Ante el agotamiento con las videollamadas ya se exploran alternativas que resulten más agradables, aunque suponen un gran reto.
El teletrabajo que se ha disparado durante el último año ha propiciado que las videollamadas pasen a ser una parte importante de la jornada de muchas personas. Pero desde hace tiempo se sabe que esto no resulta agradable para todos y hay quien empieza a sentirse agotado con ellas, tanto que se ha acuñado un nuevo término: la fatiga por Zoom.
De cara a solucionarlo, en Financial Times hablan de algunas de las medidas propuestas por el profesor de Stanford Jeremy Bailenson, como aumentar la distancia respecto a la pantalla, dejar solo el audio y otras opciones, pero entre ellas se incluye una que resulta llamativa y que plantea cuestiones de cara al futuro: usar hologramas.
Al hilo de las noticias que están llegando respecto al lanzamiento de nuevos dispositivos de realidad aumentada, ¿puede ser esta una opción para las reuniones o resultaría más intrusivo aún?
La idea sería cambiar la aburrida imagen en pantalla de una cara con un fondo por una imagen 3D de la persona al completo, sea de pie, en algún punto del hogar o en movimiento. Puede sonar algo exagerado el número de detalles planteados, pero según Bailenson, «la clave es que conserva la geografía espacial de todas estas personas«.
No es solo una cuestión de espacios, también de los gestos que trasladamos a la otra persona con nuestro cuerpo entero en vez de la monotonía de ver solo la cara. En Stanford trabajan en este área, pero se sabe que en multitud de empresas también.
Mediante distintos proyectos, Facebook, Microsoft y Apple desarrollan tecnología con la idea de que sus dispositivos se utilicen en el trabajo como alternativa a unas videollamadas que, a pesar de haberse disparado en la actualidad, están presentes desde hace bastantes años.
Pero para avanzar en estos aspectos hacen falta una serie de cambios que van más allá de la reducción de precios de los dispositivos, también sería necesario un cambio de mentalidad por parte de los usuarios hacia un sistema que en cierta forma aísla del entorno para centrar la percepción de modo exclusivo en la videollamada o el trabajo. Como es obvio, esto último también puede resultar polémico o agotador.