Fitbit Sense, análisis y opinión | Tecnología

Que un smartwatch sea capaz de monitorizar el sueño, el ritmo cardiaco o contabilizar el número de pasos que das al día no es algo nuevo. Pero algunos relojes inteligentes gestionan esos datos desde un punto de vista deportivo, mientras que Fitbit Sense lo hace desde un prisma de salud.

Fitbit Sense es uno de los proyectos más ambiciosos de la marca en que se integran un gran abanico de sensores con los que se recogen parámetros para ayudar a los usuarios a llevar un estilo de vida más sana sin la intención de convertirlos en atletas de élite.

El perfil de usuario no es tanto esa persona que busca un smartwatch para mejorar en sus entrenamientos habituales, como el resto de los mortales a los que nos cuesta la vida (en el sentido literal de la expresión) levantarnos de la silla para iniciar una actividad deportiva y adoptar unos hábitos saludables.

El nuevo smartwatch de Fitbit está a la venta por un precio de 279 euros y se presenta como un smartwatch de salud. En este análisis descubriremos todas sus funciones y te damos nuestra opinión sobre el Fitbit Sense.

Fitbit Sense
Tamaño 40,48 x 40,48 x 12,35 mm
Peso 45,9 gramos
Batería 7 días de uso | 5 horas con GPS
Panel 1,58 pulgadas con 336 x 336 píxeles | AMOLED táctil a color
Conectividad Bluetooth 5.0 | GPS + GLONASS | NFC | WiFi n
Sensores Acelerómetro de tres ejes | Sensor óptico de ritmo cardiaco | Altímetro | Giroscopio | ECG y EDA | Sensor de temperatura cutánea | Luz ambiental | Sensor SpO2
Protección Resistente al agua hasta 50 metros
Sistemas operativos y dispositivos compatibles Android 7.0 o superior | Mac OSX 12.2 | iPhone 5S y posteriores | iPad de 5ª generación y posteriores
Precio 279 euros

El análisis del Fitbit Sense por apartados:

Por fuera es un Versa, por dentro es otro mundo

Fitbit no es una marca amiga de las grandes estridencias ni diseños exóticos, por ello sus dispositivos acostumbran a tener un diseño funcional y discreto que encaja en la muñeca de cualquier perfil de usuario y no se encuentra como pez fuera del agua cuando se pone un pie fuera del gimnasio.

El diseño es muy similar a los dispositivos de la gama Versa de la marca, con una caja cuadrada de 40,48 x 40,48 mm y un grosor de 12,35 mm, por lo que no resulta un dispositivo excesivamente voluminoso y encaja bien tanto en muñecas anchas como en las más estilizadas.

El frontal está protegido con cristal Corning Gorilla Glass 3 bajo el que se encuentra una pantalla táctil AMOLED de 1,58 pulgadas con una resolución de 336 x 336 píxeles. El Sense tiene un peso de 45,9 gramos, por lo que rápidamente te olvidas de que lo llevas puesto, incluso si no tienes por costumbre llevar reloj habitualmente.

Esta pantalla cuenta con un marco algo más compacto que en modelos anteriores aprovechando un poco más la superficie del frontal, y con un diseño con líneas más suaves y redondeadas. En este aspecto el Sense todavía tiene margen de mejora hasta conseguir eliminar totalmente el marco de la pantalla y ajustarlo más al chasis.

Junto al reloj inteligente Fitbit ha incluido una correa de silicona hipoalergénica de dos tamaños: una más corta de 140 milímetros y otra más larga con 180 milímetros que permite ajustar el dispositivo al tamaño de pulsera adecuado.

Las pulseras están fabricadas en TPU, un tipo de silicona blanda y suave que se adapta bien a la muñeca proporcionando un ajuste cómodo del dispositivo.

La unidad que nos ha enviado Fitbit es la que cuenta con la pulsera en color Negro carbón y el borde de la esfera es de acero inoxidable con acabado en grafito brillante. También existe un modelo en tonos claros con la pulsera en Blanco marfil y la esfera en acero inoxidable con acabado dorado.

