La realidad virtual nos permite adentrarnos en asombrosos universos digitales. Para ofrecer una experiencia completa, aparte de las gafas para poder visualizar el entorno, las plataformas también cuentan con mandos que transmiten la posición de las manos. No obstante, realizar un seguimiento preciso de los dedos no es una tarea fácil, y este tipo de dispositivo todavía tienen mucho margen de mejora.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell y la Universidad de Wisconsin-Madison ha creado una pulsera que puede rastrear con mucha precisión la posición de las manos y los dedos, para después transmitirla a los sistemas de realidad virtual.
El dispositivo se llama FingerTrak y, a diferencia de otras soluciones, como los guantes GloveOne o los guantes hápticos de Teslasuit, no utiliza sensores para registrar el movimiento, sino cámaras térmicas.
Como puedes ver en las imágenes, a pesar de los cables y las cámaras la pulsera no es excesivamente aparatosa y permite realizar los movimientos con normalidad. Cuenta con cuatro pequeñas cámaras térmicas colocadas estratégicamente que toman múltiples imágenes de los contornos de la muñeca.
Después, una red neuronal profunda une las imágenes y, a partir de los contornos de la muñeca, es capaz de reconstruir en el mundo virtual la mano completa, incluidas las posiciones de las articulaciones de los 20 dedos.
«Este fue un descubrimiento importante de nuestro equipo: al observar los contornos de la muñeca, la tecnología podía reconstruir en 3D, con gran precisión, dónde están los dedos», explica Cheng Zhang de la Universidad de Cornell. «Es el primer sistema que reconstruye la postura completa de la mano en base a los contornos de la muñeca».
En el vídeo que te hemos dejado un poco más arriba puedes echar un vistazo a las pruebas de los investigadores. Demostraron que puede reproducir con precisión diferentes acciones, como abrir un libro, escribir con un bolígrafo, beber o escribir un mensaje en el móvil.
Aparte de su aplicación en la realidad virtual, el FingerTrak también se puede utilizar para transmitir los movimientos de la mano a un robot, para traducir el lenguaje de signos o para aplicaciones médicas.