El estudio del espacio lleva fascinando a la humanidad desde hace milenios. Ya en la antigüedad muchas culturas miraban al cielo con admiración, tratando de comprender de un modo u otro aquello que no estaba a su alcance.
Por suerte para nosotros, gracias a los telescopios y otros avances de la tecnología, lo tenemos más fácil que nunca para observar el universo con todo detalle. Ni siquiera los cuerpos celestes a miles de años luz de distancia están demasiado lejos para poder verlos con todo detalle.
Además, gracias a las misiones espaciales hemos podido avanzar más que nunca en todos los campos de la ciencia relacionados con el espacio. La industria aeroespacial ha permitido que el ser humano salga de la Tierra, y que podamos enviar sondas a los confines del sistema solar.
En los últimos años, gracias a una mayor inversión en investigación por parte de las agencias espaciales, se han producido muchos descubrimientos importantes, y hemos obtenido datos e imágenes impresionantes.
Y sobre todo en la última década hemos avanzado muchísimo. La colaboración de la comunidad científica internacional, sumada a la creación de nuevas tecnologías, está permitiendo que el ser humano llegue más lejos que nunca.
Gracias a ello, hemos podido demostrar teorías planteadas hace décadas, y observar fenómenos del universo que hasta ahora eran simples hipótesis, o elementos invisibles para nosotros.
Índice de contenidos
- Misión Juno
- Explorando cometas
- Primera imagen de un agujero negro
- Detección de ondas gravitatorias
- Observando Saturno con Cassini
- Más allá con las Voyager
- Oumuamua, visitante de un lugar lejano
- El viaje de New Horizons
- Red cósmica de gas, una conexión entre galaxias
- El primer exoplaneta confirmado como rocoso
Ha sido una década extremadamente importante para la astronomía, la astrofísica, y la exploración espacial. Probablemente haya marcado un antes y un después en estos cambios, y tenga efectos a largo plazo.
Y algunos de estos descubrimientos han tenido alcance global. Se han convertido en verdaderos hitos, en eventos que han asombrado incluso a los menos interesados en la ciencia.
Por si necesitas que te refresquen la memoria sobre algunos de esos descubrimientos, vamos a repasar diez de estos grandes hitos sobre el espacio que se han logrado en la última década.
Misión Juno
Las sondas han tenido un lugar muy destacado en el estudio del espacio durante la última década, y sin duda alguna Juno ha sido una de las más importantes. Forma parte de una misión de la NASA destinada a conocer mejor nuestro sistema solar.
La labor de Juno es estudiar Júpiter. Cuenta con numerosos instrumentos, como por ejemplo sensores de plasma y detectores de partículas, destinados a obtener datos sobre su atmósfera, gravedad, campo magnético y la distribución de su masa.
Rara vez tenemos oportunidad de observar Júpiter tan de cerca, ya que solo en los últimos años se han destinado sondas a ese planeta. Juno comenzó su viaje desde la Tierra en 2012, y lleva ya más de cuatro años estudiando ese planeta gigante.
Toda la información que ha obtenido es extremadamente valiosa. Aunque probablemente una de las cosas más impresionantes que nos ha dado la sonda Juno hasta ahora son las imágenes de Júpiter, con sus espectaculares nubes y tormentas repletas de colores.
Explorando cometas
El universo está repleto de cometas, y los científicos llevan tiempo muy interesados en ellos debido a la historia que pueden contar. Muchos de estos cuerpos celestes contienen información muy importante sobre la formación de nuestro sistema solar.
Además, también pueden enseñarnos mucho sobre la historia del universo, y posiblemente sobre el origen de la vida. Pero dado que los cometas suelen desplazarse grandes distancias a toda velocidad, no es fácil estudiarlos de cerca.
Por ello, en los últimos años se han enviado varias sondas al espacio para interceptar cometas. Estas sondas no solo han realizado observaciones a distancia, sino que incluso han aterrizado sobre ellos y han obtenido muestras con la intención de traerlas de vuelta a la Tierra para su análisis.
Hay numerosos ejemplos de ello, como la sonda Rosetta (creada por la ESA) y las sondas Hayabusa (de la agencia japonesa JAXA). Todas han servido para analizar diferentes asteroides con más profundidad que nunca.
