iMac 2021 con M1, análisis y opinión | Tecnología

Este año, tras el cambio de paradigma en los procesadores, era el momento ideal para renovar el iMac. Se trata de una línea icónica de Apple que, excepto los cambios de componentes internos, llevaba años sin actualizarse a nivel de diseño. Y vaya si lo ha hecho.

Han eliminado la manzana del frontal, tenemos un diseño muy característico, marcos blancos en lugar de negros, un grosor como el del Apple Watch y, además, el nuevo M1 dando vida al equipo. Es un procesador «de móviles», con muchas comillas, pero es alucinante lo que vais a poder hacer con él.

Es, en resumidas cuentas, el rediseño más importante del iMac en diez años y es algo que está muy bien, pero hay algunas preguntas que hay que resolver como «¿vale la pena el nuevo iMac?» «¿Me lo compro como equipo casero?» «¿Vale la pena para un profesional de vídeo/foto?» Vamos a intentar dar respuesta en este análisis.

  iMac M1 2021
Dimensiones 54,7 x 46,1 x 14,7 (fondo de la base) cm | Grosor de 1,15 cm
Peso total 4,5 kg
Sistema operativo macOS Big Sur
Procesador M1
GPU 8 núcleos
Memoria RAM 8 GB
Almacenamiento 256 GB
Tipo de pantalla IPS de 23,5″ | Brillo de 500 nits | Tecnología True Tone | Gama P3
Resolución de pantalla 4.480 x 2.520 píxeles | 218 píxeles por pulgada
Conectividad inalámbrica Wi-Fi 6 | Bluetooth 5.0
Conectores de datos A/V 2 Thunderbolt 4 | 2 USB 3.1 Tipo-C
Alimentación Fuente de alimentación externa con Ethernet
Precio 1.669 euros

Apartados del análisis del iMac M1 2021:

Aunque la manzana se caiga, sigue siendo único

Solemos empezar nuestros análisis hablando del diseño, pero en esta ocasión es casi más importante que de costumbre. Y es que, hay que aplaudir al equipo de diseñadores de Apple porque, por fin, han quitado la manzana del frontal. 

Apple es una de las primeras marcas que apostó por eliminar la referencia a sus productos en el frontal ya que tú, como usuario, ya sabes que te has comprado algo de Apple. Lo importante es que el que estuviera enfrente lo supiera. Los usuarios de Apple somos «vallas publicitarias andantes», por decirlo de alguna manera.

Sin embargo, la manzana del frontal del iMac se resistía a caer, pero por fin está madura y ha desaparecido de la barbilla. Aun así, tenemos un diseño que es reconocible. «Es un iMac» y lo sé yo que me lo he comprado, pero lo sabrá cualquier persona que lo vea en un comercio tanto de frente como si lo ve ‘de espaldas’, donde sí está la manzana.

No es fácil tener un producto reconocible sin un logo, pero Apple lo ha conseguido y sí, hay que dar la enhorabuena a la infame barbilla. Todo el ordenador (altavoces, disipación, procesador, almacenamiento, RAM, etc) está en la barbilla y, no sin razón, algunos pensamos que podrían haber hecho el equipo más grueso para esconder esos componentes en la trasera y eliminar la barbilla.

Sin embargo, de haberlo hecho el iMac parecería un all in one de Windows o un monitor y, realmente, no es lo que quiere Apple. Además, me parece un debate estéril porque estamos hablando de un sobremesa y la barbilla, desde el primer minuto, no molesta en absoluto.

Y sí, ya digo que no me molestaría que fuera algo más grueso, pero la barbilla tampoco y, además, da una pincelada de color al salón que viene muy bien. Mi modelo es el verde con un tono más pastel en la barbilla y un verde más intenso en los laterales y en la trasera, de aluminio.

Los periféricos vienen a juego en ese color, así como el cable y algunos adornos de la caja. Apple cuida al milímetro los detalles, pero aquí se han superado. Y sí, los colores dependen de la versión (la «Pro» o la estándar con los 7 núcleos de GPU), algo que también es muy de Apple.

Es un ordenador realmente bonito, que llama la atención lo pongas donde lo pongas y que queda muy bien en cualquier escritorio gracias, curiosamente, a ese grosor de solo 1,15 centímetros que no es nada habitual.

Es dan delgado que el puerto jack de auriculares tiene que ir en un lateral, en el izquierdo, ya que el propio jack de 3,5 es más grueso que el iMac y no se puede ubicar en la trasera. Lo que sí tenemos en la trasera son cuatro puertos USB-C (dos Thunderbolt 4 y otros dos 3.1), así como el botón de encendido y el conector propietario de corriente.

