Científicos en el lugar de la erupción del volcán Fagradalsfjal, a solo 65 kilómetros de la capital de Islandia, Reykjavik, no han encontrado mejor forma de demostrar que la situación está bajo control que cocinando sus propios hot dogs (o perros calientes) en la lava en enfriamiento.
Los científicos europeos están usando la lava como una parrilla natural gigante mientras estudian cómo se está desarrollando esta erupción, la cual en un primer momento puso en alerta a toda la capital del país de Islandia, uno de los países que mejor ha controlado a la COVID–19 en el mundo.
“Es absolutamente impresionante”, le dijo a la AFP Ulvar Kari Johannsson, un ingeniero, sobre el panorama del área circundante. Él realizaba su merienda en el lugar.
No hay peligro mayor
La Oficina Meteorológica de Islandia determinó que la erupción ingresó a la categoría de pequeña en el sitio de erupción, arrojando fuentes de lava de hasta 100 metros de altura.
La lava mana de una cúpula formando un pequeño valle y se acumula en la cuenca, transformándose poco a poco en negro basalto a medida que se enfría. Los geofísicos estiman que el volcán ya escupió 300 mil metros cúbicos de lava.
Las erupciones en Islandia son frecuentes (una cada cinco años en promedio) pero suelen producirse lejos de las ciudades y en ocasiones en zonas muy inaccesibles. Y otras son demasiado peligrosas como para que se permita el acceso.
El turismo en Islandia, que suele representar más del 8% del PIB, se ha desplomado por la pandemia de coronavirus, pero desde hace unos días las autoridades intentan promoverlo reabriendo el país a los visitantes que demuestren que se han vacunado o ya han tenido la COVID-19. (con información de AFP)
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