Cuando hablamos de temas cuánticos casi siempre nos referimos a investigaciones científicas. Sin embargo, en el sector bancario ya afirman utilizar esta tecnología.
Todo lo que rodea la investigación científica sobre temas cuánticos parece estar cubierto de un halo de incomprensión. Sin poder explicar bien a qué hace referencia en muchas ocasiones, sí existen una serie de aspectos que todo el mundo parece saber, como que la computación cuántica alcanzará una potencia que ridiculizará la de nuestros ordenadores actuales.
En BBVA están invirtiendo en supercomputación cuántica para optimizar sus servicios financieros. El objetivo principal es mejorar las carteras, adelantar precios futuros y, en definitiva, lo que se ha definido como obtener una «ventaja cuántica» respecto al mercado.
Para trabajar en este modelo de computación y lograr llevar a buen puerto las investigaciones han entablado una relación de cooperación con el CSIC y otras empresas como Accenture y Fujitsu. Esperan que en cinco años máximo empiecen a disfrutar de esta ventaja respecto a la competencia y el mercado.
Carlos Kuchkovsky, responsable global de Investigación y Patentes en BBVA, afirma que «La computación cuántica nos da unas capacidades de cálculo hasta ahora imposibles para resolver problemas de una manera más rápida, más eficiente o que hasta ahora eran intratables con un potencial de coste energético menor», recoge Cinco Días.
Desde hace dos años que trabajan en desarrollar algoritmos cuánticos y llevar al campo de lo concreto estas investigaciones que en ocasiones pueden resultar muy abstractas. Porque más allá de los avances, la gran pregunta es qué se puede responder con este tipo de computación
De momento, han podido comprobar que los cálculos donde ya obtienen una mejora respecto a los sistemas convencionales son los que tienen una vasta cantidad de variables o gran número de datos. Aunque esto también puede abrir muchas preguntas sobre si podrá esta tecnología desvirtuar un mercado que en ocasiones es más que polémico o afectar a la competencia que desconfíe de quien use este tipo de sistemas de computación.