Para muchos, el lanzamiento de un nuevo móvil de Motorola siempre es algo agradable. Fue una de las compañías más punteras hace unos años, de las que sorprendían con diseños diferentes en la época en la que los smartphones no existían y que, sobre todo, se ganaron un hueco en muchos corazones gracias a la familia Moto G.
El Moto G fue uno de mis primeros móviles inteligentes y la experiencia con ese Android tan limpio después de venir de los Samsung Galaxy originales fue sorprendente y, poco a poco, fueron ampliando la familia con varios terminales por generación, aunque con la llegada de Xiaomi y otras compañías de la gama media, se han quedado algo rezagados.
Ahora tenemos un Moto G30, un Moto G50 y un Moto G100 del que os hablaremos próximamente, y vemos que, al menos en el G50, la compañía se ha quedado un poco en esos buenos tiempos del pasado.
Han actualizado componentes y nos ofrece un rendimiento que nos ha gustado, pero hay algunos detalles que mejorar de cara a la siguiente generación y os contamos nuestra opinión en este análisis del Moto G50.
Moto G50 | |
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Pantalla | Panel IPS de 6,5″ | Refresco de 90 Hz | Resolución de 1.600 x 720 píxeles | 269 píxeles por pulgada | El 83,2% del frontal es pantalla | 20:9 |
Procesador | Snapdragon 480G |
Memoria RAM | 4 GB |
Almacenamiento | 128 GB |
Cámaras principales | Principal de 48 Mpx f/1.7 | Macro de 5 Mpx f/2.4 | Profundidad de 2 Mpx f/2.4 |
Cámara frontal | 12 Mpx f/2.2 |
Batería | 5.000 mAh | Cargador en la caja de 10 W | Compatible con carga a 15 W |
Sistema operativo | Android 11 |
Dimensiones y peso | 164,9 x 74,9 x 9 mm | 192 gramos |
Precio | 249 euros en Amazon |
Apartados del análisis del Moto G50:
Acabado llamativo y muy cómodo en mano, pero con una pantalla singular
El diseño es uno de los puntos que me ha gustado. En cuanto lo sacas de la caja tienes la funda de silicona transparente puesta que permite ver el acabado (el azul oscuro en mi caso) y siempre se agradece que haya fundita en la caja para dejarla tal cual o para ponerla mientras compramos una que se adapte mejor a nuestra personalidad.
El Moto G50 está construido en plástico y no me ha parecido que sea un plástico particularmente premium, podríamos decir que está en la media y tiene un acabado brillante que hace que el polvo y las huellas se fijen muchísimo.
Eso sí, me gusta el acabado, los reflejos que se produce en la parte trasera y lo bien que está integrado tanto el módulo de cámara -que no sobresale demasiado- como el sensor de huellas.
Y es que, sí, tenemos sensor en la parte trasera, en ese logo de Motorola y es una situación extraña al principio porque no estamos acostumbrados a eso (y por eso decimos que tiene cositas de hace algunas generaciones), pero lo cierto es que funciona muy bien.
Ya que estamos hablando del desbloqueo, lo que no funciona tan bien es el desbloqueo por foto, mucho más errático y necesita más luz que la mayoría de móviles que hemos probado con este sistema 2D.
En la mano, el Moto G50 me ha parecido cómodo pese a sus dimensiones y peso de 192 gramos. Creo que el peso está bien repartido y los laterales curvados en la trasera permiten un agarre con el que no tengo queja alguna.
Si pasamos al frontal, tenemos notch de tipo gota y unos marcos laterales que están aprovechados, pero una barbilla que nos ha parecido bastante ancha. La pantalla es de 6,5″ y aquí empezamos a ver elementos que no entendemos demasiado bien.
Tenemos una resolución de 1.600 x 720 píxeles, HD+ que nos deja 269 píxeles por pulgada. Te acostumbras sí, pero vas a ver los píxeles perfectamente. En lo primero que me fijé fue en el botón de ‘Teléfono’, donde hay unos dientes de sierra exagerados que no vemos en un teléfono FullHD+.
Si fuera el Moto G30, de 180 euros, podríamos entenderlo, pero en un teléfono que actualmente cuesta 250 euros, cuesta algo más.
También tenemos una frecuencia de 90 Hz que es genial, sí, y todo va muy fluido, pero habría preferido más resolución y 60 Hz antes que esos 90 Hz que, como digo, hacen que esta capa tan especial de Motorola vaya muy fluida incluso con 4 GB de RAM.
La sensibilidad del panel es buena, tenemos tres perfiles de color que podemos seleccionar y algunas opciones por software (como mantener la pantalla encendida cuando miramos o una pantalla de bloqueo dinámica con ciertos atajos a notificaciones que, ciertamente, me encantan, pero este panel está dando constantemente una de cal y una de arena.
Otro detalle es que el brillo máximo es de solo 321 luxes con una desviación de 11 luxes.