Y el análisis de las muestras que han traído de vuelta algunas de estas sondas está dando resultados muy prometedores. Por ejemplo, las muestras de una de las Hayabusa parece probar que gran parte del agua de nuestros océanos procede de cometas y asteroides que chocaron con la Tierra hace millones de años.
Primera imagen de un agujero negro
En ocasiones el universo esconde sus mayores creaciones a plena vista, y nos lo pone bastante difícil para poder echarles un simple vistazo. Y esto es especialmente cierto con los agujeros negros.
Usualmente solo podemos observar los haces de energía y la distorsión gravitatoria que crean en su entorno. Y ni siquiera podemos hacer esto con facilidad, ya que a menudo la energía resulta casi cegadora hasta para los telescopios más potentes.
Pero gracias al trabajo de decenas de científicos y numerosos radiotelescopios instalados por todo el mundo, el año pasado vimos por primera vez en la historia la imagen de un agujero negro.
Aunque los agujeros negros llevan décadas siendo estudiados, es la primera prueba visual de su existencia que obtenemos. Y aunque no sea una imagen extremadamente nítida, es un avance increíble para la astronomía y la astrofísica.
Gracias a ello, se ha demostrado con total certeza que los agujeros negros no son un fenómeno teórico, sino un fenómeno muy real e increíblemente influyente en nuestro universo.
Detección de ondas gravitatorias
Hay muchos ámbitos diferentes involucrados en el estudio del espacio, y sin duda alguna la física tiene un lugar muy importante. Por ello, no es ninguna sorpresa que algunos de los hitos más importantes sobre el espacio estén relacionados con este campo de la ciencia.
Uno de los grandes descubrimientos sobre el universo en los últimos años ha sido la detección de ondas gravitacionales, unas ondas en el tejido del espacio-tiempo creadas por fenómenos extremadamente violentos.
Algunos de los eventos que pueden causar estas ondas gravitacionales son los choques de agujeros negros o de estrellas de neutrones. Pero cuando nos alcanzan, la distorsión que crean es tan mínima que resultan muy difíciles de detectar.
Las ondas gravitacionales son más relevantes de lo que podrían parecer. Son un testimonio de los eventos que ocurren en el universo, y nos dan información importante incluso de aquello que no podemos observar.
Observando Saturno con Cassini
La misión Cassini-Huygens es una muestra de lo mucho que se puede conseguir cuando diferentes países y agencias espaciales se ponen de acuerdo para sacar adelante un proyecto.
Esta misión, desarrollada principalmente por la ESA y la NASA, tenía como objetivo observar uno de los planetas de la zona exterior de nuestro sistema solar, Saturno, así como los satélites que lo orbitan.
Y aunque estaba previsto que las operaciones solo durasen un par de años, Cassini-Huygens desafió todas las expectativas. La nave se lanzó en los años 90, llegó a Saturno en 2004, y estuvo operativa recolectando datos hasta 2017.
La nave incluía una sonda y un rover. La sonda estuvo orbitando en torno a Saturno y sus lunas durante toda la última década, mientras que el rover descendió a la superficie de Titán, el mayor satélite de Saturno.
Esta misión supuso la primera investigación a fondo del planeta anillado, así como el primer aterrizaje de un objeto creado por humanos en un cuerpo celeste de la zona exterior del sistema solar. Y permitió descubrir, entre otras cosas, géiseres de agua en Encelado, una de las lunas de Saturno.
Más allá con las Voyager
Aunque tenemos potentes telescopios que son capaces de observar lugares muy lejanos, nunca hemos logrado enviar ninguna sonda ni nave de ningún tipo fuera de nuestro sistema solar.
Pero con las sondas Voyager es muy probable que consigamos romper esa barrera. De hecho, en la última década ambas han conseguido salir de la heliosfera, una burbuja protectora creada por plasma solar.
Es la primera vez que algo creado por el ser humano logra llegar tan lejos, y ayuda a aportar información bastante interesante sobre la región a la que han entrado, llamada espacio interestelar.
Hasta ese momento no habíamos tenido herramientas que pudieran estudiar el espacio interestelar de forma directa, por lo que se trata de territorio totalmente desconocido para nosotros.
Además de la relevancia de los datos que obtienen en su viaje, las Voyager son un contenedor de información sobre la humanidad. Ambas están cargadas de imágenes sonidos y mensajes procedentes de la Tierra, y tienen placas que señalan la localización de nuestro sistema solar en la Vía Láctea.
