido la primera emisora en revelar alrededor de las 7:00 horas el deceso del cantante causando gran conmoción en la población y de sus seguidores.

En prácticamente 10 años, Javier Solís dejó grabadas 452 melodías, cada una de ellas un éxito, una creación. Su filmografía consta de 33 películas. En vida se le reconoció como la mejor media voz que ha dado México y quedó de manifiesto su gran versatilidad como cantante. Javier Solís dejó un invaluable acervo musical.

Al morir Javier Solís, dentro de sus grandes proyectos estaba el filmar las películas «Payaso» y «Amigo Organillero», una gira a San Juan de Puerto Rico, etc.

Con la muerte de Javier Solís, se completa la trilogía inmortal de los cantantes y actores del cine de oro Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís.

 

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