Una operación conjunta de las policías de 17 países y 3 continentes, ha terminado con 800 delincuentes detenidos. Todo por una app de mensajería encriptada que creó el propio FBI.
Existen muchas formas de combatir el crimen, y una de ellas es usar sus propias armas en su contra. Eso es lo que han hecho el FBI y Europol: desarrollaron en secreto Anom, una app de mensajes encriptados destinada a los criminales.
Con el nombre de Operación Escudo Troyano, distribuyeron móviles equipados con Anom entre las asociaciones criminales, llegando a crear una red de 12.000 usuarios, a los que rastrearon sus mensajes durante dos años.
Así han podido detener a 800 personas, además de incautar 8 toneladas de cocaína, 24 toneladas de otras drogas, 25 armas de fuego, y 48 millones de dólares en diversas divisas, así como en criptomonedas. Entre los detenidos hay «miembros de la mafia italiana, bandas de motoristas, y traficantes de drogas internacionales«. Los delincuentes provienen de 90 países, pero la mayoría son australianos, alemanes, holandeses, españoles y serbios.
La web Vice explica los detalles de la Operación Escudo Troyano.
Todo comenzó en 2018, cuando las autoridades cerraron la red de mensajes encriptados Phantom Secure, que usaban principalmente traficantes de drogas y organizaciones criminales.
Uno de los creadores de esta red fue detenido y, a cambio de reducir su pena de cárcel, se ofreció a entregar al FBI y a la policía australiana el control del software de mensajes encriptados que estaba desarrollado, llamado Anom.
El FBI incluyó en el software una llave maestra que permitía desencriptar todos los mensajes, así como una ID que se asociaba a cada móvil que usaba Atom.
El confidente distribuyó Anom entre su red de delincuentes, y en dos años lo llegaron a usar más de 12.000 personas.
Con la información de los mensajes, y en el colaboración con Europol, se llevaron a cabo 700 registros de domicilios que han dado como resultado la incautación de la droga que hemos mencionado, y 800 detenidos.
El FBI ha comunicado que su intención no era solo detener delincuentes, sino desmotivar a las redes criminales que usan estas apps de mensajes encriptados asociadas a un móvil (se venden juntos el móvil y la app), demostrando que por muy seguras que parezcan, pueden ser hackeadas por la policía.