Cada nueva versión de un iPad Pro promete alguna sorpresa en forma de innovación que, más pronto que tarde, terminará por llegar al resto de la familia de tabletas de Apple.
En esta ocasión las sorpresas han venido a pares y en dos de los componentes clave para la experiencia de uso de un iPad como es la pantalla y el procesador.
El nuevo iPad Pro de 12,9” de 2021 trae bajo el brazo una nueva tecnología de pantalla basada en retroiluminación miniLED que mejora el contraste y el brillo, acompañada de un nuevo procesador M1 que sustituye a los chips Bionic que la marca venía montando en sus tabletas. Analizamos todos estos cambios y te damos nuestra opinión sobre el nuevo iPad Pro de 2021.
iPad Pro 12,9” (2021) | iPad Pro 12,9” (2020) | |
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Dimensiones | 280,6 x 214,9 x 6,4 mm | 684 gr | 280,6 x 214,9 x 5,9 mm | 643 gr |
Pantalla | Liquid Retina XDR miniLED | 12,9“ (2.732 x 2.048 píxeles) | 264 ppp | 120 Hz | Tecnología True tone | Liquid Retina IPS | 12,9“ (2.732 x 2.048 píxeles) | 264 ppp | 120 Hz | Tecnología True tone |
Procesador | Apple M1 | A12Z Bionic |
RAM | 8 GB | 16 GB | 6 GB |
Almacenamiento | 128GB | 256 GB | 512 GB | 1 TB | 2 TB | 128GB | 256 GB | 512 GB | 1 TB |
Cámara trasera | Principal: 12 Mpx f/1.8 | Ultra Gran angular: 10 Mpx f/2,4 125° | Principal: 12 Mpx f/1.8 | Ultra Gran angular: 10 Mpx f/2,4 125° |
Cámara frontal | True Depth Ultra gran angular con 12 Mpx f/2.2 | True Depth 7 Mpx f/2.2 |
Sensores | Face ID | LIDAR | Giroscopio de tres ejes | Acelerómetro | Barómetro | Sensor de luz ambiental | Face ID | LIDAR | Giroscopio de tres ejes | Acelerómetro | Barómetro | Sensor de luz ambiental |
Batería | 40,88 Wh (3,7 V) / 11.048mAh | Cargador USB-C de 18 W | 36,71 Wh (3,7 V) / 9.921 mAh | Cargador USB-C de 18 W |
Precio | 1.699 euros | 1.259 euros |
Análisis del iPad Pro de 12,9 pulgadas de 2021 por apartados:
Pocos cambios estéticos con notable salto adelante en pantalla
Damos el pistoletazo de salida al análisis del iPad Pro de 2021 hablando de las novedades en su diseño, o más bien la falta de novedades ya que, a simple vista, las diferencias en diseño son prácticamente inapreciables.
Para encontrar alguna diferencia debemos ir a consultar la hoja de especificaciones para descubrir que el modelo de 2021 tiene unas dimensiones de 280,6 x 214,9 x 6,4 mm y pesa 684 gramos. Es decir, apenas 0,5 mm más grueso que su antecesor y 41 gramos más pesado tanto en las versiones WiFi como en las de conectividad LTE.
Eso son buenas noticias porque, aunque Apple ha presentado un nuevo acabado en blanco para el Magic Keyboard — ya te hablamos de este accesorio en el análisis de la versión anterior—, se mantiene la compatibilidad con el Magic Keyboard y otras fundas creadas para el iPad Pro de 2020 que van algo más justas, pero son igualmente funcionales.
El iPad Pro mantiene los mismos bordes rectos con esquinas redondeadas y la misma trasera en la que la icónica manzana mordida conserva su posición privilegiada. Tampoco hay demasiados cambios al usarlo ya que, en este aspecto, es exactamente igual que el anterior del iPad Pro de 12,9 pulgadas que analizamos aquí.
Donde sí se han producido cambios de calado ha sido en la pantalla de este modelo de 12,9 pulgadas. Se ha sustituido la pantalla Retina IPS por una Liquid Retina XDR en la que se emplea tecnología miniLED.
La nueva pantalla continúa siendo LCD LED como la generación anterior, pero en lugar de utilizar una matriz de luces LED situada en los bordes de la pantalla, despliega toda una malla de diminutos puntos de luz miniLED justo detrás del panel enviando la luz a cada píxel de forma mucho más precisa.
