Hace 10 años la batería del móvil duraba un día y ahora sigue durando más o menos… un día. Parece que no hemos avanzado nada, pero es todo lo contrario. Ahora los smartphones son 100 veces más potentes que hace una década. Así que tenemos baterías 100 veces más potentes, con una densidad de carga excepcional, y una capacidad energética impresionante, para lo poco que ocupan.
El problema es que a los usuarios les da igual la tecnología punta que hay detrás de una batería. Lo único que interesa, es que se recargue lo antes posible. Por eso la carga rápida se ha convertido en uno de los aspectos más importantes de los móviles modernos.
Existen muchos tipos de carga rápida (en la práctica, cada marca usa el suyo), con diferente rendimiento, así que vamos a ver cómo funcionan, cómo saber si un móvil soporta o no carga rápida, y cuáles son las ventajas y los inconvenientes.
Aunque los fabricantes no hable mucho de ello, la carga rápida tiene un precio, y es importante tenerlo en cuenta, como vamos a ver.
Todo sobre la carga rápida en los móviles
¿Qué es la carga rápida?
Un móvil con carga rápida nos está diciendo que la batería puede recargarse más rápido de lo normal. No tiene más misterio. Si cierto móvil tarda 2 horas en recargarse con una recarga estándar, usando carga rápida tardará menos. Puede ser 1 hora y media, o incluso 1 hora. Hoy en día ya hay móviles con carga rápida que se recargan en menos de 30 minutos.
El problema es que no existe un único tipo de carga rápida. Hay muchos diferentes, e incluso dentro de un mismo tipo, hay diferentes velocidades de carga. Por eso antes de explicar cómo funciona la carga rápida, conviene conocer unos conceptos básicos de las baterías de los móviles.
Así funciona una batería
Vamos a intentar ser breves y usar términos sencillos, pero si este apartado te parece muy técnico puedes saltar al siguiente, aunque merece la pena entenderlo.
Una batería es en realidad un recipiente que contiene componentes químicos (niquel-zinc, litio, etc.) que reaccionan al paso de los electrones. Las baterías tiene un polo positivo, el ánodo, y un polo negativo, el cátodo.
Cuando encendemos el móvil esos polos se conectan, cerrando un circuito eléctrico en donde se mueven electrones. Esos electrones reaccionan con los componentes químicos de la batería, generando una corriente eléctrica que se usa para alimentar el hardware del móvil.
¿Y cómo se mide la capacidad de una batería? Se usan tres valores: Amperios (A), Voltios (V) y Vatios (W).
Los amperios indican la intensidad de la corriente eléctrica, es decir, si pasa más o menos electricidad en un determinado tiempo.
Por eso la capacidad de una batería se mide en mAh, es decir, miliamperios por hora. Si una batería es de 2.500 mAh, puede suministrar una corriente eléctrica de 2.500 miliamperios en una hora.
El siguiente valor importante es el voltaje de la batería, que se mide en Voltios (V), y nos indica la tensión eléctrica.
Por último tenemos el valor que más nos interesa: la capacidad de carga de la batería, es decir, cuánta intensidad eléctrica puede aceptar según la tensión eléctrica que use. Se mide en Vatios (W), y su cálculo es tan sencillo como multiplicar los voltios por los amperios. W = V * A.
Por ejemplo, un móvil con un voltaje de 5V y una intensidad de corriente de 2A, tiene un capacidad de carga de 5V * 2A = 10W.
Ya sabemos todo lo que necesitamos para dominar la carga rápida.
Entendiendo la carga de un móvil
Antes de descubrir porqué la carga rápida es más eficiente que la carga normal, es importante saber cómo se recarga la batería del móvil.
Ya hemos visto que una batería usa una determinada corriente, medida en Amperios, a un determinado voltaje, medido en Voltios.
El problema que tienen las baterías de iones de litio, las más usadas por los móviles, es que son muy sensibles a los voltajes altos, tal como explica XDA-Developers. Cuando reciben muchos voltios se calientan mucho, y sufren.
Por eso cuando se recarga una batería el voltaje nunca sube de cierto valor considerado seguro. Al mismo tiempo, la corriente (los Amperios) se mantiene constante en la primera parte de la recarga, pero luego cae poco a poco hasta llegar a cero. En resumen, la recarga tiene tres fases diferentes, en donde el móvil se recarga a diferente velocidad. En esta gráfica lo verás más claro:
Lo importante aquí es que el voltaje y la corriente varían durante la recarga, y eso es con lo que van a jugar los diferentes sistemas de carga rápida para recargar más rápido.
