El efecto Flynn es la subida continua cada año de las puntuaciones de cociente intelectual en gran parte del mundo. Sin embargo, varios estudios apuntan a que en algunos países occidentales ya no se produce desde hace casi medio siglo.
¿Somos los humanos más inteligentes con cada generación que viene al mundo? La respuesta es ambigua, pero al menos en buena parte de los países occidentales la subida del coeficiente intelectual parece haberse detenido desde mediados de los años 70.
Volviendo la vista al pasado, durante el siglo XX se constató el denominado efecto Flynn, un fenómeno analizado por la ciencia que debe su nombre al difunto educador estadounidense. Este efecto alude a la aparente tendencia a que los niveles de inteligencia aumenten con el transcurso del tiempo. O lo que es lo mismo, la puntuación media de las pruebas de CI subió significativamente, especialmente en Occidente.
Cada década el cociente intelectual subió nada más y nada menos que tres puntos… pero la tendencia parece haberse invertido en los países más avanzados del mundo, por una combinación de factores que científicos y educadores tratan de desentrañar, tal y como recoge un análisis publicado en The Conversation.
Para que el CI mejorase durante el siglo pasado fue necesario un cóctel de mejoras en vivienda, salud, crianza infantil, acceso a la educación gratuita de los más pequeños y la transición de trabajos manuales a otros con mayor exigencia intelectual. En aquellas regiones donde las circunstancias vitales no han mejorado, como África subsahariana, los estudios muestran que el efecto Flynn todavía no se ha afianzado.
No solo aumentó el CI, sino que de forma pareja también lo hizo la esperanza de vida: algunas investigaciones como esta apuntan a un gradiente de CI-mortalidad por el que las personas más inteligentes suelen vivir más tiempo.
Efecto Flynn inverso: ¿Occidente ha llegado a su tope de CI?
En los últimos 30 años son varias las pruebas de que la tendencia ascendente en el cociente intelectual se está desacelerando. Un estudio noruego publicado en la revista PNAS encontró que los nacidos antes de 1975 mostraban el efecto Flynn, pero desde ese año se experimentó un descenso de 0,2 puntos por año, lo que equivale a una diferencia de 7 puntos entre generaciones.
El efecto Flynn no solamente se desinfló en el caso noruego: estudios realizados entre 2005 y 2013 en otros países europeos como Reino Unido, Suecia y Francia arrojaron resultados parecidos. ¿Por qué sucede esto? ¿Hemos llegado a nuestro tope intelectual?
Los expertos se plantean teorías muy diversas ante el fenómeno, pero coinciden en que son factores ambientales y no genéticos los que están detrás del efecto Flynn occidental.
La neuropsicóloga Katherine Possin, profesora del Centro de Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California en San Francisco explicaba a la BBC que actualmente vivimos en sociedades donde la inteligencia no se basa solamente en la memorización, las matemáticas o el vocabulario de los test tradicionales de CI. Dicho de otro modo, las herramientas para medir la inteligencia podrían estarse quedando anticuadas.
No todo el monte es orégano, ni toda la inteligencia se circunscribe al CI
La educación occidental se ha modernizado y no se basa tanto en memorizar hasta la saciedad. Ha evolucionado a un enfoque científico de resolución de problemas más colectivo, dando prioridad también a las habilidades interpersonales o a la inteligencia emocional. También se ha empapado de avances tecnológicos. Así, los nuevos métodos de enseñanza repercuten en que las pruebas de CI salgan peor.
Muchos expertos critican que este tipo de test se han quedado obsoletos y que algunas de sus preguntas son sesgadas, herméticas o injustas. También advierten de que, aunque las pruebas de CI estén saliendo peor de unos años para aquí, no revelan que los humanos seamos menos inteligentes, ya que no miden la inteligencia social, la sabiduría, la creatividad y otros aspectos de la personalidad.
El cambio de modelo educativo no sería la única explicación a este Efecto Flynn inverso: una investigación británica analizada en The Guardian sugiere que el empeoramiento de los estándares nutricionales guardaría relación con el fenómeno, mientras que otras teorías apuntan a que las personas inteligentes cada vez tienen menos hijos.
Este artículo fue publicado en Business Insider España por Andrea Núñez-Torrón Stock.