Como viene siendo habitual, Fitbit colabora con diseñadores de moda para crear distintos modelos de correa con distintos diseños y materiales, por lo que puedes personalizar el smartwatch comprando por separado otras correas que, además, son compatibles con las de Fitbit Versa 3.

 En nuestro caso hemos utilizado la longitud de correa más corta que venía preinstalada en el Sense, pero cambiar la correa es tan fácil como pulsar el botón de anclaje de la correa situado en el punto de inserción con la caja y se libera la correa.

Este mecanismo también permite intercambiar la posición del cierre para cambiar la mano en la que llevas el reloj inteligente. El sistema de cierre de la correa es similar al de los Apple Watch y resulta igual de sencillo y cómodo.

Basta con pasar el extremo de la correa por la abertura del extremo de la pulsera, encajar el remache de sujeción en el agujero de ajuste adecuado y volver a pasar el extremo de la correa por el interior de la segunda abertura de la correa. De ese modo, ese extremo queda oculto en la parte interna de la correa y no corre el riesgo de engancharse y que se desabroche o afloje.

 En uno de los laterales el Sense tiene una ligera hendidura que indica la ubicación del botón háptico que permite acceder a determinadas funciones del reloj. Al aplicar una ligera presión sobre esa zona nos devuelve una pequeña vibración que indica que el “botón virtual” se ha pulsado.

En el uso diario este botón no siempre es efectivo y en ocasiones no nos ha reconocido la pulsación obligándonos a poner más empeño en la pulsación. Este botón táctil cumple la función de botón de inicio que enciende la pantalla y te lleva a la esfera principal.

Desde la app de Fitbit se pueden configurar distintas esferas para personalizar el aspecto de la pantalla del Fitbit Sense y mostrar los distintos parámetros que permita esa esfera.

 El marco de acero que rodea la esfera cumple una doble función estética y funcional ya que oculta distintos sensores EDA (actividad electrodérmica) y ECG (electrocardiograma) que más adelante veremos con todo detalle.

En el lateral exterior encontramos una pequeña ranura donde se ubica el altavoz y el micrófono integrado que permite ejecutar comandos para los asistentes de voz. Por el momento solo está activo Alexa pero sus funciones son limitadas y, por ejemplo, no puede reproducir música. La marca ha anunciado que en unas semanas también estará activo el Asistente de Google.

En la parte inferior se agrupan la mayoría de los sensores sobre una base metálica. Aquí destacan los lectores ópticos para el ritmo cardiaco y del sistema SpO2 que mide la saturación de oxígeno en sangre y un sensor para medir la temperatura cutánea.

 En la misma base metálica encontramos cuatro contactos magnéticos en los que se fija el cargador, única forma de recuperar la carga de batería ya que no permite la carga inalámbrica.

En conjunto, Fitbit Sense resulta muy cómodo y ligero en la muñeca y, gracias a su sistema de correa de montaje fácil y a sus esferas configurables puedes cambiar el estilo del reloj en cuestión de segundos.

Pantalla con buena definición, pero con poca sensibilidad táctil

Al tratarse de una pantalla AMOLED, Fitbit Sense ofrece una excelente visibilidad incluso a pleno sol y cuenta con distintos ajustes de brillo para ahorrar batería, así como una función de encendido basada en el movimiento que, al hacer el gesto de mirar la hora, enciende la pantalla.

La resolución de la pantalla es lo suficientemente buena como para no apreciar los pixeles como sí sucede con otros dispositivos de la marca proporcionando una buena experiencia visual.

 Su pantalla es táctil y al pulsar sobre ella o deslizar permite acceder a distintas pantallas de información con los datos recopilados en función de la esfera que tenga instalada. Al deslizar el dedo hacia arriba muestra otros datos como la información meteorológica, un resumen de tu actividad del día, etc., que puedes personalizar desde la app Fitbit instalada en tu smartphone.

Al deslizar hacia abajo aparecen las últimas notificaciones recibidas que, además, podrás responder directamente desde el reloj utilizando una serie de respuestas predeterminadas, emojis o notas de voz siempre que tengas tu smartphone cerca.

