En ocasiones… huelo cosas que no están ahí. No es la segunda parte de El sexto sentido sino un trastorno médico registrado que se ha dado en llamar fantosmia, la alucinación de un aroma que no existe en realidad.
Si en alguna ocasión has olido olores que el resto de personas que estaban a tu lado no pudieron detectar es más que probable que hayas experimentado fantosmia, el término clínico que alude a las alucinaciones olfativas.
Los olores de fantosmia suelen ser fétidos: es común en ellas olfatear invisibles heces o aguas residuales, así como humo o productos químicos, olores en definitiva nada agradables. En muchas ocasiones los episodios son desatados por un ruido fuerte o un cambio en el flujo de aire que ingresa a sus fosas nasales, y muchas personas tienen una premonición previa de que va a suceder. La primera vez que acontece, el olor fantasma puede persistir durante unos minutos y los episodios pueden repetirse diaria, semanal o mensualmente hasta por un año.
Dado que nuestro sentido del olfato domina el sabor de los alimentos en la boca, cualquier alimento consumido durante un episodio fantasmático estará contaminado con las propiedades del olor fantasma, con lo que si el problema persiste o se replica en el tiempo la calidad de vida puede verse seriamente afectada, incluso llegando a inducir pensamientos suicidas en los casos más extremos.
Tal y como explican desde la clínica Mayo, para hurgar en el origen de la fantosmia esta puede surgir tras una lesión en la cabeza o una infección de las vías respiratorias superiores. También puede ser provocada por convulsiones en el lóbulo temporal, inflamación de los senos paranasales, tumores cerebrales y Parkinson. Ante su aparición lo recomendable es consultar a un médico.
Una afección relacionada se trata de la parosmia: en este caso se percibe de forma distorsionada un olor que sí está presente en el ambiente. La parosmia puede producirse cuando el sistema olfativo está dañado tras una infección respiratoria grave. Un ejemplo de parosmia sería percibir el aroma de una rosa como el de una especia como la canela.
Tanto la fantosmia como la parosmia se conocen como «trastornos olfativos cualitativos» porque es la calidad percibida del olor lo que ha cambiado. Por el contrario, los trastornos cuantitativos son aquellos en los que la intensidad del olor ha cambiado e incluyen afecciones como anosmia -la pérdida del sentido del olfato propia del coronavirus- e hiperosmia -aumento del olfato a niveles anormales-.
¿A qué edades se suele sufrir la fantosmia?
Desde The Conversation recogen que la primera experiencia de fantosmia suele ocurrir entre los 15 y los 30 años de edad y afecta por norma general a más mujeres que hombres. Se ha encontrado en varias poblaciones de pacientes diferentes, incluidos aquellos con depresión, migraña, epilepsia y esquizofrenia. Las tasas de fantosmia varían ampliamente de 0.8 a 25%, siendo mucho más altas para aquellas personas con afecciones olfativas existentes.
Los investigadores creen que este fenómeno se origina en áreas centrales del cerebro, incluyendo tanto las que controlan las emociones como las áreas periféricas más relacionadas con la función del olfato. Algunas personas la alivian con gotas de solución salina y medicamentos para afecciones neurológicas, como los antidepresivos y los antiepilépticos. En general se resuelve sin necesidad de tratamiento alguno.
Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.