Y para de contar, ya que sí, está muy bien eso de eliminar cables y funcionar solo con el de corriente, pero en la práctica vais a tener un dongle USB-C colgando del iMac para poder conectar una tarjeta de memoria o un USB-A. No es operativo, para empezar, pero tampoco elegante. Aunque bueno, si sois usuarios de MacBook es algo a lo que ya estaréis acostumbrados.

Ese puerto de alimentación también transmite señal y en el caso del modelo más caro, el de cuatro puertos USB en lugar de dos, tenemos entrada de Ethernet en la propia fuente. Esto sí me parece genial porque vamos a alimentar de luz e internet al iMac con solo un cable, ya que el RJ45 va a la fuente externa. 

Tampoco vemos entradas de aire, ya que, bueno, no hay. En la franja inferior tenemos un diseño de panel de abeja con diferentes perforaciones que son salidas de aire en la parte más central y salidas de sonido en los extremos. 

 

Esto es una garantía porque, aunque los ventiladores no se han activado más que unas pocas veces durante estas semanas, así no entra polvo de manera pasiva en el interior.

Era un rediseño necesario no tanto a nivel funcional como de imagen de marca, pero si me preguntáis, creo que lo han clavado. Eso sí, además de tener más puertos, habría puesto un cristal con protección oleofóbica en la barbilla, ya que los dedazos se quedan con mucha facilidad.

Un panel que brilla, literalmente

El diseño llama la atención, pero cuando encendemos el equipo, la pantalla es la que acapara todas las miradas. 

Es, resumiendo, una de las mejores pantallas que podemos encontrar ahora mismo no solo por su brillo, la uniformidad del mismo o la resolución, sino por el perfil de color, la tecnología True Tone y el brillo automático

Estamos hablando de un panel que Apple no detalla, pero que por su características, ángulos de visión y color, podríamos afirmar que es un IPS, y de los bien calibrados. 

No hay fugas de luz y el panel es de 23,5″. Esto es muy interesante porque el tamaño del frontal es el mismo que el del iMac de 21,5″, pero ganando algo de diagonal en el caso del nuevo modelo.

Los biseles son blancos y es algo que, particularmente, no me ha molestado y, además, la pantalla tiene un delgado perímetro en color negro que, aquí sí, pienso que es prescindible. Y por quitarme de encima lo que no me gusta mucho, voy a hablar del acabado brillante.

Los equipos de Apple, excepto el MacBook Air de anteriores generaciones, tienen un acabado brillo en la pantalla, un cristal, directamente, que protege el panel, sí, pero que hace que los reflejos sean constantes.

Aquí también os vais a encontrar esto y, dependiendo de dónde ubiquéis el equipo y el ángulo de la pantalla, vais a tener reflejos muy, muy molestos.

Dicho esto, lo bueno es que el brillo es bastante elevado, 500 nits que, además, se pueden regular fácilmente gracias al control del teclado, pero que también podemos dejar en automático para que sea el sensor integrado el que mejor ajuste la luz del panel en función de la sala en la que esté.

Además, también cuenta con tecnología True Tone, uno de los mejores «inventos» de Apple porque cambia el tono de la pantalla para adecuarse a la luz ambiental. Os recomiendo dejar esto encendido porque, además, ayuda a cuidar la vista.

Y la resolución es la cacareada 4,5K, lo que se traduce en 4.480 x 2.520 píxeles con un total de 218 píxeles por pulgada. Es una delicia y nos va a permitir ver todo el contenido a pocos centímetros de distancia sin distinguir los píxeles. 

Eso, unido a la gama de color P3, permite que profesionales de la fotografía y vídeo se encuentren muy cómodos trabajando en este iMac M1

Varios vídeos de los que hemos subido estos días al canal y las fotografías de diferentes análisis (este incluido) han sido tratadas en este iMac y la experiencia es buenísima, ya que los colores son muy realistas.

Y, si se os queda corto, podéis conectar un monitor externo con resolución hasta 6K y 60 Hz a través de Thunderbolt 3. Creo que no es el uso pensado para este equipo, pero que sepáis que lo soporta.

El M1 sigue sorprendiendo, pero cuidado con lo que instalas

El cambio más importante de la última hornada de Mac es el SoC. De Intel y una arquitectura ‘tradicional’ pasamos a una arquitectura ARM que sí, es el día a día de dispositivos móviles, pero no de un ordenador.

Se ha hablado y escrito mucho sobre el M1, que parece el tercer advenimiento y se ha llegado a comparar con procesadores como los Xeon más potentes, pero además de ser una comparación poco útil, es muy relativa.

