Ingenieros logran crear una tecnología capaz de detectar distintos elementos enterrados a gran profundidad.
Si bien hemos conocido multitud de robots capaces de pasar sobre cualquier superficie, incluso superar obstáculos para tareas de rescate, lo cierto es que la ciencia ha avanzado menos en lo que respecta a robots subterráneos, aquellos capaces de introducirse dentro de la tierra para localizar elementos como cables o incluso bombas.
Ahora ingenieros del MIT han desarrollado una especie de robot que es capaz de excavar en la superficie y detectar lo que hay ahí abajo. Este robot se llama Digger Finger, y ha sido diseñado para discernir la forma de los objetos que están enterrados en material granular como arena y guijarros.
“La idea es hacer un dedo que tenga un buen sentido del tacto y pueda distinguir entre diversas cosas que siente. Eso sería útil si está tratando de encontrar y desactivar bombas enterradas”, señala el autor del estudio, Edward Adelson.
Esta nueva tecnología se ampara en los avances anteriormente conseguidos en la tecnología de sensor táctil llamada GelSight que es capaz de proporcionar mapas en 3D muy detallados de objetos que utilizan el tacto artificial.
La tecnología GelSight es un gel transparente cubierto con una membrana reflectante y un juego de luces LED. Los rayos de luces LED se distorsionan a medida que el gel se deforma cuando entra en contacto con los objetos. Esta luz distorsionada es analizada por un algoritmo de aprendizaje automático que discierne las formas propias del objeto que causa dicha deformación en el terreno.
Para este nuevo avance, el equipo del MIT modificó este sistema original para que se pareciera a la manguera de una aspiradora bajo un diseño cilíndrico delgado capaz de penetrar el material granular.
Si bien hay otros métodos para detección subterránea más precisa, creen que su nuevo desarrollo podría usarse para una mayor precisión.
Con este avance, lo que pretenden los investigadores es dotar a los robots de una mano robótica tan eficiente como las de un ser humano y que pueda asumir tareas delicadas como la localización de distintos materiales y objetos debajo del terreno.
Si bien la primera versión del robot está más pensada para buscar bombas o cables enterrados en lugares peligrosos, en última instancia podría ayudar a mejorar la tecnología del tacto artificial.