Se nota perfectamente que es más brillante en la mitad inferior que en la superior y, además, el contraste y el brillo baja muchísimo en cuando no estás mirando el panel de frente. Es un IPS, sí, pero en este sentido me recuerda a un monitor TN.
Reproduciendo contenido como YouTube o juegos no me parece que los colores sean malos, ni mucho menos, y de hecho el contraste me parece correcto, pero no cambiéis el ángulo porque la experiencia empeorará enteros.
Si nos vamos al sonido, tenemos un único altavoz que ofrece un volumen considerable y al que le falta contundencia en graves, pero que ofrece una experiencia correcta para ver vídeos, echar alguna partida y poner Spotify.
Si necesitáis algo más, siempre podéis recurrir al jack de 3,5 mm.
El Snapdragon 480G sorprende de la mano de un Android 11 muy limpio
En el interior del dispositivo tenemos un chip que promete sorprendernos este 2021. MediaTek tenía el monopolio de los chips con 5G para móvil gracias a unos Dimensity que nos están gustando bastante (tanto el Dimensity 700 como el 800), ya que ofrecen buen rendimiento, buen consumo y, además, esa posibilidad de conectarnos a redes 5G.
La respuesta de Qualcomm es un chip SD 480G que puede hacer que recelemos por la familia 4XX a la que pertenece, pero que realmente se muestra muy, muy sólido en prácticamente todas las condiciones en las que lo hemos probado.
Es un SoC con la Adreno 619 y con CPU de ocho núcleos en el que dos van a 2 GHz y otros seis van a 1,8 GHz. En este caso, tenemos 4 GB de RAM que sí, os voy avisando de que se quedan cortos en cuanto metemos caña al teléfono, por muy limpia que sea la capa de Motorola sobre Android 11.
Antes de contaros la experiencia, os dejamos una tabla con algunos datos para que ubiquéis este SoC:
Moto G50 | Nokia X20 | realme 8 5G | realme 8 | realme 8 Pro | Redmi Note 10 Pro | realme 7 | Oppo Reno 4Z | Oppo reno 4 Pro | |
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Procesador | SD 480G | SD 480G | Dimensity 700 | MTK G95 | SD 720G | SD 732G | MTK G95 | Dimensity 800 | SD 765 |
Geekbench 4 Single | 2.336 | 2.314 | 2.705 | 2.581 | 2.647 | – | 2.551 | 2.525 | 2.844 |
Geekbench 4 Multi | 6.494 | 6.455 | 7.001 | 6.821 | 6.902 | – | 7.612 | 8.696 | 7.237 |
Geekbench 5 Single | 508 | 499 | 572 | 535 | 568 | – | 537 | 518 | 598 |
Geekbench 5 Multi | 1.685 | 1.687 | 1.775 | 1.717 | 1.707 | – | 1.678 | 2.161 | 1.765 |
3D Mark | 2.476 | 2.426 | 2.326 | 2.762 | 2.596 | – | 2.810 | 3.284 | – |
PC Mark | 8.695 | 7.137 | 10.917 | 10.083 | 8.999 | 8.186 | 9.690 | 7.720 | 7.803 |
Y la memoria es de 128 GB en nuestra unidad con una buena velocidad:
Rendimiento de memoria | Moto G50 | Nokia X20 | realme 8 5G | realme 8 | realme 8 Pro | Redmi Note 10 Pro | Redmi Note 9 Pro | Poco X3 |
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Escritura secuencial | 321,09 MB/s | 326,77 MB/s | 152,22 MB/s | 157,31 MB/s | 167,72 MB/s | 209,29 MB/s | 102,88 MB/s | 200,24 MB/s |
Lectura secuencial | 435,78 MB/s | 436,60 MB/s | 611,80 MB/s | 457,41 MB/s | 239,25 MB/s | 415,19 MB/s | 420,32 MB/s | 495,76 MB/s |
Escritura aleatoria | 19,38 MB/s | 17,87 MB/s | 24,12 MB/s | 8,33 MB/s | 14,78 MB/s | 19,38 MB/s | 19,29 MB/s | 14,73 MB/s |
Lectura aleatoria | 18,60 MB/s | 22,86 MB/s | 15,93 MB/s | 13,17 MB/s | 11,84 MB/s | 17,25 MB/s | 14,06 MB/s | 19,03 MB/s |
Velocidad de copia en memoriia | 5,64 GB/s | 5,64 GB/s | 6,14 GB/s | 5,01 GB/s | 4,89 GB/s | 4,83 GB/s | 4,75 GB/s | 4,76 GB/s |
Como veis, son buenos números y, desde luego, este Snapdragon ocupa un puesto muy interesante, pero lo importante es el día a día y, aunque este móvil no es redondo, la verdad es que prácticamente todo lo relacionado con el software me ha gustado mucho.
La experiencia ha sido muy buena en todo tipo de tareas con una fluidez máxima (gracias a esos 90 Hz en parte) y con unas aplicaciones estables en todo momento con una interfaz de Android 11 extremadamente limpia que se parece mucho al Android más puro, pero con ciertos añadidos de Motorola que mejoran la experiencia.
