La contaminación del océano es una problemática que se trata de resolver a nivel global hace ya varios años. Sin embargo, aún el camino es largo. Sólo en el Perú, según la organización ProDolphin, se generan aproximadamente 20 mil toneladas al día de residuos sólidos y estos pueden ser un gran peligro para el medio ambiente y los océanos.
A nivel nacional solo contamos con 9 rellenos sanitarios y el porcentaje de plástico que se recicla es muy bajo, explicó en una entrevista a RPP, Evelyn Luna Victoria, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Esto genera que gran porcentaje de la basura que producimos termine en botaderos ilegales y luego en el mar, donde el 90% de la basura marina es plástico.
La situación de los animales marinos se ha vuelto crítica. Según la WWF, el 90% de las aves marinas tienen plástico en el estómago y más de 100,000 mamíferos marinos mueren debido a los desechos plásticos cada año.
El plástico es sumamente dañino para los animales porque lo confunden con comida. Así, los animales llenan sus estómagos de plástico y pueden morir por falta de nutrientes o intoxicación debido al material. Los plásticos causan obstrucciones intestinales, les quitan las ganas de comer, recortan su crecimiento y rendimiento reproductivo.
Sin embargo, los animales y los ecosistemas marinos no son los únicos afectados. Los humanos también sufren las consecuencias de la contaminación del plástico. Las personas, al ser consumidores de animales marinos, también ingieren el plástico que los animales han comido.
Según la organización Oceana, una persona puede consumir hasta 14 partículas de microplástico con tan solo beber un vaso de agua. Estos microplásticos pueden causar desórdenes alimenticios, alteraciones del metabolismo, cambios fisiológicos e intoxicación, explica el Ministerio de Ambiente (Minam).
Uno de los mayores problemas del plástico es que se demora demasiado en degradarse. El Minam indica que una bolsa de plástico puede demorar en degradarse 400 años, un vaso de tecnopor 1000 años y una cañita 200 años.
Si queremos que nuestros ecosistemas marinos no sigan sufriendo graves consecuencias, debemos cambiar nuestros hábitos. Por ejemplo, utilizar bolsas de tela reutilizables, no pedir cañitas y reducir nuestro consumo de plástico de un solo uso.
Debemos ser conscientes con nuestro consumo ya que el océano y los animales marinos dependen de nosotros, así como nosotros dependemos de ellos.