Grandes Ídolos de México: Pedro Infante- Parte 2

Continuando con esta serie de artículos, donde te hablaremos de los grandes ídolos de México; ahora es el turno del «Ídolo de México», Pedro Infante. Si deseas leer el primer articulo, haz clic aquí http://elviento365.com/ct/destacados/6930/

Pedro Infante Cruz, nació un 18 de noviembre de 1917, en Mazatlán, Sinaloa – Merida, Yucatán. Hijo de Delfino Infante García y de Doña Refugio Cruz Aranda, fue el cuarto de quince hermanos. Su padre, quien era maestro de música, tocaba varios instrumentos en diferentes bandas y orquestas de Sinaloa; Pedro asistió en Guamúchil (Sinaloa) a la primaria, logrando terminar hasta cuarto grado. Sin embargo, la necesidad económica de su familia era muy grande, por lo que Pedro tuvo que comenzar a trabajar desde temprana edad.

Desde muy chico mostró talento y afición por la música, aprendiendo diversos instrumentos. Apoyado por su padre el joven Pedro Infante estudió guitarra con el maestro Carlos R. Hubbard. Con el tiempo, llegó a formar su pequeña orquesta a la que bautizo como «La Rabia». Tocaban en los cabarets de Guamúchil, a diez centavos la pieza. La Rabia llegó a ser conocida en todo Sinaloa, gracias a que también tocaban en rancherías y pueblos cercanos. Pedro contaba entonces con solo 16 años de edad. A los 17 años se convirtió en padre de la niña Guadalupe Infante López, debido al romance que sostenía con Guadalupe López, la que fue su primera novia formal.  Luego conoció a María Luisa León, quien convenció a Pedro para que se mudaran a la capital en busca de mejores oportunidades para el talentoso joven que ya en Sinaloa había alcanzado reconocimiento como cantante. El 19 de junio de 1939, Pedro y María Luisa se casaron y un año después adoptaron a Dora Luisa Infante hija de María del Carmen Infante, hermana de Pedro. Ese mismo año una emisora de radio local, la XEB, permitió a Pedro Infante iniciar modestamente su carrera como cantante hasta que, en 1943, consiguió grabar su primer disco, Mañana, cuyo relativo éxito fue el primero de su brillante carrera y supuso que su nombre comenzara a ser conocido por el gran público.

Especializado en el género de las «rancheras», Pedro Infante llegó a grabar más de trescientas canciones que siguen gozando de gran popularidad en toda Latinoamérica, y  gran parte del mundo. Infante inició su carrera de actor en un papel perfectamente irrelevante, aunque vinculado, como es lógico, a la actividad musical que comenzaba ya a hacerle famoso: fue contratado como extra, en la película La feria de las flores(1943), la voz del protagonista Antonio Badú en la melodía que dio título a la producción. La naturalidad, verismo y simpatía que daba en su trabajo de actor le brindaron un éxito inmediato, razón por la que comenzaron a lloverle las ofertas. Infante se convirtió así, muy pronto, en el galán y cantante favorito del cine nacional, dejando atrás a la competencia.

Su interpretación de papeles en los que daba vida a personajes de charro -hombre del campo, muy diestro en el manejo del caballo que viste un traje especial compuesto de pantalones ajustados y chaquetilla, acompañado del característico sombrero ancho, de copa puntiaguda-, varoniles y mujeriegos, así como su ejemplar personificación de las gentes humildes, siempre sencillas pero llenas de valor, a la vez que sentimentales y nobles, le valieron la aceptación del gran público, que lo convirtió en el símbolo del pueblo mexicano.

La comedia Jesusita en Chihuahua,(1942), constituyó una nueva revelación del talento interpretativo de Pedro Infante que, con naturalidad y versatilidad, personificaba en gran manera a Valentín Terrazas, valiente sinvergüenza y despechado que se juega la vida por la mujer a la que desea y que termina por enloquecerlo de amor.

En La razón de la culpa, también de 1942, representó por única vez en su carrera el papel de «gachupín» (palabra despectiva que los criollos mexicanos aplicaban desde el siglo XVII al español que emigraba y se establecía en México, y que, por su condición de metropolitano, gozaba de mercedes y cargos de los que la Corona excluía a los criollos; el sobrenombre continuó usándose después de la Independencia para referirse a los emigrados económicos españoles en la otra orilla del Atlántico), con resultados que dejaban bastante que desear. De 1943 es la filmación Arriba las mujeres, comedia ligera perfectamente obviable, no tuvo mucha trascendencia y tuvo muy poca aparición.

En el mismo año 1943, ya como protagonista y en una verdadera maratón cinematográfica, intervino en otras cuatro películas: Cuando habla el corazón, La Ametralladora, Mexicanos al grito de guerra, titulada también Historia del Himno Nacional (drama patriótico que hubo de vencer ciertas dificultades para ser exhibido) y Viva mi desgracia, comedia ranchera que gira en torno a un brebaje denominado «Animosa», capaz de transformar al tímido Infante en un bravucón desvergonzado, y que parece un reconocimiento del papel catártico que se atribuye al alcohol en buena parte de las producciones de cierto cine mexicano.

Una de sus actuaciones más representativas es su actuación en Escándalo de estrellas (1944), comedia caricaturesca, caótica y dislocada, en la que se realizan sangrientas parodias del mundo de Hollywood cuyas estrellas, entre otras la célebre actriz Verónica Lake, sirven de blanco para las burlas de los guionistas, tal vez en una suerte de inconsciente venganza por el tratamiento que La Meca del cine reservó, tantas y tantas veces, a los actores mexicanos.

La biografía de Pedro Infante puede resumirse a partir de entonces en una serie ininterrumpida de películas ya como protagonista absoluto, que fueron creadas para el único lucimiento personal de Pedro Infante y puestas al servicio de sus dotes musicales. Vale la pena mencionar, aunque sea tan sólo a título indicativo, Cuando lloran los valientes (1945), cuyo título parece un resumen de su personaje arquetípico; Soy charro de Rancho Grande y Nosotros los pobres, ambas estrenadas en 1947, y en las que Infante renueva su interpretación del emblemático personaje mexicano; Los tres huastecos y Ustedes los ricos, ambas de 1948; El gavilán pollero (1950).

En 1951,interpretó A toda máquina, Ahí viene Martín Corona y El enamorado, a las que siguieron, en 1952, Dos tipos de cuidado y Pepe el Toro; dos películas más: Escuela de vagabundos y El mil amores, en 1954; El inocente, en 1955, y Tizoc y Escuela de rateros, en 1956. Aquel mismo año, obtuvo el Premio Ariel a la mejor actuación masculina por el drama La vida no vale nada. Se casó con la también actriz Irma Dorante, quien era 18 años menor que él. Lastimosamente, la mañana del 15 de abril de 1957, debido a su amor por el vuelo, Infante quien piloteaba un Consolidated B-24 Liberator, matrícula XA KUN de la empresa Tamsa, el cual fue un bombardero en la segunda guerra mundial, se desplomó entre las 7:30 y las 8:00 horas en Merida, Yucatán. Tenía 39 años, se encontraba en el apogeo de su carrera, se crearon muchos mitos y cuentos, los cuales mencionaban que aún estaba vivo, nada más lejos de la realidad. Tras su muerte, fue distinguida su participación en Tizoc con el Oso de Plata del Festival de Berlín (1957) y el Globo de Oro de Hollywood (1958). Han pasado 59 años desde su trágica muerte; sin embargo, el no ha muerto, su recuerdo sigue vivo y durará por la eternidad.

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