Las videoconferencias llegaron hace unos cuantos años y lo hicieron para quedarse. Sin embargo, creo que nunca habían tenido tanta importancia como en 2020 y lo que llevamos de 2021.
Debido a la situación global, a las clases online, a las reuniones constantes, las presentaciones y el teletrabajo, muchos nos hemos tenido que hacer con una videocámara para nuestras tareas del día a día, para hablar con amigos y familiares y para, en definitiva, comunicarnos.
Y sí, también las empresas tienen estas necesidades. Estos últimos meses os hemos hablado de aplicaciones para convertir cualquier móvil en una videocámara, también hemos analizado webcams como la Razer Kiyo Pro y, ahora, vamos con el análisis de la Trust Iris, una solución profesional para empresas.
Trust Iris | |
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Sensor | CMOS de 1/2,5″ | 8,5 Mpx |
Resolución | 4K y 60 FPS |
Autofoco | Sí |
FOV | 120º |
Conectividad | USB-C al PC/Mac | USB-A para micrófono externo |
Software | No hace falta, es plug&play |
MIcrófono integrado | Cuatro micrófonos omnidireccionales |
Longitud del cable | USB-C a USB-A de 3 metros con tornillo de seguridad |
Indicador LED | Sí, alrededor de la lente |
Dimensiones y peso | 601 x 141 x 115 mm | 2,2 kg |
Precio | 656 euros en PC Componentes |
Parece una barra de sonido y se puede colocar casi donde queramos
El diseño es importante en prácticamente cualquier dispositivo, pero en algo como una videocámara tiene una importancia mayúscula debido a que vamos a tener que colocarla encima, debajo o a los lados de im monitor, en brazos de soporte o donde podamos.
Suelen ser ligeras y compactas, pero en este caso no está tal limitación y, básicamente, tenemos una cámara algo más parecida a una barra de sonido compacta. De hecho, se va a poder utilizar como altavoz con un nivel más que aceptable, pero de eso hablaremos más adelante.
El diseño es muy, muy simple. Tenemos unas formas ovaladas en la carcasa de plástico y en la trasera encontramos los puertos. Tenemos un USB-C que va al PC/Mac y el cable incluido es bastante largo: tres metros con USB-C a USB-A.
Contamos con un USB-A que sirve para poder acoplar un micrófono externo, el puerto de energía y la ranura de seguridad. Trust tiene un micrófono externo que parece de bastante calidad, pero es algo que se vende aparte.
En la parte delantera encontramos la cámara justo en la parte central, una cámara con una lente muy grande que esconde un sensor pequeño y que vamos a poder mover según nuestras necesidades.
A los laterales de la lente tenemos dos medias lunas que indican el estado de la cámara (si está muteada, emitiendo, enchufada) y una malla que es la que esconde tanto el altavoz como los cuatro micrófonos omnidireccionales.
Es un diseño elegante que no queda pegado a la superficie de apoyo debido a una peana que levanta bastante el conjunto y que nos va a permitir una inclinación generosa para colocar la cámara tanto en una mesa como en una pared. Y, hablando de esto, el paquete incluye un soporte para anclar a la pared.
Es un diseño simple, pero que me gusta y que pesa poco, solo 2,2 kilos, pero echo de menos una rosca universal para un trípode o algún sistema similar.
No vas a tener que tocar nada en el PC, ya que todas las órdenes se dan por el mando
Uno de los aspectos que más me ha gustado, sin duda, es el control. Con diferentes videocámaras debes depender de un software para controlar las distintas opciones. Sí, casi todas son plug&play, pero lo normal es que funciones de enfoque, ajuste de campo de visión y otros parámetros solo se puedan cambiar en el software del fabricante.
Aquí tenemos una cámara que es conectar y usar con todas las funciones gracias a que el control no se hace mediante un programa, sino con el mando a distancia.
Es un mando muy sencillo, como el que podemos encontrar en cualquier barra de sonido, y que tiene todo lo que vas a necesitar para controlar la imagen y el audio durante una reunión.
Todos los botones son independientes de la app de comunicación que utilicemos excepto los de colgar y recibir llamadas que he probado con FaceTime y Meet y que no funcionan con estas aplicaciones.
El resto de botones, como digo, no dependen de la aplicación y vamos a poder apagar/encender la cámara, mover la lente de forma manual, elegir los modos de seguimiento de objetivo al hablar, controlar acciones ‘macro’, mutear micrófono/sonido y subir/bajar el volumen, así como controlar el rango dinámico del sensor.
Es muy interesante esto porque lo más normal es que esta cámara se encuentre en un punto fijo conectada siempre al mismo equipo, pero también puede darse la situación de que se conecte a varios equipos y no depender de software alguno facilita mucho las cosas.
Hay varias de las acciones que haremos con el mando que, de forma nativa, se pueden hacer con las diferentes aplicaciones de comunicación, pero está claro que el mando es un punto muy positivo.
Ahora bien, una vez fijamos los parámetros deseados, no vamos a tener que toquetear mucho… a excepción de los modos de seguimiento de imagen.
