Pero su CEO mantiene la esperanza a pesar de que el futuro de la compañía parece más oscuro que nunca.
La historia de Spyker ha sido una montaña rusa en la que la mayor parte del tiempo las cosas no han ido como deberían. Sin embargo, el año pasado se anunció la entrada de nuevos inversores, lo que arrojaba luz al proyecto de devolver a la vida la marca… aunque la cosa no ha llegado a buen puerto y la compañía ha tenido que declararse en bancarrota.
En agosto de 2020 la firma hizo público que había encontrado dos nuevos hombres de negocios interesados en el proyecto, los Boris Rotenberg, propietario de SMP Racing, y su socio, Michail Pessis. Ambos iban a realizar una inversión que permitiría sacar adelante los dos próximos modelos de la marca, el B6 Venator, un superdeportivo que se presentó como prototipo en 2013; y el D8 Peking-to-Paris, un SUV.
Sin embargo, parece que las negociaciones no salieron como estaba previsto y los supuestos inversores no insuflaron directo a la marca, lo que ha obligado a que ésta se declare en bancarrota por falta de fondos. La compañía ya se encontraba en una situación precaria, pero esto parece que será la puntilla que acabará con ella.
Sin embargo, su CEO, Victor Muller, se resiste a que eso ocurra y cree firmemente que no es el fin, como ha hecho saber en unas declaraciones a RTL News: «No voy a dejar que esto me desanime. Creo que la posibilidad de que haya una inversión en Spyker es muy alta. La cosa no termina hasta que la señora gorda cante«.
Es admirable su intención, pero tras tantos años de idas y venidas, el futuro del fabricante no está claro. Solo el tiempo dirá cuál es su devenir.
Este artículo fue publicado en Autobild por Mario Herráez.