Por primera vez en Europa, un equipo multidisciplinario ha demostrado que un niño neandertal fue enterrado a propósito, hace unos 41.000 años, en el yacimiento francés de Ferrassie.
Se han descubierto decenas de esqueletos de neandertales enterrados en Eurasia, lo que lleva a algunos científicos a deducir que, como nosotros, los neandertales enterraron a sus muertos. Sin embargo, otros expertos se han mostrado escépticos, dado que la mayoría de los esqueletos mejor conservados, encontrados a principios del siglo XX, no fueron excavados con técnicas arqueológicas modernas.
En este marco, un equipo internacional liderado por los paleoantropólogos Antoine Balzeau (CNRS y Muséum national d’histoire naturelle) y Asier Gómez-Olivencia (Universidad del País Vasco), analizó un esqueleto humano de uno de los más famosos sitios neandertales en Francia: el refugio rocoso de La Ferrassie, Dordoña.
Después de que se descubrieron seis esqueletos neandertales a principios del siglo XX, el sitio entregó un séptimo entre 1970 y 1973, perteneciente a un niño de alrededor de dos años. Durante casi medio siglo, las colecciones asociadas a este espécimen permanecieron sin explotar en los archivos del Musée d’archéologie nationale.
Recientemente, un equipo multidisciplinario, reunido por los dos investigadores, reabrió los cuadernos de excavación y revisó el material, revelando 47 nuevos huesos humanos no identificados durante la excavación y sin duda pertenecientes al mismo esqueleto. Los científicos –que publican resultados en Scientific Reports– también realizaron un análisis minucioso de los huesos: estado de conservación, estudio de proteínas, genética, datación, etc.
Regresaron a La Ferrassie con la esperanza de encontrar más fragmentos del esqueleto; aunque no se descubrieron nuevos huesos, utilizando los cuadernos de sus predecesores, pudieron reconstruir e interpretar la distribución espacial de los restos humanos y los raros huesos de animales asociados.
Los investigadores demostraron que el esqueleto había sido enterrado en una capa sedimentaria que se inclinaba hacia el oeste (la cabeza, hacia el este, era más alta que la pelvis), mientras que las otras capas estratigráficas del sitio se inclinaban hacia el noreste.
Los huesos, que estaban relativamente dispersos, habían permanecido en su posición anatómica. Su conservación, mejor que la del bisonte y otros herbívoros que se encuentran en el mismo estrato, indica un entierro rápido después de la muerte.
Además, el contenido de esta capa resultó ser más temprano que el sedimento circundante. Finalmente, un hueso diminuto, identificado como humano por las proteínas y como Neandertal por su ADN mitocondrial, fue datado directamente usando carbono-14. Con alrededor de 41,000 años, esto lo convierte en uno de los restos neandertales más recientes con fecha directa.
Según un comunicado del CNRS, agencia científica oficial de Francia, esta nueva información prueba que el cuerpo de este niño neandertal de dos años fue depositado a propósito en un pozo excavado en una capa sedimentaria hace unos 41.000 años; sin embargo, serán necesarios más descubrimientos para comprender la cronología y la extensión geográfica de las prácticas funerarias neandertales.
(Con información de Europa Press)