Cada ciudad del mundo posee una huella microbiana propia que la hace distinta del resto, según un reciente estudio de la Universidad de Medicina de Cornell.
Tus iris, tu cráneo o tus huellas dactilares son únicos en el mundo: carecen de réplica en otras personas. Pero no solo en nuestro cuerpo habitan rasgos diferenciales que no coinciden con ningún otro individuo, sino que algo parecido podría pasar si miramos a los organismos microbianos de las ciudades.
Una nueva investigación de la Universidad de Medicina de Cornell publicada en la revista Cell determina que cada urbe es poseedora de una huella digital microbiana única, tanto que una pisada de tu zapato podría identificar el lugar en el que vives.
Según explican desde Science Alert, los investigadores se sirvieron de miles de muestras recolectadas en los sistemas de transporte urbano de 60 ciudades del mundo, tomadas de lugares de contacto común como las barandillas de los metros o estaciones de bus.
Cada ciudad tiene un eco molecular único de los microbios que la habitan
Más de 4.700 muestras fueron sometidas secuenciación metagenómica, técnica que abarca el estudio del material genético cogido del medio ambiente, con la finalidad de crear un atlas global del ecosistema microbiano urbano, un catálogo nunca hecho hasta la fecha.
Los investigadores confirmaron que no existen dos ciudades iguales, sino que cada una de las metrópolis estudiadas tiene una huella digital o eco molecular único de sus microbios, y que la hace distinta de otros entornos urbanos.
El equipo abarca decenas de científicos de más de 60 organizaciones de investigación. Aunque finalmente recolectó muestras de 32 países en 6 continentes, comenzó analizando muestras microbianas en el metro neoyorquino.
A raíz de su trabajo se fundó MetaSUB, una colaboración internacional que intenta documentar el bioma urbano con el que millones de personas interactúan cada día.
Nuevos microorganismos detectados: 11.000 virus y 1.300 bacterias
El estudio se llevó a cabo durante 3 años, pero no solo mostró la idiosincrasia microbiana particular de cada urbe, sino también nuevos microorganismos que no habían sido etiquetados hasta la fecha: casi 11.000 virus y 1.300 tipos de bacteria nuevos que no encajaban dentro de especies conocidas. Todas las muestras fueron recogidas antes de la pandemia.
«Cada vez que te sientas en el metro, es probable que te desplaces con una especie completamente nueva«, dice el biólogo de sistemas Christopher Mason de la Universidad de Cornell, a los mandos de la investigación.
El catálogo microbiano pone de manifiesto la importancia de estudiar a fondo la dinámica microbiana en las ciudades, ya que tiene un gran impacto en la salud humana. Había más microbios desconocidos que conocidos: en total se identificaron 10,928 virus, 1,302 bacterias, 2 arqueas y 838.532 matrices CRISPR o fragmentos de ADN viral que no coincidían con los datos de referencia. En comparación, solo se habían identificado antes 4.246 especies de microorganismos.
Además, se hallaron 31 especies de microbios no humanos en el 97% de las muestras: un microbioma urbano «central» y común a todas partes. Junto con ese núcleo, aparecen las variaciones geográficas específicas de cada ciudad. Son tan concretas y distintas que secuenciando el ADN de un zapato se podría predecir donde vive su dueño con una precisión del 90%.
«Una muestra costera puede contener microbios amantes de la sal, mientras que una muestra de una ciudad densamente poblada puede mostrar una biodiversidad sorprendente«, apunta el primer autor del estudio, David Danko, director de bioinformática de MetaSUB.
La huella microbiana, un futuro prometedor
Ahondando en la información que nos ofrece el perfil microbiano de cada ciudad será posible identificar amenazas, como cepas de bacterias resistentes a los antibióticos. Los microbios también podrían ayudar a descubrir agrupaciones de genes biosintéticos (BGC), compuestos con gran potencial para el desarrollo de fármacos.
«Uno de los siguientes pasos es sintetizar y validar algunas de estas moléculas y BGC predichas, y luego ver qué hacen médica o terapéuticamente«, dice Mason. El científico recuerda que a menudo pensamos que podemos encontrar moléculas terapéuticas o biodiversidad en la selva tropical, pero lo mismo sucede con un banco de la calle o un pasamanos del metro.
Este artículo fue publicado en Business Insider España por Andrea Núñez-Torrón Stock.