¿Cómo funciona la carga rápida?
Pese a que, como hemos dicho, las baterías de ion-litio no aceptan voltajes muy altos, los cargadores de carga rápida se las apañan para usar un alto voltaje, que acelera la carga. En vez de usar 5V suben a 9, 12, e incluso 20V. Los móviles con soporte de este tipo de carga tienen unos circuitos en su interior llamados buck converters, que convierten alto voltaje en bajo voltaje manteniendo la intensidad de la corriente, y sin generar mucho calor.
Esto permite recargar el móvil más rápido sin estropear la batería. Se intenta cargar la batería lo más rápido posible durante la primer fase, antes de que el flujo de corriente comience a decaer. A partir de ese momento, la carga será mucho más lenta.
Por eso muchos fabricantes ofrecen datos del tipo: «El móvil se recarga al 70% en 20 minutos«. Lo que no dicen es que el 30% restante es mucho más lento, y a veces tarda más que el 70% inicial.
Los diferentes tipos de carga rápida que vamos a ver emplean diferentes tipos de circuitos para regular el voltaje y la corriente, y diferentes algoritmos que ajustan las fases de recarga según las características del móvil, por eso la mayoría de las marcas usan su propio sistema.
¿A partir de qué valores se considera carga rápida?
La carga de un móvil se lleva a cabo a través de un conector USB. Por tanto la carga normal nos la va a dar la capacidad de ese conector. Los smartphones usan conectores micro-USB y USB Tipo C.
Los cables micro-USB aceptan una corriente de 2A y un voltaje de 5V. Así que su capacidad de carga es 2A * 5V = 10W.
Los cables USB Tipo C aceptan una corriente de 3A y un voltaje de 5V. Así que su capacidad de carga es 2A * 5V = 15W.
Así que es muy fácil: cualquier móvil con conector micro-USB que recargue a más de 10W, tiene carga rápida. Si es un móvil con USB Tipo C, la carga rápida comienza más allá de los 15W.
Por ejemplo una carga rápida sencilla es 18W, que usa 2A y 9V, es decir: 2 * 9 = 18W. Una versión más rápida, a 40W, se consigue usando 4A y 10V, con lo que obtenemos: 4 * 10 = 40W.
Son valores que se salen de los estándares, por eso la carga rápida requiere su propio cargador, y su propio cable. Si usas otro distinto no alcanzará esos valores.
En cuanto a la carga rápida inalámbrica, la teoría es la misma, ya que funciona igual. La única diferencia es cómo transmite la electricidad, por el aire en vez de por un cable, pero una vez llega corriente a la batería, el funcionamiento de la recarga es el mismo. Eso sí, la carga inalámbrica suele ser más lenta.
¿Cómo puedo saber si mi móvil soporta la carga rápida?
En las versiones modernas de Android o iOS, cuando el móvil está usando la carga rápida aparece un mensaje o un icono especial que lo indica.
En Ajustes, dentro del apartado Batería, algunas marcas de móviles también lo indican.
Otra opción es mirar la pegatina del cargador. Solo necesitas los Amperios y los Voltios. Si en la pegatina pone 2A/5V eso son 10W, que como hemos visto, no es carga rápida. Pero si pone 2A/9V, son 18W, que ya es carga rápida (aunque de las más lentas).
Esto nos lleva a un punto importante, y es que la carga rápida depende del cargador. Puede que tu móvil sea compatible pero si usas un cargador de los de toda la vida, usará la carga normal.
Otros sitios en donde puedes ver este dato es en el manual del móvil, o en la web del fabricante.
Ventajas e inconvenientes
Ya hemos visto la principal ventaja de la carga rapida: su velocidad. Pueden reducir el tiempo de recarga de un móvil hasta un 70%.
La teoría nos dice que la batería no sufre más de la cuenta por cargarse rápidamente, porque los móviles usan circuitos y algoritmos que ralentizan la carga cuando la batería se calienta demasiado, o llega a un determinado voltaje.
Pero también es cierto que aquí el marketing juega un papel importante. Hay una carrera por ver quién carga el móvil más rápido, y esto hace que los algoritmos de seguridad se estiren al máximo.