Tres modos de imagen para adaptarse a cualquier sala de conferencias
Creo que, más allá de la calidad de sonido y de los micrófonos, lo más importante de esta cámara son los modos de seguimiento de personas tanto de manera física como digital.
La lente se puede mover de manera manual, pero también con el mando, para que apunte donde queramos. Vamos a poder controlar el zoom digital y si queréis hacer este proceso manualmente, bien, pero lo mejor es dejar que el software haga lo suyo.
Y es que, hay dos programas de seguimiento muy interesantes. El primero es el modo ‘Speaker’ por el que la cámara enfocará únicamente a la persona que esté hablando. Es algo que hace automáticamente y, además de centrar la imagen en esa persona, también aplica un zoom.
Es un recorte digital que añade ruido, sí, pero es interesante para aislar visualmente a la persona que habla. También tiene un modo de seguimiento de movimiento automático por si nos desplazamos por la sala.
El otro modo automático es el ‘Participante’. En este modo la imagen se aleja todo lo posible para cubrir los 120º de campo de visión que permite la lente y, de esta forma, captar a los diferentes miembros de una mesa de conferencias, por ejemplo.
Si estamos en este modo y la cámara solo ve a una persona, automáticamente hará la misma función que en el modo ‘Speaker’.
Claro está, si no queréis líos ni que la comunicación sea caótica (si hablan varias personas a la vez, por ejemplo), siempre vais a poder dejar unos valores fijos en el modo manual, pero creo que estos automatismos son los que dan sentido a la videocámara.
Buen sonido, imagen versátil y micrófonos algo simples
Y ahora es el momento de mostraros cómo funciona, así de la calidad que da tanto los altavoces como la cámara en sí.
Vamos a empezar por la imagen, ya que es la parte protagonista. El sensor CMOS cuenta con una resolución de 8,51 megapíxeles y tiene un tamaño de 1/2,5″. No es que sea un sensor demasiado grande, la verdad, lo que juega en contra de una imagen sin ruido cuando la sala no está perfectamente iluminada.
De hecho, el ruido es una constante en toda la imagen tanto en la resolución completa como a la hora de aplicar un zoom digital, pero es algo que no se aleja de lo que estamos acostumbrados a ver en prácticamente todas las videocámaras del mercado.
Sensor pequeño equivale a ese ruido en interiores, casi en todas las ocasiones, y la Trust Iris no es una excepción.
Aun así, la calidad de imagen es buena teniendo en cuenta que, seguramente, la habitación en la que se coloque tendrá una buena iluminación, pero aquí la resolución, como hemos dicho, no es para hacer llamadas a 4K, sino para hacer un recorte en el modo de seguimiento.
Además, tened en cuenta que las videollamadas seguramente las hagáis a través de programas con un límite de 720p que, además, tienen un bitrate muy, muy bajo. Por tanto, la calidad de imagen es correcta, pero creo que los micrófonos fallan.
No solo captan la voz con un sonido metalizado sino que, en las diferentes pruebas realizadas, hay un ruido blanco muy fuerte que no debería estar. Aparece cada cierto tiempo y no es periódico, por lo que no sé qué puede pasar.
No recoge un sonido cálido, pero, de nuevo, lo hace con una ganancia suficiente para el tipo de cámara que es, algo bueno por esa parte, pero que también provoca que cualquier ruido de fondo se cuele por los micrófonos.
Por otro lado tenemos el altavoz y este sí me ha gustado. Le faltan algo de graves, pero creo que es una decisión tomada conscientemente para que una voz grave en una videollamada no se vea potenciada por el altavoz, haciendo que la charla sea algo complicada.
Además, vais a poder utilizar la Iris como si fuera un altavoz más del PC, una salida de audio para vídeos, música y las propias videollamadas, por lo que cumple bien en ese rol de cámara multiservicio. En este sentido, muy bien por Trust.
Una solución profesional para empresas con teletrabajo
Al final, debéis tener muy claro (así lo hemos tenido nosotros a la hora de hacer el análisis) que la Trust Iris puede que no sea una videocámara para vosotros. Y es que, la calidad de imagen es muy similar a la de opciones de consumo que son más versátiles en el día a día.
Pero para empresas de cualquier tamaño, creemos que es una muy buena solución de cara al teletrabajo y a las reuniones más habituales en estos tiempos en los que sí, la pandemia remite, pero donde parece que el teletrabajo ha llegado para quedarse.
No me gusta demasiado la calidad de los micrófonos, sobre todo porque no filtran absolutamente nada el ruido ambiente, pero la calidad sonora es buena, me parece versátil al poder usarse como altavoz (por ejemplo como barra de sonido/videocámara que usar en presentaciones) y aunque la imagen no es perfecta, el angular y los modos de seguimiento funcionan muy bien.
Que sea plug&play y que todo se controle con un mando también es un punto a su favor, ya que facilita mucho las cosas y no hay que estar trasteando con software. Simplemente la conectas al PC y listo.
Es uno de los productos más de nicho que hemos analizado, pero si nos lees desde alguna empresa que necesita una herramienta para conferencias y te ha servido de ayuda, nos alegramos.