El iMac no es un equipo profesional, al menos este modelo, por lo que vamos a centrarnos en explicar qué hemos hecho estas semanas y en qué nos ha sorprendido el M1, así como los puntos en los que el SoC deja algo que desear en la actualidad.

Antes de eso, sin embargo, voy a poner una comparativa entre el M1 del MacBook Air de 512 GB y el del iMac 2021. Es el mismo SoC con los 8 núcleos de CPU y los 8 de GPU, además de contar con la misma memoria unificada de 8 GB, pero con la diferencia de los ventiladores.

El Air no tiene y el iMac cuenta con dos que, eso sí, rara vez se han activado en mis pruebas y uso. Vamos a meter en la comparativa el MacBook Pro de 2017 con un i7 de 4 núcleos a 2,4 GHz, 16 GB de RAM y con la AMD Radeon Pro 555 de 2 GB:

iMac M1 de 8 + 8 MacBook Air de 8 + 8 MacBook Pro 2017
Geekbench 5 multi core 7.683 puntos 7.725 3.532
Geekbench 5 single core 1.737 puntos 1.732 895
Cinebench R23 multi core 7.800 puntos 7.901 4.607
Cinebench R23 single core 1.499 puntos 1.505 946
Test de SSD de BlackMagic Escritura de 2.283 MB/s | Lectura de 2.857,7 MB/s Escritura de 2.803,4 MB/s | Lectura de 2.735,9 MB/s Escritura de 1.454,6 MB/s | Lectura de 2.185,8 MB/s

Los resultados saltan a la vista y tenemos un equipo que sigue demostrando lo eficiente que es el SoC M1 en tareas tanto de un solo núcleos como multinúcleo. Apple nos habla de cuatro núcleos de alta eficiencia y otros cuatro más potentes que se van activando o desactivando cuando el sistema cree que son necesarios.

En tareas del día a día como el navegador o un procesador de texto, seguramente los núcleos inactivos serán los de alta potencia, pero cuando la situación lo requiere (edición de foto, vídeo o alguna aplicación más pesada), los de alto rendimiento empiezan a brillar.

Las tareas más simples como navegación, edición de texto, comunicación, clases, trabajos universitarios e incluso algún videojuego (sobre todo aquellos dentro de Apple Arcade) van a ir como la seda.

La integración de BigSur y los sistemas iOS es interesante porque, además, vamos a poder instalar aplicaciones del iPad y del iPhone en el Mac para usar Instagram, por ejemplo, en el ordenador, pero cuando empezamos a exigir, el M1 también se porta muy bien.

Estas semanas he editado vídeo (el análisis del Ratchet & Clank de PS5 que no es muy complejo, pero tiene contenido HDR muy pesado) en el iMac 2021, pero también he estado editando lotes de fotos RAW de gran tamaño y lo cierto es que solo he escuchado los ventiladores en una ocasión: una mañana particularmente calurosa en la que no puse el aire en casa.

En el resto de ediciones de vídeo no he notado que los ventiladores se encendieran, por lo que creo que este diseño térmico está más pensado para un más que posible M1X que llegará en unos meses, ya que no noto una ventaja real entre un diseño con y sin ventiladores.

Y sí, he podido exportar vídeos muy pesados, así como trabajar con archivos HDR de vídeo, pero hay un par de cosas que debo comentar: la primera es que utilizo Final Cut Pro, un programa de Apple muy optimizado para el M1 y todo va como la seda. Cuando he usado Davinci… la cosa cambia

Podemos trabajar, sí, pero la memoria virtual empieza a llenarse rápidamente y llega un punto en el que el programa se bloquea. Esto también me ha pasado con Luminar al intentar trabajar con unas 20 imágenes RAW en lote. El programa crea 48 GB de memoria virtual de la que se encarga el SSD interno y lega un punto en el que colapsa.

Esto también me pasaba con Photoshop en el MacBook Air hasta que lo actualizaron a M1 y el motivo es que las apps que no son nativas para el nuevo procesador se ejecutan en un modo de compatibilidad gracias al sistema Rosetta 2.

Esto es algo totalmente transparente para el usuario: cuando iniciamos una app que no es nativa del M1, el sistema pregunta si queremos dar permiso para el modo Rosetta 2 y, una vez decimos que sí, no nos vuelve a preguntar con otras aplicaciones similares.

No quiero decir que en todas las no nativas para el M1 pase esto de la memoria virtual, ya que en Capture One, por ejemplo, no ocurre, pero si vuestro flujo de trabajo incluye Davinci, Premiere o apps pesadas no nativas, hay que pensárselo.