La carga rápida es segura, y si la tienes merece la pena usarla. Pero algunos análisis dicen que podría deteriorar la batería a largo plazo. Así que nuestro consejo es que solo la uses cuando la necesites, sobre todo en verano. Y especialmente, no la utilices por la noche. Si no tienes prisa para recargar o vas a hacerlo mientras duermes, mejor usa un cargador normal.
También desaconsejamos recargar el móvil mientras se está usando.
Tipos de carga rápida
Existen un puñado de tipos de carga rápida, como vamos a ver, dependiendo del voltaje y la corriente que usen, y de sus métodos para recargar.
Casi todos ellos se basan en las dos plataformas genéricas: USB Power Delivery, que ofrece el estándar USB, y Quick Charge de Qualcomm. Las marcas coges estos estándares y los modifican según las características de sus móviles.
USB Power Delivery (USB-PD)
El propio formato USB, que usan todos los móviles a través de los conectores micro USB y USB Tipo C, también ofrece una opción de utilizar la carga rápida.
La primera generación se estrenó en 2012, y permitía una potencia de 60W (3A y 20V) a través de micro USB.
La segunda generación, a través de USB TIpo C, es más versátil. Permite usar voltajes de entre 5V y 20V para una potencia máxima de 100W. Aunque en la práctica en los móviles solo permite hasta 45W.
Una tercera generación con tecnología PPS, lanzada en 2017, permite usar incrementos precisos de amperaje y voltaje, para obtener capacidad de carga muy precisas, según la batería.
Quick Charge de Qualcomm
Qualcomm ofrece un estándar de carga rápida para todas las marcas que usen sus procesadores Snapdragon. Durante unos años fue el sistema más usado, pero ahora cada marca usa el suyo propio, aunque la mayoría están basados en el propio Quick Charge.
Quick Charge 1.0 se lanzó en 2013, y ofrecía una capacidad de carga de 10W (2A y 5V), que hoy en día se considera el límite de la carga normal.
Quick Charge 2.0 aumentó el voltaje a los 12V. Así se consiguen cargas de hasta 24W con micro USB, y 36W (3A y 12V) con USB Tipo C.
Quick Charge 3.0 se estrenó en 2015. Su principal aportación es que permite usar voltajes durante la recarga en incrementos de solo 0,2V. Pero sigue manteniendo una capacidad de 36W.
Quick Charge 4.0 y 4.0+ se centraron en mejorar la seguridad de las cargas, para reducir el calentamiento. Alcanzan potencias de 100W.
Por último, en 2020 se estrenó Quick Charge 5.0, con capacidades de carga de más de 100W, recarga hasta el 50% en 5 minutos, y un descenso del calentamiento de la batería en nada menos que 10 grados centígrados. Además es capaz de generar dos corrientes eléctricas para cargar dos celdas al mismo tiempo, en las baterías que usan más de una.
Una de las ventajas de esta plataforma, es que sus cargadores son compatibles con todos los estándares anteriores. Es decir, un cargador QuckCharge 5.0 puede carga un móvil 1.0, pero a velocidad de QuickCharge 1.0. Aunque hay algunas excepciones, que puedes ver en esta tabla:
Ojo porque Quick Charge no solo funciona con Android. También lo hace con iOS. Pero solo a partir de Quick Charger 4.0.
Super Charge Turbo de Xiaomi
Xiaomi emplea la tecnología Quick Charge de Qualcomm, aunque tiene su propio nombre: Super Charge Turbo, que presentó en 2019.
Xiaomi Mi 10 Ultra fue el primer móvil en explotar al máximo Quick Charge 5.0, para llegar a unos increíbles 120W. Sin embargo el nuevo Xiaomi Mi 11 se toma las cosas con más calma y se queda en 55W para la carga con cable, y 50W la carga inalámbrica.
SuperCharge de Huawei y Honor
Al contrario que las tecnologías anteriores, Huawei emplea un sistema de recarga que no se basa en aumentar el voltaje, sino la corriente (los Amperios).
La primera versión, presentada en 2017, alcanzaba una capacidad de 22,5W (5V y 4,5A). La gama P30 y P40, así como Mate 30 y Mate 40, llegan hasta los 40W.
El Huawei Mate 40 Pro tiene el récord de la marca con una capacidad de carga de 66W (11V y 5A), pero podría ser superada por el Huawei P50 que se presentará en breve.
