Desde madres solteras, personas con discapacidad, niños, ancianos, jóvenes sin trabajo, entre otros se alimentan en las más de 600 ollas comunales organizadas en el distrito El Porvenir, en la provincia de Trujillo, región de La Libertad, durante estos cien días de cuarentena.
A lo largo del estado de emergencia para evitar la propagación de la COVID-19, ha sido el único sustento de miles de personas de escasos recursos económicos, que, sin dinero ni trabajo, no tienen recursos para llevar un pan a su mesa.
En el distrito zapatero; que abarca sectores como Víctor Raúl, Túpac Amaru, Kumamoto, Alan García, Gran Chimú, Río Seco, El Mirador, La Unión y el gran centro poblado Alto Trujillo, con sus siete barrios; se han formado 618 comités de apoyo, donde cada uno organiza una olla común, según dirigentes de la zona y autoridades.
En El Porvenir, las ollas comunes han recibido el apoyo de personas solidarias, autoridades y empresas privadas con productos de primera necesidad para la elaboración de los platillos.
La crisis económica reveló casos sociales extremos en este distrito, que tiene a gran parte de las poblaciones de pobreza en zonas altas que colindan con el Cerro Bolongo y Cerro Cabras, arenales donde también funcionan canteras informales.
Pobladores rezando para pedir ayuda era parte del panorama que a diario se podía observar en Trujillo.
«Dios apiádate de mí, solo te pido un pan para llevar al estómago, por favor nuestros niños lloran, no tienen para comer, ayúdanos con lo que sea su voluntad», rezaban en el barrio 3B del Centro Poblado Alto Trujillo.
Los ranchitos improvisados con costales y plásticos servían para poner las ollas de gran tamaño, que debían alimentar a decenas de familias.
Sin embargo, en los últimos días, estas ollas comunes se redujeron a más mitad por la falta de apoyo, afectando a los más necesitados.