Cada persona posee una visión única del mundo. Sin embargo, a la hora de percibir objetivamente la realidad decenas de sesgos cognitivos enturbian nuestro pensamiento crítico y la forma en la que procesamos los datos.
A la hora de interpretar información y darle un sentido objetivo a la realidad, los cerebros humanos están programados para cometer todo tipo de errores mentales que pueden afectar nuestra capacidad para hacer juicios racionales. La psicología cognitiva define los sesgos cognitivos como efectos psicológicos que producen una desviación en el procesamiento mental, conduciendo a una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí.
No hay una manera simple de sortear estos instintos humanos básicos, pero una cosa que podemos hacer es entender los errores específicos que cometemos y por qué.
Uno de los sesgos que podrás reconocer al instante es el declinismo, o el concepto que designa ese pensamiento de que «todo tiempo pasado fue mejor», esperando un futuro catastrófico alimentando por las malas noticias imperantes. Otro sesgo cognitivo es conocido como la hipótesis del mundo justo, que se suele dar en las personas que lo prefieren. Lógicamente es incómodo o violento pensar que el mundo es injusto, pero al comprender esto, pueden realizarse juicios más precisos sobre las personas y las situaciones.
Otro ejemplo es el sesgo de creencia, por el cual si una conclusión apoya tus creencias existentes, racionalizarás cualquier cosa que la apoye. En otras palabras, en lugar de mirar voluntariamente la información nueva, estamos preparados para defender nuestras propias ideas sin cuestionarlas realmente.
Por su parte, el efecto de encuadre es otro sesgo característico, que revela cómo el contexto y la entrega pueden tener un gran impacto en cómo se interpreta una historia. Debemos tener la humildad para reconocer que podemos ser manipulados y trabajar para limitar el efecto que tiene el encuadre en nuestro pensamiento crítico.
Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.