Las pantallas miniLED vienen a ser una evolución de las pantallas LCD LED de la generación anterior, que acerca posturas con el OLED en términos de control de la iluminación, pero sin ninguno de sus inconvenientes.
Esto hace que el nuevo iPad Pro pueda controlar mejor el brillo y el contraste de las distintas partes de la pantalla en función del contenido que se muestra, pudiendo apagar por completo algunas zonas de la pantalla consiguiendo negros más intensos.
Destacar que, aunque la tecnología miniLED consigue reducir el punto de emisión de luz hasta albergar más de 10.000 pequeñas bombillas LED tras la pantalla, no estamos hablando de tecnología OLED, en la que cada uno de los píxeles es autoluminiscente y funciona de forma autónoma. En su lugar, se agrupan estas luces miniLED en 2.500 zonas de atenuación local que gestiona la iluminación de forma independiente.
La disposición de una matriz de LEDs en malla y controlados por un sistema de atenuación local (Full Array Local Dimming o FALD) no es algo nuevo y está presente en muchos televisores de gama media o alta, pero en este caso el mérito ha sido integrarlo en una pantalla tan reducida usando LEDs más pequeños.
Hemos mencionado que la pantalla se acerca al OLED, y es cierto, pero no es un OLED. Por lo que tal y como sucede en cualquier pantalla LCD con sistema de atenuación local, en determinadas situaciones muy concretas pueden apreciarse rastros de contaminación lumínica (blooming) cuando una misma zona de atenuación debe mostrar puntos de brillo intenso y zonas muy oscuras.
Un ejemplo lo encontramos en los textos de los subtítulos en las películas en blanco sobre un fondo negro, en los que se genera un aura de luz que se desvanece alrededor del texto.
Esto, que no ha estado exento de polémica, también sucedía en la versión anterior, pero al no contar con un sistema de atenuación local no era tan visible porque en lugar de contrastar blanco sobre negro, lo hacía sobre el gris más oscuro que aquella pantalla era capaz de mostrar. Salvo estos escenarios tan específicos y contrastados, los problemas con el blooming son prácticamente anecdóticos.
El cambio en la calidad de imagen que aporta este nuevo panel es más que notable, y el iPad Pro llevaba tiempo pidiendo a gritos una pantalla de estas características. La mejora más evidente la notamos en el contraste que se deja notar en unos negros más intensos que, por contraposición, hace que el resto de colores se aprecien más vivos.
La nueva pantalla también mejora en valores de brillo, y si en el iPad Pro de 2020 medíamos un brillo medio máximo de 466 luxes, en esta ocasión la cifra supera los 747 luxes de brillo medio entregando hasta 1.600 nits para ofrecer un HDR mucho más sólido.
Estamos ante una imponente pantalla de 12,9 pulgadas con un formato 3:2 que ya apunta a un uso de productividad más que de multimedia. Salvo por el cambio en el sistema de retroiluminación, la pantalla mantiene las mismas prestaciones, con una resolución de 2.732 x 2.048 píxeles que deja una densidad de 264 ppp.
Apple también ha mantenido las funciones de ProMotion con una tasa de refresco de 120 Hz y True Tone que ajusta la temperatura del color a la luz ambiental para ofrecer mayor fidelidad de color en todo momento.
iPadOS es un zapato demasiado estrecho para los nuevo procesadores M1
Una de las novedades importantes que nos deja este nuevo iPad Pro de 2021 es la incorporación de los nuevos procesadores M1 de Apple de ocho núcleos de procesado y 8 núcleos de GPU, tras sorprender con su rendimiento en portátiles y ordenadores de sobremesa.
Lo cierto es que, en las tareas cotidianas no se aprecia en absoluto el cambio de procesador. Veníamos de un A12Z Bionic que ya ofrecía un rendimiento muy notable, por lo que no se notan grandes cambios en la fluidez del sistema, en la navegación o en el uso de aplicaciones que no requieran demasiado músculo de procesado.
Con el cambio de arquitectura Apple ha hecho oficial que el iPad Pro de 2021 incorpora 8 GB de RAM en los modelos de hasta 512 GB de almacenamiento, y de 16 GB de RAM en los de 1 TB o más. Sobre el papel, el cambio de hardware se traduce en unas puntuaciones muy superiores a lo que ofrecía el modelo con el A12Z Bionic, superando ampliamente el millón de puntos en AnTuTu.
