Es una curiosidad a la que quizá no le has dado importancia, hasta que te pones a pensar en ello. ¿Por qué las unidades de almacenamiento en Windows 10 empiezan por la letra C, y no por A o B?
En los últimos años está de moda criticar a Windows 10, y a Microsoft, por los múltiples bugs y bloqueos del sistema. Es responsabilidad suya, cierto, y por tanto es lícito quejarse. Pero lo que mucha gente no cae en la cuenta, es que el 90% de estos fallos se deben a la retrocompatibilidad.
Una cosa que no le agradecemos a Microsoft lo suficiente, es la dura labor que lleva a cabo para mantener la compatibilidad universal de Windows. Gracias a eso podemos conectar a nuestro PC un periférico que se lanzó hace 30 años, y funcionará sin problemas (a veces con ayuda de drivers y software creado por la comunidad, cierto).
Gracias a esta compatibilidad muchas empresas con pocos recursos llevan años usando el mismo software de gestión y no han tenido que renovarlo, porque es compatible con los sistemas actuales. Que se lo digan al SEPE…
Esta retrocompatibilidad con el hardware y software antiguo es una de sus características más potentes de Windows… y también la principal causa de sus bugs. Se lanzan nuevos periféricos, nuevo hardware, nuevas librerías de software, pero Windows tiene que mantener mucho código antiguo, y eso genera conflictos.
Esta larga introducción ha sido necesaria para entender por qué el primer disco duro o SSD de un PC siempre tiene la letra C:, y no A: o B:.
Es una característica heredada de los PCs de hace 25 años.
Hace décadas, los PCs no arrancaban desde un sistema de almacenamiento interno sencillamente porque no existían los discos duros asequibles.
Lo hacían desde disquetes o floppy disk, disco magnéticos externos. Existían dos tamaños de disco muy extendidos, de 5¼ y de 3½ pulgadas (los dos más pequeños que se ven aquí):
Cada uno de estos discos requería su propio lector, así que muchos ordenadores venían con dos lectores de discos, uno de 5¼ y otro de 3½ pulgadas. O solo con uno, y el usuario añadía otro más adelante.
Posteriormente llegaron los discos duros, pero solo eran unidades de almacenamiento. El Windows de aquella época no podía funcionar en un disco duro. Por eso reservaba las letras A y B para los dos lectores de 5¼ y de 3½ pulgadas, y a partir de ahí si instalabas un disco duro le otorgaba la letra C y siguientes.
Esta norma se ha mantenido hasta nuestros días, por cuestiones de compatibilidad. Aunque puedes asignar las letras A y B a un disco duro o SSD, si quieres. Pero Windows no lo hará automáticamente.
Quizá te cueste creerlo: aún existen PCs en empresas, instalaciones científicas e incluso aviones, que siguen usando disquetes…