La empresa Rocket Lab envió 30 satélites de comunicaciones (y un gnomo del creador del Dota 2) al espacio este jueves y logró recuperar el cohete para su futura reutilización gracias a una serie de paracaídas.
Electron, el cohete de la compañía, se utiliza para lanzar pequeñas sondas a la órbita baja terrestre. En sus 15 lanzamientos previos, se utilizó un nuevo sistema para cada uno de ellos, pero la empresa ahora pretende intentar salvar la mayor parte del cohete para misiones posteriores.
El plan previsto es que, a una cierta altitud, el Electron desplegará un paracaídas abatible y un paracaídas principal para frenar su caída. Mientras el cohete desciende lentamente a la Tierra, Rocket Lab envía un helicóptero para sujetar la línea de los paracaídas, atrapando efectivamente el vehículo desde el aire y evitando que el hardware golpee el océano.
Durante este decimosexto lanzamiento, Rocket Lab practicó esos pasos, incluido el despliegue del paracaídas, después de lanzar el Electron desde las instalaciones principales de la compañía en Nueva Zelanda. Sin embargo, la compañía se saltó el paso final de arrebatar el Electron del aire y el cohete finalmente cayó en el Océano Pacífico.
Rocket Lab planea sacar el cohete Electron del agua y llevar el hardware a una fábrica para examinarlo en detalle.
El aterrizaje exitoso de la primera etapa del Electron acercó a Rocket Lab, con sede en California, a reutilizar los propulsores de cohetes, lo que, según la compañía, le permitirá lanzar misiones a una cadencia más rápida y potencialmente reducir costos.
Este sistema es distinto al de SpaceX, quien aterriza sus cohetes Falcon 9 en una plataforma o en una nave autónoma de drones.
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