Cuatro meses antes de las elecciones generales de 2016, Verónika Mendoza solo contaba con 2% de intención de voto. Tenía 35 años, había sido congresista por la región Cusco (2011-2016), y había tenido una militancia activa en el Partido Nacionalista Peruano. Su candidatura con el Frente Amplio, una coalición de organizaciones de izquierda, no parecía tener un techo muy alto. No mucho más que distinguirse del pelotón de ‘los otros’.
Pero faltando un mes, el Jurado Nacional de Elecciones excluyó de la contienda electoral a Julio Guzmán de Todos por el Perú y a César Acuña de Alianza para el Progreso por haber vulnerado la Ley de Partidos Políticos. De pronto un bolsón de electores quedó en el aire. Y fue Verónika Mendoza, la cusqueña de madre francesa, quien mejor los capitalizó.
Su candidatura a partir de entonces despegó. De tal manera que obtuvo el tercer lugar con 18.74% por detrás de Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski. Si bien no pasó a la segunda vuelta, su partido consiguió veinte escaños en el Congreso y ella, que instó a que votaran por PPK en el último tramo de la campaña, se erigió como una fuerza política a tomar en cuenta.
El 28 de septiembre de 2020, Mendoza, antropóloga y psicóloga, con un máster en Ciencias Sociales (Universidad Sorbona Nueva-París 3) y un máster en Educación (Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, España) se afilió a la agrupación Juntos por el Perú, sellando un acuerdo político con miras a las elecciones generales de 2021. Desde diciembre de 2017, Mendoza es presidenta de Nuevo Perú, un movimiento que, como los anteriores, se ubica en la izquierda del espectro político.
Para el politólogo Daniel Encinas, a diferencia de otros candidatos que se autodefinen como pragmáticos y que consideran que las ideologías son obsoletas, Verónika Mendoza ha apostado consistentemente por alejarse del centro y consolidar su progresismo. “Necesitamos una nueva composición que le dé poder a la gente, que ponga por delante el bien común”, declaró Mendoza hace unas semanas a RPP Noticias. “Es tiempo de refundar el país”, ha dicho en sus redes sociales, refiriéndose a una nueva Constitución Política. Propuestas por las que en los comicios anteriores fue descalificada por un gran sector de la población.
Por otro lado, Encinas, candidato a Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Northwestern de Estados Unidos, cree que el pasivo de Mendoza es carecer de cierta intuición política. “Es interesante que nunca quieran rechazar categóricamente a líderes como Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Fidel Castro. Además, tienen problemas para hacer un diagnóstico de la realidad peruana, porque a veces parece que todos los males del Perú empezaron en 1993 con la Constitución y el modelo económico cuando tenemos otros problemas de fondo que podrían conectarlos mejor con la ciudadanía”.
VIDA POLÍTICA
A lo largo de su vida política, Verónika Mendoza ha afrontado varias rupturas. Primero con el Partido Nacionalista Peruano, donde fue coordinadora de Comités de Apoyo Internacional en 2007, secretaria de Prensa de Juventudes en 2009 y vocera de la Comisión de la Mujer en el 2010. Renunció en el 2012 antes de cumplirse el primer año de gobierno de Ollanta Humala.
Más adelante, su alianza con Marco Arana en el Frente Amplio no duró mucho. En julio de 2017, los veinte congresistas del Frente Amplio se partieron en dos grupos parlamentarios: diez continuaron bajo esa denominación y los otros diez bajo el movimiento Nuevo Perú. El fraccionamiento de la izquierda continuó en el 2019, cuando en octubre de ese año Verónika Mendoza anunció un pacto con Vladimir Cerrón de Perú Libre, exgobernador de Junín, alianza que propició la renuncia a Nuevo Perú de cuadros experimentados con alcance popular como Marisa Glave, Indira Huilca y Tania Pariona. La alianza finalmente no se consumó.
El acuerdo político con Juntos por el Perú data de aquel entonces. Para las elecciones congresales extraordinarias llevadas a cabo en enero de 2020, Juntos por el Perú acogió a Nuevo Perú, pero no les alcanzó para superar la valla electoral, quedándose sin curules en el Parlamento.
En el 2016, Verónika Mendoza cerró su campaña haciendo hincapié en los problemas ambientales que atraviesa el país. Su postulación en aquel entonces fue de las pocas que presentaron un plan integral respecto a la minería, el medio ambiente y los derechos humanos.
En diciembre, Verónika Mendoza cumplirá 40 años. La cusqueña que creció en Andahuaylillas y aprendió a hablar quechua por su abuela campesina, está acompañada en su plancha presidencia por José de Echave Cáceres y Luzmila Ayay Casas. La última encuesta de Datum le da un 4% de intención de voto.
Si bien los partidos políticos han solicitado la inscripción de sus planchas presidenciales dentro del plazo establecido, esto seguirá un proceso que podría incluir pedidos para subsanar errores en estas solicitudes. De acuerdo al calendario electoral, el 10 de febrero es el límite para que el Jurado Nacional de Elecciones determine qué fórmulas fueron admitidas y el 12 de marzo el límite para resolver las posibles tachas presentadas.