Microsoft se ha inspirado en la refrigeración líquida que usan los mineros de criptomonedas para desarrollar un sistema de inmersión en dos fases para sus servidores.
La Ley de Moore ya no sirve, y los servidores se enfrentan a un problema importante: la cada vez mayor generación de calor de los chips. La solución podría estar en la refrigeración líquida, inspirada en los mineros de criptomonedas.
Durante más de 40 años ha estado vigente la Ley de Moore, según la cual la potencia de los procesadores se duplica cada dos años, sin aumentar su consumo eléctrico.
Esta ley era posible porque se reducía el tamaño de los transistores para meter el doble en un mismo espacio, sin aumentar el consumo del chip. Pero los transistores actuales ya han alcanzado tamaño atómico, y ya no se pueden reducir a la misma velocidad que antes. Por eso los procesadores y las GPUs más modernas mantienen el ritmo de crecimiento aumentando el consumo eléctrico. Y con ello, la generación de calor.
La mayoría de los servidores usan refrigeración por aire, evaporando el calor que generan los chips. Pero este proceso exige un elevado consumo de agua.
Microsoft lleva tiempo experimentando con la refrigeración por agua. Incluso tiene un centro de datos sumergido en el mar. Pero esto es una tecnología distinta.
En la nota de prensa que ha lanzado para presentar esta nueva tecnología, explica que se han inspirado en la refrigeración líquida que usan los mineros de criptomonedas para crear un nuevo sistema de inmersión en dos fases, utilizado por primera vez en servidores:
Sumergir en líquido un ordenador funcionando a pleno rendimiento no parece muy seguro, porque a todos nos viene a la cabeza los problemas que ocasiona el agua cuando se junta con la electricidad.
Pero el líquido que usa Microsoft no tiene nada que ver con el agua. Es un compuesto de fluorocarbono creado por la empresa 3M que no transmite la electricidad, así que no ocasiona problemas en el hardware.
Otra característica importante es que, a diferencia del agua, que se evapora cuando alcanza los 100 grados centígrados, este compuesto lo hace a los 50 grados, una temperatura que alcanza fácilmente cualquier servidor en funcionamiento.
Al evaporarse tan fácilmente, el líquido refrigera rápidamente los chips. El vapor que genera pasa por un condensador que lo convierte en líquido, volviendo a caer otra vez en la bañera, para usarse de nuevo para refrigerar en un bucle cerrado que produce dos beneficios. Primero, al ser líquido refrigera mucho más rápido que el aire. Y segundo, este bucle cerrado hace que la refrigeración no requiera aporte de agua, reduciendo la huella ecológica de los centros de datos.
De momento es una solución limitada porque hay que sumergir a los servidores en bañeras especiales y los centros de datos no están preparados para ello. Pero si es útil para aplicarlo en los servidores con más demanda de proceso, por ejemplo en los de las empresas de videollamadas o de inteligencia artificial.