Emprendimiento: capacidad de desarrollo personal y profesional

Actualmente, el emprendedor y sus proyectos empresariales son un tema recurrente que ha tomado gran importancia en los diversos medios. Incluso, el Perú ha sido nombrado como el país más emprendedor del mundo en los años 2004 y 2006, por un estudio publicado por la Global Entrepreneurship Monitor (GEM); entonces, es un tema bastante serio e importante, y apoyado por la economía libre de mercado en la cual nos desenvolvemos y que está en actual crecimiento. Ello impulsa a enfocar los esfuerzo en lo que da éxito en los negocios, que son los recursos internos de la persona.

Iniciativa y Emprendimiento

Comenzaremos con la siguiente pregunta, ¿qué es un emprendedor? Los estudios realizados durante varios años se consolidan en la definición señalada por Kilby (1971), quien refiere que el emprendedor es una persona que toma decisiones racionales, que asume riesgos y provee de gestión a su empresa. Lo que busca el emprendedor es una sola cosa, un solo objetivo: hacer realidad sus sueños.

Entonces la iniciativa y emprendimiento es la capacidad de llevar adelante desafíos que satisfagan necesidades en forma eficiente; es enfrentar flexiblemente situaciones nuevas, presentando recursos, ideas y métodos innovadores, y concretándolos en acciones tendientes. La iniciativa se refiere a poder desempeñarse en medios cambiantes, ya sea adaptándose y/o proponiendo cambios necesarios para elaborar productos o servicios de acuerdo con los requerimientos del mercado.

Buscar soluciones diversas, innovando, es tarea de todos los días. Empezar nuevas actividades, hacer las cosas por uno mismo, asumir responsabilidades, organizar recursos, vencer obstáculos, perseverar son todos esfuerzos que requieren de nuestra mejor disposición. De lo contrario, se imponen las limitaciones y hacen que los mejores propósitos no logren producir resultados. Cuando uno se enfrenta a la necesidad de buscar trabajo o comenzar una actividad productiva por cuenta propia, sabe que inicia un proceso que estará cargado de dificultades. Ciertamente, ayuda a disminuir la angustia, verlo como un desafío que se irá abordando paso a paso sobre la base de una planificación personal, previendo las dificultades y diseñando planes de acción para solucionarlas. Preguntas como qué puedo hacer, qué tan competente soy para hacerlo, dónde obtengo información, con qué recursos cuento para emprender una determinada acción, cuánto me conozco a mí mismo, cuánta frustración soy capaz de tolerar, cuánto sacrificio personal estoy dispuesto a realizar, sólo encuentran buenas respuestas cuando se ha forjado un espíritu emprendedor.

Un buen nivel de iniciativa otorga la capacidad de ponerse metas, de hacer tareas desde una autodisciplina, de alinear recursos colaborativos, de organizar acciones en sintonía con la meta que uno se ha propuesto y tener la persistencia requerida para sortear dificultades, una y otra vez, hasta obtener resultados deseables.

Características del Emprendedor

Un individuo empieza a jugar el juego de los negocios cuando asume riesgos. Esta persona tiene que decidir si ingresa a este tipo de juego y si tiene el firme deseo de ganarlo. Por otro lado, también debe asumir la posibilidad de perder y sus respectivas consecuencias.

Esa tolerancia ante la preocupación de perder lo invertido (dinero, tiempo y esfuerzo), es lo que le adjudica a esta persona la principal característica del emprendedor. Entonces, ¿cuánto riesgo debe asumir un emprendedor? Eso depende de cada persona, de su disposición para asumir riesgos visualizando como posibilidad el ganar o perder. Cada individuo según sus características define esa particularidad. El que provee gestión tiene que introducirse e involucrarse en el negocio que va a realizar y poseer características directivas para tomar decisiones al respecto. Es decir que, ¿alguien que no sabe de gestión, ni de administración no puede ser emprendedor? Aún sin contar con esa formación se puede ser emprendedor porque no es necesario tener conocimientos especializados sino básicos; por eso es recomendable que, mientras se procesa la idea del nuevo proyecto a llevar a cabo, el emprendedor se capacite mediante algunos estudios básicos en administración o gestión de negocios.

Esto le brindará los cimientos necesarios para organizar y crecer con menores dificultades y en menor tiempo, sin tener que recurrir al ensayo y error para desarrollarse. Otro aspecto fundamental en el emprendedor son sus habilidades personales. El emprendedor debe tener iniciativa y ser innovador. Todo proyecto se inicia con el primer paso que, al estar dirigido por una idea innovadora y creativa en cuanto al tipo y forma del negocio, enrumbará exitosamente la puesta en marcha. El emprendedor focaliza su energía y ambición hacia algo. Su deseo de superación lo impulsa a trascender los obstáculos de modo autónomo e independiente. Establece sus propios planes y es responsable del cumplimiento de los mismos. Sus planes y objetivos los va consiguiendo poco a poco, ordenadamente y sin premura, siendo él su propio jefe. Al ser un cazador de oportunidades, huele y palpa oportunidades; ve aquellas que otros no logran ver de modo optimista.

Para ello, debe tener confianza en sí mismo, valorarse y ser tenaz en todo este proceso. Los obstáculos pueden llegar a ser el pan de cada día, pero a un emprendedor eso no lo amilana; se enfoca en las alternativas a desarrollar e intenta todo lo que está a su alcance.

 

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