Cuando se desliza la pantalla hacia la izquierda aparece el “cajón de aplicaciones” en el que se muestran las apps que tienes instaladas en el smartwatch. Al hacerlo hacia el lado contrario se llega a los accesos rápidos que, como en un smartphone, te permite controlar el volumen del smartwatch, el brillo, activar el modo de descanso o la pantalla “Always-on”.

El reconocimiento táctil funciona correctamente en la mayoría de las ocasiones y responde bien a los toques. No obstante, a veces, sobre todo cuando te encuentras en plena práctica deportiva, la pantalla no reconoce correctamente el desplazamiento de los dedos por la pantalla para desplegar el menú de configuración o cambiar los datos que aparecen.

Si se pulsa el botón háptico dos veces seguidas se activa un menú de funciones rápidas que permite acceder a distintas aplicaciones o configuraciones que previamente deberás configurar desde la app de Fitbit.

 La experiencia de uso de la pantalla del Fitbit Sense no puede considerarse como de las mejores ya que presenta algunos problemas en el reconocimiento de los gestos en pantalla y de las “pulsaciones” en el botón háptico.

A nivel visual su pantalla ofrece buena definición de textos y un nivel de brillo variable que se adapta perfectamente a cualquier escenario de luz proporcionando una visión clara de la información en pantalla.

Sensores bien pensados para tiempos de pandemia

En la actualidad nos encontramos inmersos en plena lucha contra una pandemia que cuenta con la distancia social y el teletrabajo como principales armas de protección. Este aislamiento por razones sanitarias está haciendo mella en la salud mental de las personas, afectando a sus niveles de estrés y estados de ánimo.

  Fitbit ha dotado a su reloj inteligente Sense con una batería de sensores que ponen el foco en monitorizar los parámetros que fisiológicos que revelan alteraciones de los niveles de estrés y utiliza técnicas de Mindfulness y respiraciones guiadas para mitigar los efectos del estrés y la ansiedad.

Si por algo se caracteriza el Fitbit Sense es por la gran cantidad de sensores que integra y todos los parámetros que puede monitorizar combinando los datos obtenidos con esos sensores.

Una de las funciones estrella es el escáner EDA que detecta la actividad electrodérmica. Esta actividad puede revela cambios en el comportamiento de la piel que indican una respuesta física de tu cuerpo al estrés.

 Para llevar a cabo este escáner el reloj te guía mediante un asistente que te indica que te acomodes, te relajes durante al menos un par de minutos y cubras la esfera del Sense con la mano asegurándote de tocar el marco metálico que rodea la esfera para que esa superficie detecte los cambios electrodérmicos.

Cuanto termine su escáner, el reloj inteligente te pide que respondas unas preguntas sobre tu estado de ánimo tras la breve relajación y haber respirado con calma. El registro de todos los datos recogidos y la valoración de tus niveles de estrés pueden consultarse en los gráficos de la app de Fitbit instalada en tu smartphone.

Otro de los sensores destacados es el ECG o electrocardiograma. El Sense es capaz de monitorizar la actividad eléctrica del corazón generando una gráfica que podrás enviar directamente a tu médico.

El marco metálico exterior del Sense vuelve a tener un papel protagonista en este tipo de análisis ya que es el encargado detectar el trabajo cardiaco. Al iniciar esta función el propio reloj te indica que debes mantener el dedo índice y pulgar en contacto con el marco metálico sujetando la esfera del Sense por las dos esquinas opuestas mientras muestra una cuenta atrás de 30 segundos.

 El electrocardiograma se exporta en un PDF que puedes guardar en la memoria de tu smartphone y enviarlo a quien corresponda. Fitbit indica que, en ningún caso, esta es una herramienta médica de diagnóstico y únicamente sirve como referencia. Por lo que si te encuentras mal debes acudir a un especialista.

Lo que sí permite es obtener una vista rápida en tiempo real de cualquier anomalía cardiaca puntual que pueda aparecer de forma esporádica en unas determinadas circunstancias y que no probablemente no se manifieste en un electrocardiograma programado en un centro médico.

 Fitbit Sense también cuenta con un sensor SpO2 que detecta el nivel de saturación de oxígeno en sangre. El funcionamiento de este sensor es muy peculiar ya que se encarga de monitorizar la saturación de oxígeno durante la noche, pero no permite realizar mediciones de este parámetro a demanda del usuario —como sí sucede con la Fitbit Charge 4 que ya analizamos aquí—, necesitando para ello instalar una aplicación específica.