Super Fast Charging de Samsung
Al contrario que las compañías chinas, que compiten por ver quién ofrece la recarga más potente, Samsung siempre ha sido más comedida en este aspecto. Todos recordamos lo que pasó con las baterías que explotaban del Galaxy Note, y no quiere que vuelva a ocurrir nunca más.
Su sistema se llama Super Fast Charging y está basado en USB-PD PPS, así que es compatible con cargadores de carga rápida genéricos.
La versión de 2019 funcionaba a 25W (11V y 2,25A), pero con la gama Galaxy S20 estrenó Super Fast Charging 2.0, que alcanzaba los 45W.
Sin embargo con la nueva gama S21 estrenada este año ha bajado a los 25W en la carga por cable, y 15W en la carga inalámbrica, como ocurre en el Samsung Galaxy S21 Ultra 5G.
USB-PD PPS de Apple
Como ocurre con Samsung, la carga rápida no es una prioridad para la compañía de Tim Cook.
Comenzó a utilizarla en 2017 y se ajusta al estándar USB-PD PPS, así que es compatible con cargadores de carga rápida de terceros. De hecho tendrás que comprarlo tu, porque Apple ya no incluye cargador con sus móviles.
Desde el iPhone 8 al iPhone 10 usaba carga rápida a 18W, pero a partir del iPhone 11 Pro Max emplea carga rápida a 27W en sus modelos más potentes, como es el caso del iPhone 12 Pro Max.
OPPO, Realme, Vivo y OnePlus
Oppo ya es la marca que más móviles vende en China, superando a Huawei y Xiaomi. Forma parte del grupo BBK, que posee además otras marcas como Vivo, OnePlus o realme. Todas ellas usan la misma tecnología de carga rápida, tal como ha descubierto XDA Developers, por eso las hemos agrupado. Pero por cuestiones de marketing tienen distintos nombres.
La pionera fue Oppo, que en 2014 estrenó VOOC, que funciona casi al contrario que la competencia. En lugar de aumentar mucho el voltaje aumenta la corriente. Así consiguió llegar a los 20W (5V y 4A) con VOOC 2.0. Realme la usó con el nombre de Dart, y OnePlus con Dash.
En 2016 llegó Super VOOC, que alcanzaba los 50W. Estaba pensaba para la gama premium, así que paralelamente desarrolló VOOC 3.0 con prestaciones más modestas 25W y VOOC 4.0, que alcanzó los 30W (5V y 6A). La usan también Realme y OnePlus en sus móviles de hace 2 años,
La versión más avanzada es Super VOOC 2.0, que alcanza los 65W (10C y 6,5A). La usan también Realme con el nombre de SuperDart y OnePlus, con Warp. La podemos encontrar en móviles como el Realme X50 Pro o el recién presentado Oppo Find X3 Pro, capaz de recargar la batería al 100% en 38 minutos.
La variante inalámbrica se llama AirVOOC, y actualmente alcanza los 30W.
Oppo también ha presentado la carga más rápida del mundo, a 125W, usando cargadores GaN, capaz de recargar una batería de 4.000 mAh en 20 minutos. Pero aún está en fase de desarrollo.
realme está trabajando también con esta carga rápida a 125W que llama UltraDart. Se basa en usar diferentes capas de aislamiento término para reducir y expulsar el calor, y es capaz de cargar un móvil al 33% en 3 minutos, y al 100% en 20 minutos. ¡Impresionante!
Pump Express de MediaTek
Los móviles con procesadores MediaTek usan la carga rápida Pump Express, estrenada en 2013. Un año después estrenó Pump Express+, con una capacidad de carga de hasta 24W.
La versión más moderna es Pump Express 4.0, alcanzando el 75% de carga en 30 minutos. Además es compatible con USB-PD 3.0, y con la carga inalámbrica (hasta 15W).
TurboPower de Motorola
Finalmente, tenemos que hablar de la carga TurboPower de Motorola, que aunque se basa en Quick Charge de Qualcomm emplea tecnología propia de disipación del calor y algoritmos de gestión del voltaje.
Los móviles de Motorola son compatibles con Quick Chage 2.0 y 3.0 y los modelos de los dos últimos años funciona con cargas a 18 y 27W. Necesita cargadores propios.
Hemos visto qué es la carga rápida y los diferentes tipos más importantes que existen. ¡Esperamos que la información haya sido de utilidad!