Donde más se aprecia el cambio de procesador es en tareas más exigentes como la edición de fotografía, vídeo o en aplicaciones que requieran un mayor esfuerzo gráfico como en juegos o aplicaciones de realidad aumentada.
En el caso de los juegos, la experiencia de disfrutarlos en una pantalla con esas dimensiones y con la opción de aplicar una mayor calidad gráfica ha sido realmente espectacular, y todo ello sin que se apreciara un aumento significativo de la temperatura.
En lo que respecta a las aplicaciones más orientadas a la productividad o a la creación de contenidos, la mejora en el rendimiento del M1 ha sido evidente en tareas como la aplicación inmediata de filtros y capas sobre las fotos en apps como Lightroom, o en el renderizado en editores de vídeo.
En este aspecto, la disponibilidad de aplicaciones y herramientas, así como el flujo de trabajo con estas aplicaciones en iPadOS 14.5 es determinante para esa experiencia de uso. Como usuario de iPad desde hace una década, siento que es el primer iPad en el que el sistema operativo no está a la altura del hardware y se aprecia como un lastre para el potencial del M1.
Tal y como indica su apellido, el iPad Pro tiene una orientación mucho más profesional que el resto de iPads, empezando por el formato de pantalla. En este escenario, la implicación de los desarrolladores es decisiva y la falta de aplicaciones profesionales en la App Store se convierte en un auténtico muro.
Adobe ha sido una de las primeras en reaccionar ante la llegada del procesador M1, pero lo está haciendo optimizando las versiones de sus programas para MacOS con M1 no para iPadOS, que no pasan de ser meras versiones con funciones recortadas corriendo sobre un procesador capaz de ejecutar “las versiones completas”.
IPadOS 14.5 ha mejorado mucho en funciones de multitarea y multiventana con funciones como Split View y Slide Over, así como aportando soporte para usar ratones y teclados externos. Todo esto ha supuesto un salto importante en la experiencia de uso del iPad como portátil, pero todavía le queda un largo camino por recorrer y en este dispositivo. iPadOS y todas sus restricciones eclipsan el potencial de este iPad Pro de 2021.
Sin duda habrá muchos usuarios de iPad Pro anteriores que se encuentren cómodos con iPadOS. Para todos ellos decir que, como no podía ser de otro modo, el iPad Pro con procesador M1 transmite la sensación de poder con todo lo que se le eche, sin tirones ni compromisos en cuanto a calidad gráfica, por lo que si iPadOS cubre con tus necesidades, este será un iPad Pro que no te dará más que alegrías.
Esa buena experiencia de uso como alternativa ligera a un portátil se mantiene en este iPad Pro de 5ª generación, aunque se hubiera agradecido una evolución de cara a iPadOS 15 que también lo acercara a la experiencia de uso de MacOS.
La seguridad biométrica viene de la mano de Face ID que comparte espacio con la cámara frontal, lo cual es siempre una muy buena noticia por lo bien que funciona este sistema, pero no hubiera estado mal que también se hubiera integrado un sensor de huella en el botón de encendido como en el iPad Air 4 que analizábamos aquí. Una alternativa realmente útil si van a usarlo varias personas.
Mejoras orientadas al teletrabajo pero, Apple, esperábamos algo más
Apple ha implementado algunas innovaciones en el apartado de las cámaras, aunque estas novedades se concentran principalmente en la cámara frontal.
Pocos cambios en la configuración de las cámaras traseras, donde se mantiene la misma elección de sensor principal de 12 Mpx estabilizado con apertura f/1.8 y la cámara Ultra gran angular de 10 Mpx con una visual de 125 grados y apertura f/2.4 que aporta un zoom óptico de 2x y digital de hasta 5x.
Cámara trasera | Cámara frontal | |
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Resolución | Gran angular: 12 Mpx | Ultra gran angular: 10 Mpx y 125° | TrueDepth: 12 Mpx |
Zoom | Óptico 2x | Digital 5x | No |
Apertura | f/1.8 | f/2.5 | f/2.2 |
Vídeo | Hasta 4K 60fps | 1080p a 60 fps estabilizado | Cámara lenta 1080p 240 fps | Time-Lapse estabilizado | Hasta 1080p 60fps |
Además, se complementa con el sensor LiDAR que genera un mapa de profundidad de la escena potenciando el posicionamiento de elementos de realidad aumentada, pero también proporcionando un enfoque más rápido y preciso en fotografía y vídeo.
