La DGT explica el proceso que utilizan los drones para multar en las carreteras españolas desde que se implantará esta medida de vigilancia en 2019.
Entre enero y agosto de 2020, los drones de la Dirección General de Tráfico han acumulado más de 430 horas de vuelo. En ese periodo han registrado hasta 220 infracciones, la mayoría fueron incumplimientos de las normativas de prioridad en cruces o tramos pequeños.
Estos agentes voladores se destinan principalmente a la vigilancia del tráfico en zonas de carretera peligrosa y están muy enfocados a vehículos pequeños o peatones: “en particular a través de estos sistemas se intensificarán: las vigilancias en tramos de riesgo; las destinadas a la protección de usuarios vulnerables de las vías en tránsito, en particular, de los ciclistas, motociclistas y peatones; la supervisión de distracciones durante la conducción; y los controles de velocidad”.
No respetar la prioridad en un tramo, usar el móvil mientras se conduce, no usar el cinturón de seguridad en carretera o no respetar las marcas longitudinales de la calzada son las principales infracciones que la DGT ha detectado con los drones.
Estos son los pasos que se han indicado en el protocolo para poner en marcha una operación de vigilancia con drones.
- Elegir el tramo a vigilar
Los encargados de determinar en qué tramos es necesaria o puede ser de utilidad la ayuda de los drones son los jefes provinciales de Tráfico, los Centros de Control de la DGT y los subsectores de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Para ello se tienen en cuenta las limitaciones del espacio aéreo, o la posibilidad de estacionar una unidad en la zona para realizar la vigilancia.
- Una base segura de despegue
El siguiente paso es elegir un punto cercano al tramo donde se pueda estacionar con seguridad la furgoneta de la Unidad de Medios Aéreos (UMA). Allí, se despliega una manga de viento –para controlar la dirección y velocidad del dron, se señaliza en el suelo un perímetro de seguridad donde despegará y aterrizará el dron.
Explica la DGT que el siguiente paso es el montaje del dron y comprobar el funcionamiento y la calibración del aparato y de las cámaras que servirán para vigilar la circulación. La autonomía de estos aparatos es de 20 minutos, dependiendo de las características del vuelo y la climatología.
Dos operadores se encargan de hacer despegar el dron. Las normas indican que el dron no puede cruzar la carretera (salvo si hay una autorización expresa), ni debe volar por encima de 120 metros, ni cerca de lugares estratégicos (aeródromos, aeropuertos, instalaciones de seguridad…) y siempre en el campo visual del piloto.
Mientras uno de los dos operadores ejerce de piloto y controla el vuelo del dron, el otro se dedica a observar y vigilar las maniobras de los conductores, cuyas infracciones quedan grabadas en soporte informático en el equipo que se desplaza con la Unidad de Medios Aéreos.
Una patrulla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil se sitúa cerca de la zona vigilada. Si se produce alguna infracción y el operador de la cámara avisa, esta patrulla procede a detener al conductor y abrir un expediente en el momento.