¿Quién no ha escuchado la necesidad de cambiar de champú de vez en cuando porque el cabello se inmuniza o se acostumbra al que llevamos usando bastante tiempo? Escarbamos en la verdad sobre este mito.
Si debemos o no cambiar de champú con regularidad es un dato bastante desconocido por la población en general, confundida por bulos y mitos populares. La sabiduría convencional nos ha dicho siempre que nuestras melenas se acostumbran o se tornan inmunes a los efectos de la fórmula de un champú que llevamos usando durante muchos meses, predisponiéndolo a la caspa, limpiándolo peor o engrasándolo antes. Incluso muchas lo personas lo perciben más opaco y ralo, menos brillante y suave.
Debes saber que los cambios en al apariencia de tu cabello no siempre guardan relación con tu champú. Los cambios bruscos de temperatura, las distintas condiciones ambientales -humedad, calidez o aire seco-, la mayor sudoración, la práctica del ejercicio, la dureza del agua del lugar donde residas o posibles enfermedades como la anemia, la alopecia o problemas cutáneos pueden alterar tu pelo.
Por otro lado, en ocasiones es preciso cambiar de champú, pero la razón no es que tu cabello se inmunice frente al anterior, sino que no te enjuagas ni aclaras bien el producto, provocando que restos de champú, acondicionador o mascarilla se acumulen en tus mechones y en tu cuero cabelludo, provocando caspa grumosa, picor, molestias y suciedad,
Una de las principales soluciones ante este problema es utilizar un champú clarificante un par de veces al mes. Precisamente este producto se dirige a quitar la acumulación y restos que se van quedando a lo largo del tiempo en el pelo. Funcionan en todos los tipos de cabello y los expertos recomiendan aplicarlo cada dos semanas aproximadamente. Para enjuagarlo de forma más fácil, puedes diluirlo.
Para evitar que tu melena adopte esa apariencia deslucida también es aconsejable evitar los parabenos, sulfatos y siliconas en tus productos capilares, aplicar de vez en cuando mascarillas caseras limpiadoras -por ejemplo, a base de vinagre y limón- y no usar excesiva cantidad de champú en cada ducha, ya que dificultarás su correcto aclarado y además, implica un desperdicio medioambiental.
Si el problema reside en el agua dura del lugar donde vives -un concepto que mide la alta concentración de minerales disueltos como sales de calcio y magnesio- puedes optar por aplicar periódicamente un champú quelante, destinado a disolver y eliminar estos materiales de tu cabello. También es importante buscar un champú adaptado a tu tipo de cabello, ya sea graso o seco, rizado o liso. Si aciertas, te lo lavas correctamente y no te mudas, debería funcionar durante mucho tiempo.
Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.