El iPad (y mucho menos la versión de 12,9”) no es el dispositivo más indicado para tomar fotografías por ergonomía de agarre y tamaño. Sin embargo, es capaz de hacer fotos de muy buena calidad y un procesado de color muy acorde a lo que encontramos en los iPhone en cuanto a tratamiento de color.
Apple cuida mucho este aspecto en sus cámaras, por lo que la única diferencia que encontraremos al usar las distintas cámaras será la focal, no el tratamiento de color.
Las fotos y vídeos que obtenemos con la cámara principal ofrecen un buen rango dinámico gracias a la acción del HDR inteligente 3, aunque cuando la luz se hace algo más tenue, como en interiores, el ruido hace acto de presencia de forma muy notable.
Gracias a las focales que integran estas cámaras es posible conseguir un zoom 2x óptico y hasta un 5x digital, si bien no es demasiado recomendable el uso del zoom digital si se quieren obtener resultados de calidad.
La renovación más importante la encontramos en la cámara frontal donde se ha sustituido el sensor de 7 Mpx de la edición anterior por una cámara True Depth Ultra gran angular con 12 Mpx y apertura f/2.2.
Esto supone una considerable mejora en la calidad de las videollamadas que se han hecho tan habituales durante el año pasado y que han llegado para quedarse. Además, Apple ha integrado la función Encuadre centrado, con el que se mantiene el encuadre en las videollamadas incluso mientras te mueves.
Esta es una función sorprendente por sus buenos resultados, ofreciendo un seguimiento natural de la persona durante la videollamada, en el que se utilizan planos más abiertos o cerrados en función de la situación, y todo ello sin ni siquiera tocar el iPad.
Esta nueva característica nos ha funcionado con FaceTime y con Zoom, que ofrece un botón específico que activa esta función, pero no con la nueva actualización de Meet de Google.
En nuestra opinión, la ubicación de estas cámaras no ha evolucionado en la misma línea que el resto del iPad que cada vez más se ha orientado a un uso en horizontal —véase la posición que mantiene al instalar el iPad Pro en el Magic Keyboard o en cualquier otra funda—.
Con esta orientación, las cámaras quedan en el lateral izquierdo y no centradas en la parte superior, dejando un plano en el que todo el rato vas a estar mirando de reojo a la pantalla para ver a tus compañeros de videollamada, con una altura algo baja y con el riesgo constante de tapar la cámara cuando lo estás sosteniendo en esta posición.
Es cierto que una tableta no es un dispositivo que se preste a tareas fotográficas, por lo que tampoco le damos mucha importancia al hecho de que Apple haya mantenido las cámaras traseras. Sin embargo, tras un año de teletrabajo, sí podían haber sido un poco más atrevidos con la calidad de la cámara frontal, más allá de los fuegos artificiales de la función Encuadre centrado.
La batería sigue cumpliendo a pesar del cambio de procesador y mejora la conectividad
Una de las primeras dudas que nos surgieron con el cambio de procesador de este iPad Pro estaban relacionadas con la autonomía. ¿Sería capaz de mantener el mismo tiempo de uso con un procesador mucho más potente y una pantalla más brillante?
El nuevo iPad Pro ha compensado el aumento de consumo energético evidente que produciría una pantalla más brillante aumentando la capacidad de batería hasta los 40,88 Wh (11.048 mAh) frente a los 36,71 Wh de la versión anterior.
Esto hace que los tiempos de uso que hemos obtenido se mantengan por encima de las 8 horas y media de uso mixto de navegación, ofimática y edición puntual de alguna foto, y con el ajuste de brillo de la pantalla en torno al 60%. El tiempo de uso se reduce considerablemente a medida que vamos subiendo el nivel de brillo o se va exigiendo más al procesador ejecutando juegos o editando vídeo.
El tiempo de carga tampoco se ha visto alterado demasiado gracias al cargador USB-C de 20 W que incluye, con el que prácticamente calca los tiempos de carga del modelo anterior consiguiendo el 50% de carga en unos 82 minutos y el 100% en unos 190 minutos.
Un sistema de carga algo más potente favorecería la autonomía y la movilidad evitando “paradas técnicas” de más de tres horas para recuperar la autonomía, sobre todo cuando una de las novedades de esta versión es contar con un puerto USB-C con soporte Thunderbolt 4 que proporciona mejoras en las prestaciones de carga y transmisión vídeo a resoluciones de hasta 6K y tasas de transferencia de datos de hasta 40 GB/s.
