Honduras registró en 2020 al menos 3 482 homicidios, cifra que fue menor a la de 2019, cuando sumaron 4 082, informó este sábado la Policía Nacional.
La reducción de los homicidios en parte se debió al confinamiento que vivieron los hondureños en 2020 a raíz de la pandemia de COVID-19, que se comenzó a expandir en marzo, dijo a los periodistas el portavoz de la Policía Nacional, Rigoberto Rodríguez.
Agregó que en 2020 también se registraron 44 homicidios múltiples, en tanto que en 2019 hubo 66.
El informante indicó que en 2020 fueron decomisadas 3 881 armas de fuego y se detuvo a 9 087 personas por diferentes delitos.
Señaló además en 2017 el país centroamericano sumó 3 864 muertes violentas, en tanto que en 2018 los homicidios bajaron a 3 732.
Según organismos de derechos humanos, en 2020, el confinamiento por la pandemia de COVID-19 disparó los casos de violencia doméstica y varias mujeres fueron asesinadas.
Pese a que en 2020 hubo una disminución de 600 homicidios con respecto a 2019, la Secretaría de Seguridad registró el año pasado un promedio de 37 crímenes por cada 100 000 habitantes, una tasa que sigue siendo muy alta para un país que no vive una guerra interna, según fuentes de organismos defensores de derechos humanos.
A inicios de la segunda década del presente siglo, Honduras llegó a figurar entre los países más violentos del mundo, con una tasa de homicidios que rozó los 90 por cada 100 000 habitantes.
En lo que respecta a la violencia criminal que vive el país, el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) informó en 2020 de que la mayoría de las víctimas son hombres y que el 50 por ciento corresponde a personas menores de 30 años.
En lo que respecta a la criminalidad contra las mujeres, en 2020 alrededor de 400 murieron de manera violenta, según diversas fuentes.
Las muertes violentas en el país son atribuidas en mayor grado al crimen organizado y las pandillas conocidas como «maras», que pelean territorios.
Un factor que contribuye a la violencia en Honduras es la alta impunidad, a lo que se suman la evolución de las bandas criminales con armamento de alto de poder, lo que contrasta con algún grado de estancamiento de las fuerzas de seguridad pública, según el Observatorio de la Violencia de la Unah.
EFE