El primer ministro libanés, Hassan Diab, anunció la renuncia de su gobierno este lunes, tras las partida de varios ministros y las protestas sucesivas por la devastadora explosión ocurrida hace seis días en el puerto de Beirut.
El jefe del gobierno, que se presenta como independiente, culpó a la clase política tradicional de su fracaso, y arremetió contra la «corrupción» que llevó a este «terremoto que golpeó al país». «Hoy, anuncio la dimisión de este gobierno», dijo en un discurso televisado dirigido a los libaneses.
«La catástrofe que afectó a los libaneses en el corazón (..) ocurrió a causa de la corrupción endémica en la política, la administración y en el Estado», añadió.
«Descubrí que la corrupción institucional era más fuerte que el Estado», agregó Diab, profesor universitario que formó su gobierno en enero.
Cuando Diab iniciaba su discurso, se registraron choques en el centro de la ciudad en los alrededores del parlamento. Manifestantes lanzaban piedras contra las fuerzas de seguridad que replicaron con gases lacrimógenos. Esta renuncia no daría satisfacción al movimiento de protestas que pide la salida de toda la clase política acusada de corrupción e incompetencia.
Casi una semana después de la explosión, las autoridades libanesas acusadas de corrupción e incompetencia por la ciudadanía aún no respondían con claridad a la pregunta que se hace todo el mundo: ¿por qué una enorme cantidad de nitrato de amonio se encontraba almacenada en el puerto de la capital libanesa?
Lo que provocó la catástrofe fue un incendio en un depósito donde estaban almacenadas 2 750 toneladas de nitrato de amonio desde hace seis años sin «medidas de precaución», según reconoció el primer ministro Hassan Diab.
El Ministerio de Salud elevó este lunes a 165 los fallecidos y señaló que ya hay «menos de veinte» desaparecidos, aunque sigue la búsqueda de cuerpos bajo los escombros tras la catástrofe, que causó además más de 6.000 heridos.