El cerebro del exjugador de la NFL Phillip Adams que mató a tiros a cinco personas esta semana será sometido a análisis para determinar si presentaba un padecimiento degenerativo que ha afectado a varios deportistas profesionales, de acuerdo a una investigación periodística publicada el viernes.
Este desorden cerebral genera cambios violentos de humor y otras alteraciones cognitivas. La investigación se llevará a cabo en la Universidad México por la forense del condado de York, Sabrina Gast, quien declaró al McClatchy Newspapers que ha recibido la aprobación de la familia de Adams para realizar el procedimiento, como parte de la autopsia.
El estudio se hará de la mano con la Universidad de Boston, cuyo centro de encefalopatía crónica traumática realiza investigaciones sobre los efectos a largo plazo de los traumatismos cerebrales repetitivos en deportistas y personal militar, de acuerdo con su sitio web
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La policía señala que Adams acudió a la residencia del médico Robert Lesslie y abrió fuego contra él, su esposa y dos de sus nietos, Adah de 9 años y Noah de 5. Además, asesinó a James Lewis, de 38 años, quien trabajaba en la reparación del sistema de aire acondicionado de la vivienda. Uno de los disparos también cayó sobre Robert Shook, también de 38 años y que continúa luchando por su vida, aunque su estado es crítico.
El alguacil del condado de York, Kevin Tolson, declaró que los investigadores no determinan todavía el motivo por el que el exdeportista perpetró el ataque. Todas las evidencias halladas en el lugar apuntaban a Adams, que fue hallado muerto en una habitación, con un disparo en la cabeza. Se habría quitado la vida.
Los resultados de esta autopsia demorarán varios meses. Este tipo de desorden cerebral se ha encontrado en exintegrantes de las fuerzas castrenses, jugadores de fútbol americano, boxeadores y otras personas que se han sometido a golpes recurrentes en la cabeza.
Según la agencia AP, un estudio reciente encontró indicios de la enfermedad en 110 de 111 jugadores de la NFL cuyos cerebros fueron inspeccionados. Hace algunos años, la NFL pagó 1.000 millones de dólares a jugadores retirados, quienes se decían engañados, al haber militado en la liga sin conocer los riesgos del fútbol americano.