Si bien es cierto que el papel está quedando relegado al pasado gracias a los formatos digitales, en ocasiones todavía necesitamos imprimir algunos documentos, como notificaciones oficiales, comprobantes, billetes de transporte, trabajos de clase o fotografías… Y puede que a más cómodo o rentable imprimir en casa.
Por este motivo, hay muchos usuarios que quieren tener una impresora doméstica en casa, ya que de esta forma no tienen que ir a una copistería u otro establecimiento especializado en impresión. Si tú eres uno de ellos, a la hora de comprar una impresora hay que tener en cuenta muchas cosas, más allá de aspectos obvios como la calidad de impresión o el tipo de impresora.
Como ocurre en otros mercados, como el de las consolas, la inversión más importante no la llevas a cabo en el hardware, que te lo venden casi a precio de coste, e incluso por debajo. Y es que en la actualidad puedes comprar una impresora decente de marca por muy poco. Entonces, ¿dónde está el negocio? El fabricante no gana dinero con la impresora en sí, sino con la tinta. El mayor gasto de una impresora es la tinta, por eso debes tener en cuenta aspectos como el número de cartuchos que lleva, su coste, o el consumo.
Otras decisiones que hay que tomar es el tamaño del papel, la velocidad de impresión, si quieres una impresora multifunción, así como otro tipo de aspectos. Para ayudarte a elegir la mejor impresora para tus necesidades, vamos a echar un vistazo a todas estas cuestiones. ¡Empezamos!
El tipo de impresora
A la hora de comprar una impresora, lo más más práctico para elegir el modelo que más te conviene consiste en aplicar filtros partiendo de los conceptos más generales, hasta llegar a los más concretos. La primera decisión importante tiene que ver con el tipo de impresión: inyección de tinta o láser. Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes.
Inyección, láser… o LED
Las impresoras de inyección de tinta son baratas y ofrecen una buena calidad a la hora de imprimir documentos. También obtienes los mejores resultados con las fotos si la calibras bien y utilizas papel fotográfico. En este aspecto son superiores a las impresoras láser.
En cuanto a sus puntos débiles, el principal es que son más lentas que las impresoras láser. Además, también consumen más tinta, aunque al ser más económica, reponerla es más barato.
En los últimos años han comenzado a popularizarse las impresoras de tinta recargable, como la gama EcoTank de Epson. Canon y HP también dispone de modelos similares. Utilizan unas botellas de tinta que se usan para recargar unos tanques que hay en la propia impresora. En este vídeo puedes ver cómo funcionan:
Son bastante más caras que las impresoras estándar (a partir de 200 euros), pero a cambio la tinta dura mucho más y según los fabricantes reducen un 75% los costes de tinta… si imprimes mucho. Son interesantes en entornos de oficina o si tienes que imprimir muchas fotografías, que es lo que más tinta consume.
Las impresoras láser son algo más caras pero también imprimen mucho más rápido, y y tienen un ciclo de vida más largo. Consumen menos tinta (en realidad usan polvo) que las de inyección, pero el tóner de repuesto exige un mayor desembolso. Son las más adecuadas si tienes que imprimer muchos documentos, y necesitas rapidez. Curiosamente, también es una buena opción si imprimes muy poco, ya que al no usar tinta no se seca como en las impresoras de inyección.
Algunos modelo nuevos de impresora láser son impresoras LED.
Utilizan luces LED para cargar con electricidad el tambor donde se adhiere el polvo que se usa para imprimir. Son más compactas y silenciosas, y en teoría consumen menos energía, pero salvo que imprimas mucho no lo vas a notar en la factura de la luz.
Últimamente se han puesto de moda las impresoras para móviles:
Impresoras portátiles que usan papel fotográfico individual y se comunican con el smartphone a través de una app. Ofrecen fotos de calidad y no necesitan tinta (viene en el propio papel) pero son caras, y solo pueden sacar fotos de un tamaño.
Calidad de impresión
Independientemente del tipo de impresora que elijas (inyección o tinta), la calidad de la impresión se mide en ppp o dpi, es decir, puntos por pulgada. Cuanto mayor sea este valor, más definición y detalle mostrará la impresión. Por ejemplo, los modelos más básicos imprimen a 1200 ppp (resolución horizontal). Los más profesionales superan los 4.000 ppp. Ojo porque muchas marcas engordan este dato escudándose en los reescalados. Asegúrate de que es resolución real.
Por supuesto, en la calidad de impresión no influye solo la resolución. También otros aspectos como la fidelidad del color, gamas de negros y grises, etc. Consulta reviews de las impresoras que te interesen.
¿Blanco y negro o color?
También debes decidir si quieres una impresora a color, o en blanco y negro. Si solo vas a imprimir documentos de texto, o es una impresora casera para tareas sencillas como imprimir cartas, dibujos para los niños, proyectos escolares, etc, puede valer con una en blanco y negro. Hoy en día los precios se han igualado mucho, pero como siempre lo que hay que valorar es el precio de la tinta. Una impresora en color exige al menos tres cartuchos de color y otro negro.
