Esta vez no necesitarás saber matemáticas. Para resolver este problema se necesita astucia, conocer al enemigo y anticiparse a sus movimientos.
Erase una vez un rey de un reino muy lejano donde se había encontrado una planta muy peligrosa. Con ella se podían elaborar venenos con los que causar la muerte casi inmediata del enemigo. El rey, preocupado por su trono quería encontrar un antídoto que le protegiera de un posible envenenamiento.
Estudiando la planta se descubre que para anular el efecto del veneno, era necesario tomar inmediatamente después un veneno aún más fuerte. La segunda pócima más intensa, en vez de matar más rápido, anula la primera fórmula y evita la muerte durante los minutos que tarda el veneno en hacer efecto.
En busca de ese veneno extra fuerte que sirva como pócima contra todos los demás, el rey convoca a su científico más experto y su consejero personal, las dos personas en las que más confía y les asigna un reto. Cada uno debe preparar una fórmula intentando que sea la más efectiva.
Para saber cuál de ellas es la ganadora y supera a la otra, ambos deberán beber primero la pócima del contrincante y luego la suya propia. El que haya creado la fórmula más fuerte sobrevivirá y será recompensado por el rey, mientras que el otro enfermará y morirá. ¿Qué simpático era el rey, verdad?
¿Cuál de los dos será el afortunado y cual morirá?. Evidentemente, el consejero sabe que sus conocimientos en química no son tan profundos como los del científico y que tiene todas las de perder. Por lo que decide hacer trampa.
El científico sí prepara una pócima fuerte, pero sabe cómo se las gasta el consejero y sospecha que trama algo. Debe adelantarse a sus posibles movimientos. Así, llega el día de la prueba final. Cada uno bebe un poco de la poción del contrario y luego la suya. El consejero es el que fallece y el científico se salva, pero el rey no ha conseguido la poción más fuerte. ¿Sabes qué es lo que ha pasado?
SOLUCIÓN
Este problema, a pesar de no necesitar un pensamiento lógico ni matemáticos como otros que os hemos propuesto, puede resultar también muy complicado. La clave está en saber qué plan ha tramado el consejero, para descubrir cuál es la reacción del científico.
Si ya crees tener la solución o te has rendido, vamos a darte la respuesta al problema. El consejero está convencido que el científico llevará al duelo la fórmula ganadora, por lo que decide beber unos minutos antes de la cita un poco de la pócima que ha preparado, la cual es más leve y esconderla. Al duelo solo lleva agua.
De esta forma, al beber primero, la fórmula del científico (más fuerte que la suya) se curará y quedará como el vencedor. Mientras, el científico habrá bebido solo agua en primer lugar y luego su fórmula extra fuerte y morirá en cuestión de minutos al no tener nada más potente que contrarreste el veneno de la planta.
Ahora que ya sabes los planes del consejero, para un momento de leer y trata de pensar cuál es el plan que necesita el científico para sobrevivir. ¿Qué debe hacer para no morir a manos de su propia fórmula?
Sabiendo como piensa el consejero, el científico decide usar un truco similar. Sustituye también en el duelo su fórmula por simple agua sin decírselo a nadie. Así, bebe el agua del consejero y después otro poco de agua de su propio frasco. Está libre de todo veneno, mientras que el consejero empieza a sentir los efectos de la pócima que tomó antes de llegar a la cita y para la cual no tiene antídoto.
Al final, el rey se queda sin consejero y sin pócima porque no han comprobado si realmente la fórmula fabricada por el científico era la más potente capaz de acabar con el resto de venenos.
Fuente: Popular Mechanics