Endeudado hasta el cuello y privado de actuaciones desde hace meses a causa del coronavirus, el Cirque du Soleil está al borde del abismo y una intensa batalla se gesta entre bastidores para salvar a esta emblemática compañía canadiense.
Para evitar la bancarrota del grupo que fundó en Quebec en 1984 y luego vendió en 2015, el magnate Guy Laliberté insinuó que era capaz de meter otra vez la mano en su bolsillo.
«Esta recuperación tendrá que hacerse nuevamente al precio correcto. Y no a cualquier precio«, advirtió el excircense de 60 años, decidido a no ver a su «bebé» vendido a grupos privados. El multimillonario decidió embarcarse en el proceso de rescate «rodeado de un súper equipo», sin más detalles.
De la noche a la mañana, en marzo el Cirque du Soleil tuvo que cancelar 44 producciones en todo el mundo, desde Las Vegas hasta Tel Aviv. Y envió al paro a 4.679 acróbatas y técnicos, el 95% de sus empleados.
Ante el hundimiento de los ingresos y amenazado con la quiebra, se encargó a un banco canadiense que evaluara sus opciones, incluida su venta. Mientras tanto, sus accionistas aprobaron entregar un financiamiento de US$ 50 millones para sus «necesidades de liquidez a corto plazo».
DEUDAS
Guy Laliberté cedió el control del circo por US$ 1.000 millones en 2015. La compañía pasó a manos del fondo privado estadounidense TPG Capital, que hoy posee el 55% del capital, mientras un 25% lo ostenta el fondo chino Fosun, y el 20% restante, la público-privada Caja de Seguros y Pensiones de Quebec (CDPQ, sus siglas en francés).
Desde 2015, el Cirque du Soleil se embarcó en costosas adquisiciones y renovaciones de salas de espectáculos permanentes al tiempo que, de acuerdo con los críticos de la prensa de Quebec, su característico espíritu creativo iba en declive. Las gestiones desacertadas se han ido acumulando bajo sus carpas, llevando la deuda a más de US$ 1.000 millones.
¿EL GOBIERNO CANADIENSE AL RESCATE?
Temiendo que el circo «se venda a otros intereses extranjeros», el gobierno de Quebec ofreció un préstamo condicional de US$ 200 millones al circo para relanzar sus actividades. Pero este «acuerdo de principio» está supeditado a que la sede permanezca en Montreal y que la provincia pueda recomprar las participaciones estadounidense y china en el momento oportuno, «a valor de mercado».
«El estado no quiere operar el circo, pero el circo es demasiado importante para que Quebec lo deje a extranjeros«, añadió. Además de Laliberté, hay otro compradores locales interesados.
Varios desafíos le esperan hasta que se levanten las restricciones en la reunión de personas. Como un pequeño consuelo, el Cirque du Soleil reanudó sus actuaciones la semana pasada en Hangzhou, China, cinco meses después de su cierre en esta ciudad, a unos 700 km al este de Wuhan, donde el virus se identificó por primera vez a fines de 2019. (AFP)