Impresoras multifunción
La mayoría de las impresoras, salvo las más baratas, incluyen un escáner, con capacidad para fotocopiar (es decir, escanear e imprimir en una sola acción). Antes era un complemento imprescindible, por ejemplo para escanear documentos y convertirlos a PDF, y así enviarlos por Internet. Hoy en día esta función puede llevarla a cabo el smartphone. Existen apps que fotografían un documento y lo convierten a PDF, foto, etc. El escáner de la impresora suele ofrecer mejores resultados (por ejemplo a la hora de centrar el documento) y más resolución, pero hoy en día no es algo imprescindible como hace unos años.
Si la impresora que te interesa incluye escáner, echa un vistazo a su resolución, los más básicos suelen usar 1.200 ppp o ppi (puntos por pulgada), pero si buscas un buen escáner profesional tienes que subir al menos hasta los 4.800 ppp.
Ten en cuenta que las multifunción más baratas exigen introducir las hojas en el escáner, una a una, levantando la tapa. Las más avanzadas disponen de una bandeja automática que permite introducir varias hojas para fotocopiarlas de forma automática, sin que tengas que ir una a una. Algunas también usan un escáner dual que permite escanear las dos caras de una hoja al mismo tiempo.
Las impresoras que solo imprimen son más baratas y menos propensas a sufrir fallos, al tener menos componentes.
El dilema de la tinta
Como decíamos al principio, el principal gasto que tienes que asumir a la hora de comprar una impresora es la tinta, por lo que es muy importante que valores el coste de los recambios.
Como hemos comentado, en el caso de las impresoras de inyección de tinta a color, que usan cartuchos, la mayoría utilizan cuatro colores: magenta, amarillo, cian (azul) y negro (lo que se conoce como CMYB).
Algunas, enfocadas a la fotografía, añaden un color adicional o un negro con pigmentos para reflejar mejor la saturación o el brillo. Las hay que incluso usan de 6 a 12 cartuchos.
Algunos modelos de impresora más baratos suelen incluir un único cartucho de color que incluye tintas cian, magenta y amarillo:
El problema que tiene es que siempre hay un color que se gasta primero, y cuando ocurre tienes que cambiar el cartucho entero, aunque quede tinta del resto. Su principal ventaja es que el cabezal de impresión suele estar incorporado en el propio cartucho, así que la tinta está menos expuesta al aire, y no se seca con tanta frecuencia en el interior del cartucho si lo usas poco, como ocurre con los cartuchos individuales. Además si se estropea el cabezal basta con cambiar el cartucho.
Aunque este tipo de impresoras son más baratas a la larga desperdicias tinta, así que es recomendable comprar una impresora con cartuchos de color individuales.
Las impresoras láser siempre usan uno (negro) o cuatro tóners (negro, magenta, cian, y amarillo).
Las nuevas impresoras de tinta recargable usan botellitas de tinta con las que recargas los tanques. Aquí es más sencillo usar tinta original o de otras marcas:
Precios y variantes
Cuando tengas localizadas dos o tres impresoras que te interesan, acude a tiendas como Amazon o PC Componentes y comprueba cuánto cuesta un cartucho oficial. En sus especificaciones indican cuantas páginas imprime cada cartucho (en la práctica suele ser un número menor). En función de lo que tengas pensado imprimir, haz cálculos y comprueba lo que te gastarías con una u otra en un año.
Ten en cuenta que muchas marcas ofrecen descuentos al comprar packs de cartuchos. También disponen de versiones de alta capacidad o XL, que son más gruesos y contienen más tinta. Son más caros pero compensa si vas a imprimir mucho. Pero hay que tener cuidado porque si pasa mucho tiempo entre impresiones, la tinta puede secarte.
No vamos a obviar que existe todo un mercado secundario con tintas compatibles, más baratas, y cartuchos rellenables. En muchos casos las tintas son de mala calidad (duran menos, se borran antes, se secan, obstruyen los cabezales, o la calidad de impresión es peor) y hay fabricantes que las detecta y bloquea.
Otras características técnicas
¿WiFi, LAN, nube, Bluetooth o cable?
Todas las impresoras se pueden conectar por cable USB al ordenador, o con un cable de red LAN, pero hoy en día también imprimimos desde el móvil, la tablet y otros dispositivos inalámbricos. Casi todos los modelos nuevos aceptan conectarse por WiFi, WiFi Direct (conexión directa por WiFi entre dos dispositivos sin punto de acceso intermedio) y algunos también por Bluetooth.
La ventaja del WiFi es que tiene más alcance, así que la impresora puede estar más lejos. La dejas en un rincón de la casa u oficina, e imprimes desde cualquier lugar, incluso a distancia, a través de Internet. Si además la impresora es compatible con sistemas de impresión como Google Cloud Print o Apple AirPrint, o con iniciativas como ePrint (impresión a través del correo electrónico), podrás imprimir sin cables e incluso sin necesidad de instalar ninguna app específica en el móvil.
La conexión por Bluetooth ofrece un menor alcance qu el WiFi, pero a cambio es más sencillo enlazar con el móvil o la tablet, y no requiere conexión a Internet.
