Mantas isotérmicas
Puede que no estés muy familiarizado con las mantas isotérmicas, pero sin duda las habrás visto alguna vez, incluso si no las has usado tú mismo. Las mantas isotérmicas, conocidas también como mantas de emergencia o de supervivencia, se usan para mantener estable la temperatura corporal de una persona.
Para ser más concretos, son un tipo de mantas hechas de plástico y cubiertas de un material metálico reflectante, generalmente de color plateado por un lado y dorado por el otro. A simple vista casi puede parecer papel de aluminio.
Las usan sobre todo los servicios de emergencia. Si has visto alguna vez cómo el personal de una ambulancia atendía a alguien, es probable que les hayas visto poner una de estas mantas sobre la persona herida.
Y también aparecen con bastante frecuencia en películas y series de televisión, sobre todo cuando algún personaje pasa por un evento traumático, y los servicios de emergencia acaban involucrados.
Pero hay una razón por la que a estas mantas se las conoce en inglés como “space blankets” (además de otros nombres). Las mantas isotérmicas fueron creadas por la NASA en los años 60, y su objetivo no era el uso en personas.
El material del que están hechas estas mantas permite proteger componentes delicados de temperaturas excesivamente altas o excesivamente bajas. Muchos satélites están recubiertos de estas mantas. En esos casos, las mantas van fijadas a la estructura, en vez de estar simplemente por encima.
Además, cuando estas mantas isotérmicas se fabrican para formar parte de algún dispositivo que va a viajar al espacio, generalmente incluyen materiales que además de proteger de temperaturas extremas, protegen también de radiación ultravioleta.
Post-its
Todos conocemos los post-its y los hemos usado en algún momento. Son notas adhesivas de lo más prácticas, ya que se pegan a cualquier lugar, pero también se despegan fácilmente sin dejar marcas.
Esto se debe al tipo de pegamento que usan los post-its, un adhesivo efectivo pero extremadamente débil que hace que estas notas sean reutilizables y aptas para pegar en materiales delicados como el papel.
Pero irónicamente, se crearon de manera accidental, cuando su inventor trataba de lograr algo completamente diferente. El doctor Spencer Silver, científico en la empresa 3M, quería crear un adhesivo extremadamente fuerte, y acabó logrando justo lo contrario.
El adhesivo que creó era eficiente, pero como ya sabrás por haber usado post-its, era bastante débil. Sin querer tirar su descubrimiento a la basura, Silver trató de promocionarlo como un tipo de adhesivo más, sin demasiado éxito.
Pero a finales de los 70, otro empleado de 3M usó el adhesivo para pegar un marcapáginas a uno de sus libros, y viendo lo bien que funcionaba sin dañar el papel, decidió desarrollar las notas adhesivas que conocemos actualmente.
Listerine
Listerine no es solo una marca de enjuagues bucales, es uno de los principales responsables de que los enjuagues bucales sean un producto común en muchas casas de todo el mundo.
Pero originariamente, el Listerine se creó como algo completamente diferente, sin relación alguna con la salud bucodental. Aunque sí estaba destinado al campo de la salud, pero de una manera muy distinta.
A mediados del siglo XIX, la medicina estaba aprendiendo por primera vez sobre gérmenes, bacterias, virus e infecciones, gracias al trabajo de científicos como Louis Pasteur, que revelaron la relación entre estos organismos y la salud humana.
Esterilizar material o desinfectar heridas e incisiones no empezó a ser una práctica común hasta esa época. A medida que el mercado de los antisépticos crecía, empezaron a crearse productos de este tipo para uso en procedimientos quirúrgicos.
Y uno de ellos fue el Listerine. Era básicamente una fórmula basada en alcohol que incluía otros ingredientes como el mentol y el aceite de eucalipto. Su creador esperaba que se usase como germicida y antiséptico quirúrgico.
Pero a finales del siglo XIX, poco después de que se pusiera en venta por primera vez, algunas farmacias lo promocionaron como beneficioso para la higiene bucal. Y eventualmente acabó convirtiéndose en el producto de enjuague bucal que conocemos en la actualidad.
Cabe decir que eso no ha impedido que los dueños de la marca lo vendiesen como un producto con otros beneficios para la salud. Durante varias décadas, en la publicidad de Listerine se afirmaba que también servía como remedio para resfriados y dolor de garganta.