Resulta curioso que, cuando la mayoría de pulseras y relojes de monitorización se esfuerzan por destacar con letras luminosas su soporte para esta función, en Fitbit la hayan ocultado y su uso se muestre como complemento secundario en otras métricas y únicamente orientado al sueño.

Otro de los sensores curiosos que encontramos en el Fitbit Sense es el que permite medir las oscilaciones en temperatura cutánea (no la temperatura corporal, que es la del interior del cuerpo). Este parámetro se utiliza para captar cambios en la ovulación, confort durante el sueño, o la presencia de fiebre.

 Por todo lo demás, el Sense es un smartwatch de lo más completo en monitorización deportiva y de actividad ya que cuenta con giroscopio, acelerómetro de tres ejes, altímetro y GPS.

Puedes marcar el inicio de uno de los 20 deportes y actividades integradas en el reloj: caminar, artes marciales, bootcamp, carrera en cinta, ciclismo, circuito, correr, elíptica, entrenar, entrenar a intervalos, golf, kickboxing, máquina de escaleras, natación, pesas, pilates, senderismo, spinning, tenis y yoga.

Es cierto que no es el smartwatch que más actividades deportivas abarca, pero sí son más que suficientes para cubrir las actividades deportivas que se hacen por libre, en casa o en un gimnasio.

La batería de sensores integrados permite detectar el movimiento cuando empiezas una actividad física y, en función de sus lecturas, asignar un determinado deporte o actividad. Aun así, el dispositivo puede tardar hasta 15 minutos en detectar la actividad (al caminar, por ejemplo), por lo que recomendamos iniciarla expresamente desde el smartwatch.

Hemos comparado las mediciones de distancias, pasos, calorías y demás con los registrados por un Huawei Watch GT 2e –que analizamos aquí— y los resultados han tenido muy poca variación, suficiente como para considerarlos fiables, aunque como indica la propia Fitbit, por muy fiables que sean los datos recogidos, no se trata de un dispositivo médico y al mínimo síntoma debe acudirse al especialista.

 Estos sensores trabajan durante la noche para monitorizar el sueño y establecer en qué fase del sueño nos encontramos en cada momento (despierto, sueño ligero, REM y sueño profundo) combinando todos esos parámetros en distintos gráficos e históricos en la app de Fitbit.

Después no solo muestra estos datos en forma de gráficas, también los utiliza en sus propias utilidades como el despertador inteligente, una alarma que tiene en cuenta la fase de sueño en la que te encuentras para evitar despertarte en la fase REM y que tengas esa sensación de aturdimiento al levantarte.

Del mismo modo que reconoce las distintas fases del sueño, el reloj inteligente de Fitbit también detecta los distintos niveles de esfuerzo durante la actividad física estableciendo distintas zonas de intensidad: Zona de quema de grasas, Zona cardio y Zona de pico.

 Pasar de una zona a otra depende únicamente del esfuerzo cardiovascular que detecte el reloj, y los niveles de cada una de ellas irán variando en función de tu forma física. Si por ejemplo estás empezando, tu corazón tardará menos en alcanzar la Zona de quema de grasa con unas 70 pulsaciones, a la Zona cardio con unas 110 pulsaciones y a la Zona pico con unas 160 pulsaciones.

Sin embargo, a medida que vas cogiendo fondo, esas pulsaciones irán subiendo o bajando porque tu cuerpo mejora su respuesta y capacidad. Para entrar en la zona de quema de grasas, necesitarás, por ejemplo, subir hasta 80 pulsaciones, 120 para la Zona cardio y 170 pulsaciones para la Zona pico.

Si eres de los que prefiere amenizar las actividades deportivas con algo de música, el Fitbit Sense que estamos analizando permite controlar la reproducción de música y su volumen, tanto en un smartphone como en unos auriculares o altavoz Bluetooth.

