Aunque Europa no se asocia con condiciones climáticas extremas, las olas de calor son los desastres climáticos más mortíferos del continente. Desde 2000, alrededor de 140.000 personas han muerto en Europa debido a temperaturas excesivamente altas, según el Programa de Medio Ambiente de la ONU.
Las noches tropicales y las olas de calor son cada vez un fenómeno más frecuente en el templado continente europeo, donde causan estragos. Las zonas más perjudicadas son las ciudades, debido al fenómeno isla de calor, los índices más elevados de contaminación, la menor presencia de vegetación o las superficies duras como el asfalto.
Tal y como te contaron en TICbeat, el año pasado fue el año más cálido registrado en Europa, mientras que 11 de los 12 años más cálidos del continente han ocurrido desde 2000, según el Informe sobre el estado del clima europeo de Copernicus. Ante la probabilidad de olas de calor más fuertes y frecuentes, muchas de las ciudades europeas están buscando medidas como el uso de árboles y la concesión de mayores espacios a zonas verdes.
La sombra de los árboles ayuda a aliviar parte de la absorción de calor por las carreteras y las áreas pavimentadas, mientras que los árboles liberan pequeñas cantidades de vapor de agua de sus hojas, lo que ayuda a enfriar el aire que los rodea. En cantidad, Barcelona tiene alrededor de 1,4 millones de árboles, más que cualquier otra ciudad europea.
Por su parte, la ciudad italiana de Milán tiene el objetivo de plantar tres millones de árboles nuevos para 2030, como parte de su iniciativa ForestaMi. Espera que al hacerlo se reduzca el «efecto isla de calor» de las zonas urbanas. Y en Alemania, Frankfurt se encuentra diseñando «salas de estar verdes» para proporcionar más sombra urbana.
En 2017, había 1,5 millones de metros cuadrados de techos verdes en el área del Gran Londres, jardines que coronan gran parte de las partes superiores de los edificios del nublado epicentro británico. En París, cualquiera puede solicitar un permiso para comenzar a plantar jardines en áreas pavimentadas y terrenos públicos, según la BBC, para aumentar la huella ecológica de la ciudad. La capital francesa también acogerá el huerto urbano más grande del mundo, con 14.000 metros cuadrados.
Viena, está creando una red de «cool straßen» -calles frescas- sin coches por segundo verano consecutivo. Además de prohibir los automóviles, los vecindarios cool straßen ofrecerán áreas para sentarse al aire libre y aerosoles de niebla refrescante que dispensan finas nubes de vapor que pueden reducir la temperatura ambiente en varios grados.
En Niza, en la Costa Azul francesa, el agua juega un papel clave para mantener a la gente fresca debido a la elevada presencia de fuentes, lagos y ríos, además de las zonas marinas. Pero ahora también se utilizan sistemas de humectación de pavimentos. Operando como un sistema de rociado, pero también como una serie de losas de pavimento porosas que absorben el agua de su parte inferior, su principal finalidad es reducir de forma considerable el calor de la ciudad.
Como novedad tecnológica, en París ya usan una aplicación para ayudar a las personas a encontrar un lugar en la sombra, que recopila datos meteorológicos para identificar posibles episodios de calor extremo en algunas de las ciudades clave de Europa. Esta ofrece una lista útil de lugares a los que puede ir para refrescarse, incluidas orillas de ríos, parques y sitios culturales como museos. La misma aplicación está disponible en Atenas, Rotterdam, Milán y Mallorca.
Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.