No hay chips o, al menos, no hay los suficientes como para hacer frente a la gran demanda actual. TSMC, fabricante por excelencia de semiconductores y proveedor de prácticamente todas las empresas tecnológicas del mercado, está envuelto en una situación complicada que no terminará en 2021.
La escasez de chips es algo con lo que ya convivían las grandes empresas, lo hemos visto en NVIDIA y el goteo de sus nuevas gráficas.
Esta situación parece no tener fin, el CEO de TSMC, C. C. Wei, ha advertido que es posible que dure durante todo este año y el siguiente. El 2023 sería el año en el que la escasez empezaría a remitir.
El principal problema es que pone a la industria en jaque, desde consolas hasta tarjetas gráficas y pasando por procesadores, todos estos estos componentes llevan chips y se están viendo afectados por esta escasez.
TSMC ya ha hecho esfuerzos en intentar remitir este problema, este año hizo una inversión millonaria, 30.000 millones, destinados a ampliar y mejorar la capacidad de producción.
Esta cifra forma parte de un total de 100.000 millones de dólares que invertirá durante los próximos tres años, aunque cierta parte se destinará a crear nuevas plantas de producción.
Grandes empresas como Intel han anunciado que invertirán capital, 20.000 millones de dólares, para la construcción de dos nuevas fábricas y así tratar de aliviar la escasez de chips.
Lo interesante de la inversión de Intel es que estas plantas no estarán destinadas a la fabricación de procesadores del gigante azul, sino que ofrecerán su servicio a terceras empresas.
La situación mejorará, pero pasará bastante tiempo hasta que todo acabe por normalizarse. Lo más probable es que con la creación de las dos nuevas fábricas sean capaces de hacer frente a la demanda, pero el problema es el tiempo que llevará llegar hasta ese punto.