Uno de los que más me gusta es la pantalla de bloqueo en la que tenemos notificaciones que podemos previsualizar si pulsamos en ellas, algo muy útil para ver un mensaje sin tener que desbloquear el móvil y entrar en la app.
No he tenido, como digo, ningún tipo de experiencia negativa con el software, y es algo que agradezco. Eso sí, aunque es más culpa del hardware, la escasez de RAM hace que cuando tenemos muchas apps abiertas el teléfono vaya algo más pesado y tengamos que ir cerrando algunas.
Y si jugáis, el SD 480G también nos da una buena respuesta. Asphalt o Call of Duty se mantienen genial, así como, evidentemente, juegos más ligeros, pero también vamos a poder mover Genshin Impact. Con la configuración predeterminada no rinde muy bien, pero si ajustamos parámetros vamos a lograr una muy buena experiencia.
Dos días de uso prácticamente asegurados y con cargador en la caja
En la autonomía no hay ningún tipo de sorpresa, ya que cada vez estamos más habituados a los 5.000 mAh y es lo que nos encontramos en el Moto G50. Con esta capacidad, tengo entre 8:30 y 9 horas de pantalla con brillo automático y 90 Hz.
Es una cifra estupenda con mi uso y que permitirá que cualquier usuario llegue fácilmente al día y medio o dos días de autonomía. Claro está, esto es gracias tanto a la capacidad de la batería y el poco consumo del SD 480G, pero sobre todo «gracias» al poco brillo de la pantalla y a la resolución HD+.
La carga máxima que soporta es de 15 W y el cargador que viene en la caja es de 10 W. Vamos a lograr el 100% en casi dos horas, algo que contrasta con los cargadores de 33 W y 65 W de otros fabricantes con móviles al mismo precio que este Moto G50 que nos permite el 100% en menos de una hora.
Triple cámara que no está a la altura
La historia con las cámaras es otra. Antes de nada, me gusta mucho la experiencia con la app. Te tienes que acostumbrar, sobre todo a su apartado de ‘más’ en el que tenemos diferentes modos, pero una vez te haces con ella, es estable, rápida y cómoda.
La lástima es que los sensores no animan demasiado a hacer fotografías. El principal cuenta con 48 megapíxeles con apertura f/1.7 y un sensor de media pulgada.
Es un sensor pequeño que necesita mucha luz para hacer fotos correctas y, en este sentido, tenemos un resultado muy similar al del POCO M3 Pro 5G –análisis-, considerablemente más barato que este Morotola.
Colores algo lavados, buena exposición casi siempre, pero en general imágenes algo planas que, bueno, vamos a poder toquetear en programas de edición para dejarlas algo más vistosas.
De noche y en interior, la película es otra. El software hace un buen trabajo, pero se nota que el tamaño del sensor es el que es y los resultados… cumplen, dejémoslo ahí.
Este principal está acompañado por un macro de 5 megapíxeles, un sensor muy pequeño de 1/5″que sí, es un macro, pero que no ofrece unos resultados que apetezca compartir en redes ni que despierten nuestra creatividad.
Y el tercer sensor es el clásico 2 megapíxeles f/2.4 que sirve para el retrato. En el frontal tenemos un sensor de 13 megapíxeles f/2.2:
En cuanto al vídeo, contamos con grabación a 1.080p como máximo y un modo a 30 fps estabilizado con otro a 60 fps en el que se quita la estabilización electrónica.
Ejemplo del vídeo a 60 fps:
Y a 30 fps:
Es, claramente, uno de los puntos más flojos de este Moto G50, ya que no es un terminal que nos invite a hacer fotografías.
Excepto el procesador, es un gama media de hace alguna generación
Llegamos al final del análisis del Motorola Moto G50 con unas sensaciones agridulces. Es un terminal que, pese a su diseño algo anticuado con ese sensor de huellas en la trasera y con ese notch de tipo gota, me ha gustado porque es cómodo en la mano, pero cuando lo tenemos de frente viendo contenido nos topamos con una barbilla bastante ancha.
Las cámaras no invitan a hacer fotografías y la pantalla no está a la altura con su brillo escaso, su pérdida de contraste en cuanto cambiamos el ángulo de visión y, sobre todo, por la resolución HD+. Sí, tiene 90 Hz y consume muy poca batería, pero hay exponentes mucho mejores por el mismo dinero (y por menos) con un elemento en el que no habría que recortar, ya que es básico en un smartphone.
El rendimiento, la autonomía y la experiencia con Android, por el contrario, sí me han gustado mucho y creo que, aunque no esté a la altura de la competencia en potencia bruta y otros apartados ya comentados, si sois un usuario que buscáis estabilidad, una capa de Android lo más pura posible, autonomía y 5G, este puede ser un teléfono para vosotros.
Si el 5G y la capa de Android más ‘stock’ es algo que no os importa demasiado, realme y Xiaomi tienen algunas alternativas en el mismo rango de precio.