En este ámbito, de nuevo, el hardware extiende cheques que el software no puede pagar. Por ejemplo, puede conectarse el iPad a una pantalla 4K y mostrar el contenido directamente a esa resolución. Pero iPadOS limita esta función a replicar el contenido de la pantalla del iPad Pro, no a ampliar el espacio disponible en el escritorio como sí puede hacerse desde cualquier Mac con idéntico hardware.
Algo similar nos ha sucedido al conectarle un micrófono y webcam, donde el sistema operativo ha obviado la conexión de ese dispositivo haciendo imposible su uso. Donde sí hemos podido aprovechar la incorporación del Thunderbolt 4 ha sido al conectar una unidad SSD al puerto USB-C del iPad, alcanzando la tasa máxima de la unidad para acceder y guardar los datos en menos tiempo.
En cuanto a conectividad inalámbrica, el iPad Pro incluye WiFi 6 (802.11 ax) de doble banda con el que se mejora la estabilidad y la gestión de las conexiones —siempre que se use un router que soporte ese estándar—, así como Bluetooth 5.1.
Una de las novedades que aporta esta nueva versión de iPad Pro es la conectividad para redes móviles 5G que, aunque todavía no estén totalmente desplegadas, apuntan en la buena dirección de cara al futuro en una inversión como es la compra de este iPad Pro de 12,9 pulgadas de 2021 que estamos analizando.
No encontramos novedades en el apartado del sonido, donde se mantienen las dos parejas de altavoces estéreo en la parte inferior y superior que ofrecen un sonido potente y rico en matices que permite abusar del volumen sin que presenten distorsiones evidentes hasta que se encuentra cerca del límite del botón de volumen.
Es el iPad que ha puesto sobre la mesa la necesidad de convergencia entre MacOS y iPadOS
La línea que separa a los iPad Pro de los MacBook Air o MacBook Pro de 13 pulgadas con el chip M1 es cada vez más difusa.
En los primeros modelos de iPad Pro, así como en el resto de iPads, el perfil de uso y la potencia estaban muy bien definidas y permitían segmentar fácilmente los productos. Pero la llegada del procesador M1 a los iPad ha cambiado las reglas del juego poniendo al sistema operativo en el punto de mira.
Por poner un ejemplo sencillo, ¿por qué no hay una versión de Final Cut Pro para el iPad Pro con M1 si es el programa de edición más popular entre profesionales del entorno Apple? ¿O Logic Pro X para iPads, e incluso AutoCAD por citar algunos programas profesionales? En iPads anteriores el motivo principal estaba claro: por potencia. Sin embargo, ahora no existe esa limitación porque tanto los portátiles como las tabletas profesionales de Apple montan el mismo hardware.
Hace unos días Apple presentaba en el WWDC de 2021 sus propuestas para iPadOS 15, y el futuro de este sistema operativo no levanta el pie del cuello a esta nueva versión de iPad Pro que seguirá encerrado tras un software rígido y limitante para un determinado usuario profesional que podría beneficiarse de esta mejora en el hardware para su trabajo.
Obviamente hay un perfil de usuario que está muy ligado a las funciones táctiles del iPad Pro: diseñadores, artistas, etc. Esta sería la excepción que confirma la regla por ser el único aspecto que diferencia a este iPad Pro del resto de ordenadores y portátiles de Apple.
Es toda una paradoja que el iPad Pro más potente que Apple haya fabricado nunca sea el menos recomendable para los profesionales que lo quieran usar como herramienta de trabajo por su cercanía con los portátiles de la marca. A nivel de hardware y prestaciones el iPad Pro es sencillamente impecable, tanto en potencia, como en pantalla o en la calidad de su manufactura. Pero iPadOS 14.5 es el ancla que lo lastra e impide que el dispositivo haya evolucionado junto a su hardware.
El iPad Pro de 12,9 pulgadas que estamos analizando tiene un precio de 1.699 euros. Si le sumamos los 398 euros del Magic Keyboard, un dispositivo imprescindible para sacar el máximo partido al iPad Pro, el precio sube hasta los 2.097 euros.
Si lo comparamos con un MacBook Air de 2020 con M1, con dimensiones y peso incluso inferiores a lo que ofrece la suma del iPad Pro y el Magic Keyboard, el precio se sitúa en los 1.249 euros. La principal diferencia entre ellos: la pantalla táctil del iPad Pro.
Estamos ante el mejor iPad Pro hasta la fecha, pero es eso, un iPad. Con todo lo que ello implica.