 La parte negativa es que el reloj de Sense no cuenta con memoria interna para almacenar música directamente por lo que muestra ciertas limitaciones. Por ejemplo, necesitas tener cerca el smartphone para poder escuchar música. Eso significa que, por ejemplo, puedes salir a correr y controlar la reproducción de la música sin sacar el smartphone de la riñonera o brazalete, pero no podrás dejarte el smartphone en casa si quieres escuchar música.

La única forma de obtener una cierta autonomía del smartphone es utilizar una cuenta de pago de Spotify o Deezer que sí permiten reproducir música offline.

Para lo que no vas a necesitar la intervención del smartphone es para realizar pagos móviles desde el reloj gracias a su chip NFC. Tras una sencilla configuración previa en la que se incluyen medidas de protección y seguridad para el acceso mediante PIN al reloj y la configuración de una tarjeta de crédito de las entidades bancarias que soportan Fitbiy Pay desde la app Fitbit.

 Otra de las funciones curiosas del Fitbit Sense que hemos estado probando es la posibilidad de atender las llamadas entrantes desde el propio reloj sin tener que tocar el smartphone gracias al altavoz y micrófono integrados.

El sonido es similar al que obtenemos con un sistema manos libres y debemos acercarnos el smartwatch a la boca para que capte claramente el sonido de nuestra voz, pero es más que suficiente para atender una llamada breve.

App Fitbit, un panel de control completo desde tu smartphone

A pesar de que el propio Sense puede mostrar un resumen diario de los datos más relevantes de la actividad diaria, para comprender un poco mejor esos datos y tener una visión más global será necesario acudir a la app Fitbit instalada en tu smartphone Android o iOS.

De hecho, instalar esta app es una de las primeras cosas que debes hacer nada más sacar el smartwatch de su caja ya que es necesario sincronizar ambos dispositivos para comenzar a usarlo.

 Esta app actúa como un panel de control desde el que configurar todos los parámetros de tu cuenta de usuarios Fitbit, el funcionamiento de tu dispositivo, acceder a la representación gráfica y al historial de todos los datos que se han recogido y socializar con tus amigos y otros usuarios de Fitbit.

 Al abrir la app se muestra una de las partes más importantes que es el panel Hoy, en el que se obtiene una vista rápida de la actividad que has realizado durante el día. En un lugar predominante se encuentra el indicador de minutos en Zona activa.

Este es un indicador que introdujo Fitbit con su Charge 4 para representar de forma más fiel las indicaciones de la American Heart Association junto a la OMS de realizar 150 minutos al día de actividad física.

La Zona activa utiliza una serie de algoritmos que utilizan los datos de ritmo cardiaco que mencionábamos antes (Zona de quema de grasas, Zona cardio y Zona pico) y le aplica una serie de multiplicadores en función de la intensidad que requiera la actividad física.

Así, si practicas una actividad física deportiva intensa, solo necesitarás 75 minutos reales para puntuar con 150 minutos en la zona activa, mientras que, si practicas actividades menos exigentes, necesitarás mantener esa actividad durante 150 minutos reales para cumplir con las recomendaciones sanitarias.

Justo debajo del panel Hoy encontramos distintos apartados dedicados a las distintas categorías que monitoriza Sense, como son la gestión del estrés, la monitorización del sueño, la constancia del ejercicio semanal, la temperatura cutánea, etc. Al tocar sobre cualquiera de ellos accedes a distintos gráficos y paneles donde se amplía la información relativa a cada uno de los parámetros importantes en ese apartado.

Por ejemplo, al acceder al apartado de los ejercicios de la semana, se puede obtener una vista detallada de toda la actividad desarrollada a lo largo de un determinado día, incluyendo mapas GPS del recorrido de los entrenamientos y el recorrido desglosado para mostrar qué tramos del entrenamiento han sido más eficientes y en qué zonas has bajado el ritmo.

 La aplicación de Fitbit combina los datos recogidos por sus sensores y los pone al servicio de la salud femenina que monitoriza el ciclo menstrual y se anticipa a él por los sutiles cambios que experimenta el cuerpo en los días previos y que el smartwatch es capaz de captar.

Al tocar sobre tu cuenta de usuario en la esquina superior izquierda se despliegan las opciones para configurar tu cuenta de usuario o acceder a la configuración de Fitbit Sense tocando sobre él.

