Washington. [AFP]. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio este sábado, con motivo del Día de la Independencia, un discurso con aires de mitin de campaña en un país dividido y convulsionado por el repunte del COVID-19 y las manifestaciones contra el racismo.
“Estamos venciendo a la izquierda radical, los marxistas, los anarquistas, los agitadores y los saqueadores”, dijo el presidente republicano durante una ceremonia en los jardines de la Casa Blanca.
Lejos del tono habitualmente conciliador de las alocuciones presidenciales del 4 de julio, el mandatario republicano atacó también a los medios de comunicación “que acusan a todos sus opositores de ser racistas”.
“Cuanto más mientan, cuanto más calumnien (…) más trabajaremos para decir la verdad, y venceremos”, declaró, a cuatro meses de las elecciones presidenciales.
El inquilino de la Casa Blanca volvió a apuntar a China, donde surgió el coronavirus, como responsable de la pandemia e insistió en que deberá «rendir cuentas».
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Fiel al mensaje que defiende desde hace días, Trump le quitó hierro una vez más al espectacular repunte de casos de COVID-19 en Estados Unidos.
“Hemos logrado muchos avances. Nuestra estrategia funciona”, dijo, reiterando su convencimiento de que un tratamiento o una vacuna contra la covid-19 estarán probablemente disponibles “mucho antes de finales de año”.
Un 4 de julio distinto
El día de la fiesta nacional estadounidense se vio empañado por el coronavirus. La pandemia provocó el cierre de playas populares, normalmente abarrotadas el fin de semana del 4 de julio, en los extremos del país, ya que California y Florida sufren alarmantes oleadas de casos de virus.
En todo el país, los desfiles han sido cancelados, las bulliciosas barbacoas en los jardines de las casas se redujeron y las reuniones familiares se han pospuesto en medio de la preocupación por los viajes en avión y por la propagación del virus.
Algunos eventos se realizan de forma virtual, mientras estados y ciudades se enfrentan a un nuevo aumento del coronavirus y aplican una mezcla de amonestaciones y prohibiciones.
Miami Beach, por ejemplo, ha impuesto un toque de queda para el fin de semana y declarado obligatorio el uso de mascarillas en público. Florida reportó el sábado un nuevo récord de contagios: 11.458 casos en las últimas 24 horas.
El número de muertes por el coronavirus en Estados Unidos se acerca rápidamente a 130.000, aproximadamente un cuarto del total mundial.
“Racismo sistémico”
A pesar de la epidemia, el National Mall, la inmensa explanada que agrupa museos y monumentos oficiales, y sus alrededores permanecieron abiertos y accesibles al público para un fuego de artificio anunciado como «monumental».
Tras el duro discurso de Trump, hubo un desfile aéreo de aviones de la Segunda Guerra Mundial y un espectáculo de la patrulla de los Blue Angels, el escuadrón de demostración de vuelo de la Armada.
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Las festividades del Día de la Independencia, que recuerda cuando 13 colonias británicas proclamaron en 1776 su separación de la corona británica y fundaron los Estados Unidos de América, se celebran este año en un ambiente menos alegre.
El país vive un histórico movimiento de protestas contra el racismo desde la muerte del afroestadounidense George Floyd a manos de un policía blanco, a finales de mayo.
En todo Estados Unidos se convocaron manifestaciones a favor de la justicia y la igualdad racial y contra el gobierno de Trump.
En Washington, unos 20 colectivos llamaron a manifestarse ante el monumento en memoria de Abraham Lincoln, ante el que Martin Luther King pronunció su discurso “I have a dream”, en 1963.
“Queremos que el mundo sepa, y no sólo Estados Unidos, que no valemos menos que los demás”, dijo Katima McMillan, una afroestadounidense de 24 años.
“Nuestro país fue fundado sobre una idea, la de que nacemos todos iguales. Nunca hemos estado a la altura de esa idea”, declaró este sábado Joe Biden, candidato demócrata a las presidenciales de noviembre.
El exvicepresidente de Barack Obama pidió unidad para superar “más de 200 años de racismo sistémico”.