La manera en la que percibes los colores está limitada por el lenguaje que conoces para describirlos.
Aina Casaponsa, profesora de Lenguaje, Cognición y Neurociencia y Panos Athanasopoulo, profesor de Lingüística y Lengua Inglesa, ambos de la Universidad de Lancaster, han relacionado en un artículo para The Conversation, cómo la manera en la que te expresas en un idioma y puede influir en la percepción que creas sobre los colores.
El ojo humano es capaz de percibir millones de colores, pero cómo lo hace depende de tu visión.
Hay personas que solo pueden ver en ciertas escalas de color debido a la ausencia de células de la retina que son sensibles niveles de luz muy altos: los conos. Esto se conoce como daltonismo, y pese a los mitos sobre lo que ve o no una persona con esta patología, lo cierto es que ni siquiera 2 personas daltónicas pueden ver los mismos colores.
La distribución y densidad de estas células también varía entre personas con «visión normal», lo que hace que todos las personas experimenten el mismo color, pero de formas ligeramente diferentes.
Lo que han descubierto estos profesores, es que pese a estas diferencias genéticas, también existen aspectos culturales que afectan a nuestra percepción del color. El lenguaje.
Los diferentes idiomas y grupos culturales también dividen el espectro de colores de manera diferente. Por ejemplo, algunos idiomas como el bassa, que se habla en Liberia y Sierra Leona, solo tienen 2 términos para definir colores: oscuro y claro.
Otro ejemplo que explican es el pueblo Warlpiri, que vive en un Territorio del Norte de Australia, allí ni siquiera usan un término para la palabra «color». En cambio, tienen un rico vocabulario que se refiere a la textura, la sensación física y el propósito funcional de este.
Para poner ejemplos más cercanos, el ruso, el griego y el turco tienen 2 términos separados para el azul, uno que se refiere exclusivamente a los tonos más oscuros y otro que se refiere a los tonos más claros. Esto quiere decir que su percepción de esos colores será mucho más amplia que en otras culturas que no los distingan, pero menor que aquellas en las que valoran un espectro de este color mucho más amplio que va hasta el verde (agua marina o turquesa).
Según los investigadores de la Universidad de Lancaster, esto no solo sucede con el color, sino que diferentes idiomas pueden influir en las percepciones que se tienen de todos los ámbitos de la vida. Ahora, siguen investigando cómo el uso y la exposición a diferentes lenguajes cambia la forma en que se perciben los objetos cotidianos.
Este artículo fue publicado en Business Insider España por Irina Pérez.