La app de Fitbit también tiene un papel prescriptor y motivador. Al acceder a la sección Descubre en la barra inferior, se accede a una serie de consejos y desafíos con los que no solo se busca motivar al usuario con distintas rutinas de ejercicio y desafíos en los que se gamifica la actividad física animando a los usuarios a conseguir una determinada cantidad de pasos o realizar una serie de ejercicios.

En definitiva se trata de una app muy completa en contenido y que ofrece una representación de los datos muy bien estructurada para que cada usuario pueda profundizar en el aspecto que más le interese con la perspectiva de contar con un histórico de datos para ver la evolución.

Aunque existe mucho contenido y desafíos gratuitos, muchas de las opciones están reservadas a la suscripción Premium de la app. No obstante, es perfectamente usable y útil en su versión gratuita.

Autonomía para toda la semana a menos que uses GPS

La autonomía del Fitbit Sense que estamos analizando se coloca en mitad de la tabla en cuanto a tiempo de uso con una media de 4 días entre carga y carga.

En este caso, cada usuario es un mundo y esta autonomía de batería está muy influenciada por la configuración de las notificaciones, de la pantalla, de las funciones activadas e incluso de la cantidad de ejercicio que realices.

 Así, un usuario con poca actividad deportiva que se centre únicamente en las funciones de salud y con pocas notificaciones activadas (o ninguna) podrá alcanzar hasta los 6 días de uso, mientras que uno que practique deporte cada día, monitorice la actividad con GPS y tenga muchas notificaciones activadas apenas llegará a los 3 días.

En nuestro caso, con una actividad física casi a diario de algo más de una hora con GPS activado, notificaciones para varias apps activadas, y pantalla con detección de movimiento activado, la batería nos ha durado una media de 4 días, necesitando una carga al final de este último día.

El cargador incluido es muy compacto y Fitbit ha abandonado su clásica pinza para optar por un cable USB de tipo A con un conector magnético de cuatro puntos en el otro extremo que se ancla en la parte interna del smartwatch.

Fitbit no ha dado datos de la capacidad de la batería ni de su potencia de carga, pero en nuestras pruebas hemos logrado una carga completa en unos 75 minutos y en unos 26 minutos se obtiene el 50% de la carga, suficiente para mantenerse en funcionamiento durante al menos 2 días.

Un reloj inteligente con un perfil muy médico para un perfil de usuario muy concreto

Llega el momento de sacar algunas conclusiones sobre el Fitbit Sense y sus prestaciones. Antes de ponerlo en nuestra muñeca ya éramos conscientes de que no se trataba de un smartwatch al uso.

Salud y deporte siempre han ido de la mano en este tipo de dispositivos, aunque en la balanza del Sense el plato de la salud tiene algunas pesas de más. Obviamente la vertiente deportiva continúa estando muy presente y Fitbit lleva mucho tiempo afinando estas funciones deportivas.

 En este apartado Fitbit Sense se comporta de forma brillante y ofrece un alto grado de fiabilidad en los datos de actividad y monitorización del sueño. Eso convierte al Fitbit en una de las mejores alternativas en ese ámbito.

Sin embargo, este dispositivo apunta a un público objetivo diferente. En el Fitbit Sense la monitorización deportiva pasa a un segundo plano y gana posiciones la monitorización del estrés y el estado de ánimo.


Este reloj mide valores que pocos tienen, como por ejemplo la temperatura corporal cutánea o el SPo2, así que es un monitor avanzado para la salud de lo más competitivo.

Controlar el estrés y conseguir una estabilidad emocional es importante y afecta seriamente la salud pero, ¿realmente necesitas monitorizar 24/7 el nivel de estrés? Si la respuesta es afirmativa, no busques más. El Sense puede ser la mejor opción en ese rango de precio, y además te llevas funciones avanzadas que te permiten obtener un electrocardiograma para completar la monitorización.

En cambio, si la respuesta es negativa y solo quieres un smartwatch con el que monitorizar tu actividad deportiva y adoptar una serie de hábitos saludables, hay pocos  argumentos que posicionen al Fitbit Sense, con un precio de 279 euros, por delante del Fitbit Versa 3 por 187,85 euros.

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