Los modelos más modernos permiten conectarse a servicios en la nube para imprimir documentos sin descargarlos. Algunas son compatibles con Dropbox, Google Drive y similares, pero también tienen servicios propios en la nube y ofrecen espacio gratuito a sus usuarios.
Lector de tarjetas y USB
Algunas impresoras incluyen un lector de tarjetas SD. Es una buena opción para leer directamente los documentos y las fotos de los smartphones, tablets, o la consola Nintendo Switch, por ejemplo.
También es frecuente que incluyan una entrada USB para conectar un dispositivo de almacenamiento externo: pendrive, discos duros, etc.
Mejor con pantalla y teclado
La mayoría de las impresoras modernas pueden funcionar sin la necesidad de un ordenador. Por eso tienen una pantalla que muestra el estado de la impresora, y permite seleccionar las principales funciones. A la hora de comprar una impresora, si vas a imprimir mucho fuera del PC te conviene comprar una impresora con pantalla y, preferiblemente, táctil y con teclado, para poder realizar pequeñas labores de edición o personalización de los documentos, antes de imprimir.
Procesador y memoria
Las impresoras actuales son pequeños ordenadores que pueden funciona sin un PC. Así que conviene fijarse en el procesador y la memoria que usan. Esto no va a influir en la calidad de la impresión, pero sí en aspectos como la velocidad para procesar órdenes, o la capacidad para instalar apps y realizar funciones avanzadas.
Es mucho más importante en las impresoras láser, que imprimen página a página (y por tanto primero tienen que generarla en memoria) que en las de inyección de tinta, que imprimen linea a línea y solo procesan pequeños bloques de datos.
Muchas impresoras no incluyen esta información en sus especificaciones, así que tendrás que buscar en webs o foros de impresoras para descubrirlos. Las más económicas suelen tener procesadores de uno o dos núcleos a 400 o 500 Mhz, y entre 64 y 128 MB de RAM. Cualquier dato superior a esos es un extra a considerar.
El software
Para una función básica de impresión no es importante, pero en entornos de oficina, o a nivel profesional, hay que examinar el software con atención.
Como hemos dicho una impresora moderna es como un miniordenador. Algunas incluso aceptan sus propias apps, que puedes descargar e instalar. Son capaces de conectarse a tus cuentas de redes sociales o de la nube, para imprimir directamente sin descargar contenido. Algunas también pueden enviar documentos (por ejemplo un escaneado) a un servidor FTP, o a un almacén de archivos en la nube.
Si imprimes muchos documentos privados, te interesa que incluya funciones de seguridad. Muchas requieren un PIN para poder acceder a los documentos, o imprimir.
Si la usan varias personas, comprueba que permite crear usuarios individuales, a los que podrás asignar un volumen de páginas diarias o mensuales, para que no abuse.
A vueltas con el papel
Al comprar una impresora no hay que dejar nada al azar, especialmente si tenemos poco espacio para colocar la impresora. Es importante comprobar por dónde carga el papel, y si permite o no almacenarlo en la impresora, para no tener que colocarlo cada vez que imprimimos.
Las impresoras más baratas suelen cargar el papel por la parte superior. Esto es un problema si vas a ponerla en una librería, por ejemplo. Las hay que cargan el papel por el frontal o por la parte trasera, compruébalo si la vas a colocar pegada a la pared, o al borde de una mesa. La mayoría tienen una capacidad de carga de entre 50 y 200 hojas.
También es interesante que la impresora imprima a dos caras, para ahorrar papel. Aunque es posible hacerlo con todas ellas, a través del software (tendrás que dar la vuelta manualmente a las hojas).
Si imprimes mucho, comprueba la velocidad de impresión de la impresora, medida en ppm (páginas por minuto) o en el tiempo que tarda en imprimir la primera página. Ten en cuenta que no tarda lo mismo una página en negro que otra a color. Las impresoras baratas suelen ser bastante lentas. De hecho este esta es la principal limitación de su precio, aún más que la calidad de impresión.
La mayoría de las impresoras solo permiten usar hojas de tamaño A4, pero algunas (más caras) también aceptan A3. Comprueba que la bandeja de carga está preparada para aceptar sobres y etiquetas.
Otros aspectos a considerar
Unos últimos detalles nos permitirán afinar al máximo la compra de una impresora.
Si tienes poco espacio, comprueba si el transformador es interno o externo. Algunas impresoras lo llevan fuera, en el cable de alimentación, y ocupa bastante.
Algunos modelos ofrecen función de fax. Casi no se utiliza, pero aún siguen siendo útil en la oficina.
Comprueba también si permite imprimir en monocromo cuando se agota el color. La mayoría lo permiten, pero no todas.
Las impresoras usan diferentes lenguajes de impresión, que suelen estar ligados a una marca. Casi todas las aplicaciones son compatibles con todos, a través del sistema operativo, así que no es un problema. Pero si usas software de creación propio, asegúrate de que es compatible con el lenguaje de tu impresora. Algunos de los más conocidos son PCL6/BR-Script3 o GDI.
Elegir una impresora no es una tarea sencilla, pero con esta guía tendrás un poco más fácil decidir lo que te conviene. ¡Buena compra!