Las cosquillas nos afectan de modo distinto a cada persona y pueden generar muchas preguntas sobre su necesidad.
Las cosquillas son algo extraño para nosotros. A pesar de que no somos ajenos a ellas, esta reacción parece poco lógica para las personas o puede carecer de sentido. Nos reímos ante el contacto en algunas zonas, pero ¿por qué tenemos cosquillas en unas partes del cuerpo concretas?, ¿por qué cada uno las sufre en unos lugares distintos?
Las cosquillas son una reacción natural ante el contacto con posibles parásitos que puedan afectar de algún modo a nuestro cuerpo, como pueden ser los insectos o reptiles. Esta reacción se denomina knismesis y sirve como alerta ante cualquier peligro que exista a nuestro alrededor, nos avisa si sufrimos un contacto inesperado.
Esta sensación afecta a más mamíferos. Como ejemplo, elefantes o caballos también sufren de cosquillas que les sirven para protegerse. Aunque existen otras cosquillas más potentes y extrañas.
Bajo el nombre de gargalesis, las cosquillas que nos produce el contacto con otras personas son las más comunes y las que nos provocan risa. Ese contacto en algunas zonas de nuestro cuerpo estimula las fibras nerviosas relacionadas con el tacto y su origen puede ser más social que físico, según aclaran en El Mundo.
Hace más de 80 millones de años están con nosotros. Nos acompañan desde que somos bebés: es un modo de jugar, una relación que tenemos con nosotros mismos y otras personas. Y esta relación más social es la causa por la que algunas personas parecen carecer de ellas.
En definitiva, como ocurre con otras tantas circunstancias que atañen a nuestro cuerpo, son producto de la evolución que puede afectar a muchos niveles más allá del puramente físico. Aunque si algo tenemos claro que con ellas, es que no suelen gustar a todo el mundo.