Vigilar la presión, revisar que no tiene bultos o cortes, comprobar la alineación… son tres de las cinco reglas de oro para conservar los neumáticos en buen estado.
Los neumáticos son un componente fundamental para la seguridad activa del vehículo, ya que son el único punto de contacto con el asfalto. Por ello, es de vital importancia revisar regularmente su estado, para comprobar que el nivel de desgaste no es excesivo y que mantienen la presión adecuada. De la mano de Confortauto repasamos cinco reglas de oro para conservar los neumáticos.
1. Comprobar la presión de los neumáticos
La presión es uno de los factores clave que influye en el desgaste y envejecimiento prematuro de los neumáticos.
- Una presión excesiva provocará un mayor desgaste por la parte central del neumático, además de reducir la superficie de contacto con el asfalto y por consiguiente reducir también el agarre
- Una presión demasiado baja, lo cual provocará un desgaste irregular (esta vez por la parte externa del neumático) y reducirá la superficie de contacto
Se recomienda revisar la presión recomendada por el fabricante por lo menos una vez al mes, y siempre antes de un viaje largo. Circular con la presión adecuada además de contribuir a nuestra seguridad, reducirá el riesgo de dañarlos, y nos ayudará a ahorrar combustible.
2. Vigilar la profundidad de la banda de rodadura y desgaste del dibujo
Hay que tener en cuenta que un neumático desgastado por debajo del límite legal (1,6 mm), deja de cumplir su función y resulta peligroso ya que el agarre disminuye y aumenta la distancia de frenado, multiplicando el riesgo de sufrir patinazos o el temido aquaplaning.
Para garantizar el máximo agarre y tracción, la profundidad del dibujo de los neumáticos no debe superar los 1,6 milímetros (límite legal establecido), siendo aconsejable su cambio cuando la profundidad del dibujo sea inferior a 3 milímetros.
En este sentido, cabe recordar que circular con unos neumáticos por debajo del límite legal, conlleva una sanción de 200 euros, e incluso la inmovilización del vehículo si se verifica que el desgaste del neumático es “grave”.
3. Examinar si hay daños en la goma
No es extraño encontrarse neumáticos con bultos en sus laterales fruto de un golpe contra el bordillo, o pequeños cortes y roces, así como grietas causadas por el paso del tiempo y el uso. Todo esto supone tener que pasar por el taller y cambiar no solo esa rueda, sino su pareja del mismo eje ya que corremos el peligro de sufrir un reventón en plena marcha.
4. Comprobar la alineación
Si el vehículo no mantiene una trayectoria estable (se va a la derecha o izquierda cuando soltamos el volante por unos segundos) o bien se produce una vibración del volante, probablemente sea porque la alineación de los neumáticos no sea la correcta.
Unos neumáticos mal alineados impiden un correcto agarre al firme, por tanto, su funcionamiento será deficiente. De ahí la importancia de que las 4 ruedas estén siempre en consonancia.
5. Vigilar las válvulas y los tapones de los neumáticos
Las válvulas son las responsables de mantener la hermeticidad de los neumáticos al contener la presión de aire en la unión del neumático con la llanta, por tanto, son un componente fundamental. Estos pequeños elementos sufren un esfuerzo muy severo durante su vida. Ante la duda de mala estanquidad de la válvula, ésta se debe cambiar completamente.
Este artículo fue publicado en Autobild por Noelia López.