Oumuamua, visitante de un lugar lejano
Al igual que no hemos podido salir nunca del sistema solar, tampoco es para nada habitual que recibamos visitantes procedentes de otras estrellas. Pero en el año 2017 varios telescopios detectaron un objeto interestelar bastante extraño.
Se le dio el nombre de Oumuamua, y se trataba del primer objeto interestelar del que teníamos constancia. Debido a la velocidad a la que iba y a la órbita hiperbólica que realizó en torno al Sol, los científicos se dieron cuenta rápidamente de que este viajero venía de más allá del sistema solar.
Oumuamua es un viajero bastante particular. Se trata de un objeto rocoso de forma alargada, y sus características no permiten clasificarlo ni como un cometa ni como un asteroide.
No sabemos de qué sistema procede, aunque los cálculos apuntan a que procede de la constelación de Lyra. Y aunque su extraña forma hizo que algunos pensasen que se trataba de una nave extraterrestre, los científicos del SETI comprobaron que no emitía señal alguna.
Visitantes como Oumuamua no son nada comunes, y con su estudio es posible aprender sobre la formación y el entorno de otros sistemas solares. Ahora que sabemos que este tipo de objetos pueden pasar cerca de nosotros, la comunidad científica está más atenta que nunca, a la espera de detectar algo similar.
El viaje de New Horizons
Desde luego, las sondas interplanetarias han sido las grandes protagonistas de la última década. Nos han permitido explorar el sistema solar con más detalle que nunca, y nos han dado imágenes verdaderamente memorables.
New Horizons ha sido otra de las que ha obtenido resultados muy importantes a lo largo de su misión. Esta sonda tenía como objetivo los planetas y planetoides más exteriores del sistema solar, además de cualquier otro cuerpo celeste que encontrase por el camino.
No obstante, se ha enfocado esa misión principalmente en estudiar Plutón y otros cuerpos del cinturón de Kuiper. Gracias a los diversos instrumentos de los que dispone la sonda, hemos podido recopilar datos sobre la actividad geológica reciente de Plutón.
Además New Horizons ha enviado imágenes muy detalladas de este planeta enano, permitiéndonos verlo con más detalle que nunca y apreciar la diversidad del terreno en su superficie.
Red cósmica de gas, una conexión entre galaxias
La última década ha sido un periodo importante para la astrofísica y la astronomía. Los avances en tecnología han permitido demostrar hasta qué punto eran certeras muchas de las hipótesis planteadas hace décadas, o incluso siglos.
Gracias al desarrollo de nuevas técnicas y al ingenio de los científicos, en 2014 se consiguió obtener pruebas de que una de estas teorías era completamente real: las galaxias están conectadas por una red cósmica de gas.
La estructura pudo fotografiarse usando el haz de radiación que emite un cuásar. Esa radiación actúa prácticamente como una linterna, iluminando la red cósmica y haciéndola visible para ciertos instrumentos.
De acuerdo a los datos actuales, la red cósmica contiene gran parte del material del universo, y está formada principalmente por hidrógeno sobrante de la formación de otras estructuras en el universo.
Da forma al universo, y además parece distribuirse del mismo modo que lo haría la escurridiza materia oscura. Por ello, es probable que estudiar estas conexiones entre galaxias permitan acercarnos más a la detección de materia oscura.
El primer exoplaneta confirmado como rocoso
Estudiar exoplanetas es extremadamente complejo. Todo lo que podemos hacer para analizarlos es observar otros sistemas solares a través de telescopios, hasta que uno de esos planetas pasa por delante de su estrella y nos deja ver su silueta.
Pero al ser objetos tan lejanos y sin luz propia, no es sencillo determinar sus características concretas ni su composición. De por sí detectarlos es todo un logro, y a principios de la década apenas se habían descubierto unos 500 exoplanetas.
En el año 2011, gracias al uso del telescopio espacial Kepler, se pudo determinar por primera vez que uno de los exoplanetas registrado era de tipo rocoso. Fue denominado como Kepler-10b, y tiene un tamaño bastante similar al de la Tierra.
Desde aquel año se ha vuelto más sencillo determinar si un planeta es rocoso como la Tierra o gaseoso como Júpiter. Pero en aquel momento fue un gran logro, y marcó el inicio de una nueva era en el estudio de exoplanetas.