El equipo de investigadores de Europa y Australia responsables de este proyecto asegura que en un futuro se podrá aplicar a gafas estándar, dejando atrás las aparatosas gafas de visión nocturna.
Ver en la oscuridad ha sido hasta ahora un poder de unos pocos animales y de aquellas personas propietarias de unas gafas de visión nocturna. Unos aparatos muy pesados e incómodos que podrían estar viviendo sus últimos años de vida gracias a este proyecto de investigación.
Un grupo de científicos entre Europa y Australia han publicado un estudio en Advanced Photonics, donde explican el funcionamiento de su prototipo de visión nocturna. Se trata de un filtro ultracompacto, una película transparente «capaz de transformar la luz infrarroja, normalmente invisible para el ojo humano, y convertirla en imágenes que las personas pueden ver claramente, incluso a distancia» explica la Dra. Rocío Camacho Morales, investigadora principal.
Esta fina película transparente de nanocristales se ha construido con un material semiconductor conocido como arseniuro de galio. Con él es posible transformar la luz infrarroja en luz visible para el ojo humano. Los investigadores aseguran que este material es más delgado que el cabello humano pues el arseniuro de galio se dispone en una estructura cristalina de solo cientos de nanómetros de grosor.
A diferencia de las gafas de visión nocturnas que conocemos el arseniuro de galio es capaz de recoger la luz infrarroja sin la necesidad de convertir los electrones para mostrarla imagen de forma digital. Por el contrario, cambia la energía de los fotones de luz que atraviesan el filtro y ofrece la imagen en un proceso óptico.
Esto descarta la dependencia de energía externa por parte de las gafas. Con ese filtro ya no sería necesario utilizar un aparato más pesado y voluminoso. Esta tecnología no deja de tener como base las gafas de visión nocturna tradicionales, pero pretende traer ese resultado en una montura más ligera y barata como la de las gafas de sol.
El principal objetivo de este proyecto es conseguir una tecnología de bajo coste, peso ligero y fácil de producir a gran escala, haciendo más accesible esta tecnología para un uso más cotidiano. De momento, se trata de un prototipo con muchas más pruebas por delante en el que trabajan
investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU), el Centro ARC para la Excelencia en Sistemas Metaópticos Transformativos (TMOS), Nottingham Trent University, UNSW y varios socios europeos.
«Si bien este es el primer experimento de prueba de concepto, estamos trabajando activamente para avanzar aún más en la tecnología» concluye Mohsen Rahmani, líder del Laboratorio de Óptica y Fotónica Avanzada de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Nottingham Trent, quien ha dirigió el desarrollo de películas de cristal a nanoescala.