Y hay otra cosa que hay que tener en cuenta. La memoria del modelo base es de 8 GB y es unificada. Esto os dará igual si no vais a usar apps pesadas o de edición de vídeo, pero si vais a utilizar estas aplicaciones más exigentes, incluso Final Cut por muy optimizado que esté, os recomiendo 16 GB.

Con 16 GB el sistema va a ir más desahogado, va a utilizar menos memoria virtual y eso va a favorecer que la vida útil del SSD sea mayor. 

De hecho, si vais justos de dinero, os recomiendo comprar el iMac con 16 GB y 256 de SSD, ya que esto se puede ampliar posteriormente con un SSD externo vía Thunderbolt.

Preparado para la nueva normalidad

Con el nuevo iMac llegó una nueva cámara de 1.080p y una nueva matriz de tres micrófonos. 

Es un cambio que debería haber llegado antes debido a que las cámaras y micrófonos de los Mac eran bastante mediocres, pero que llegan en un momento apropiado para la «nueva normalidad», esa en la que vamos a trabajar, reunirnos con amigos y compañeros en remoto y en la que necesitamos buena calidad de imagen, pero mejor audio.

Los micrófonos tienen una buena relación de ganancia/ruido y, además, la ubicación me parece la apropiada: dos arriba, justo sobre la cámara en el lateral, y otro en la parte superior trasera.

Creo que el movimiento se demuestra andando y, aunque los datos están muy bien, lo mejor es que veáis cómo se porta el iMac 2021 en una videollamada. Hicimos varios directos en junio usando el iMac y aquí tenéis uno de ellos:

La resolución de imagen no es la mejor, ya que aquí depende también del tamaño del sensor, de los programas de streaming, etcétera, pero el tono de piel es el adecuado, lo que deja en buen lugar al ISP del M1.

Lo mejor, sin embargo, es el sistema de micrófonos, ya que captan un sonido muy cálido y no encontramos microcortes en ninguno de los directos que hicimos. Mis compañeros me escuchaban a la perfección y es algo que queda registrado en estos vídeos.

Y sí, tanto en la resolución de la cámara como en el procesado de imagen para respetar el tono de la piel como en la calidad de micrófonos, el iMac ha dado un salto importante.

Sobre el sonido, cuenta con seis altavoces que se comportan realmente bien. El sonido es muy cálido y con unos graves potentes, así como unos medios y agudos definidos que nos van a permitir disfrutar de multimedia sin ningún problema.

El volumen es inferior al del iMac Pro, pero para un salón de unos 25 metros cuadrados, que es donde ha estado el iMac, es más que suficiente y no he tenido que subirlo al máximo por necesidad en ninguna ocasión.

Teclado y ratón excelentes cuando te acostumbras (aunque te acordarás de Johny Ive)

El iMac se vende, en cualquiera de los modelos, con un teclado y un ratón. Son los mismos periféricos que llevamos viendo años en los iMac, pero aquí tenemos la distinción de la nota de color dependiendo del equipo elegido.

Son periféricos simples, pero que se ajustan como anillo al dedo a macOS. El teclado tiene un tamaño muy compacto, prácticamente un 60% que tiene un buen recorrido de tecla y un buen tacto. Es como un buen teclado de portátil, para entendernos.

Se carga mediante un cable Lightning (incluido en la caja) y la autonomía es buena. Además, dependiendo del modelo de iMac elegido, tiene TouchID

Está ubicado en la tecla superior derecha y es realmente cómodo abrir o cambiar sesión con este sistema. Es como el de los portátiles de Apple, pero tarda un poquito más debido (creo) a la conexión Bluetooth.

Si estamos en una sesión y queremos cambiar a la nuestra, simplemente debemos apoyar la yema del dedo y abrimos nuestra sesión, así de fácil.

El ratón es otro cantar. Solo cuenta con un botón y nos vamos a tener que acostumbrar a utilizar gestos, toques y configurar algún que otro parámetro del sistema para dejarlo a nuestro gusto, pero una vez lo consigues, lo cierto es que es muy útil porque es un ratón, sí, pero con ciertas funciones de un Touchpad.

Lo que no me gusta nada es el sistema de carga, ya que sigue estando en la base del ratón. Me sigue pareciendo increíble que se aprobara este diseño de carga que hace que sea inútil si se nos olvida cargarlo y tenemos que usarlo, ya que tiene que estar como un escarabajo patas arriba.

Es cierto que la autonomía es generosa, pero que esto se mantenga en 2021 es de traca.

Si tienes claro qué necesitas, a por él

El iMac es un dispositivo que no considero que sea para todo tipo de usuarios. Es un ordenador potente, sí, pero no tanto como para ser la primera opción si lo que quieres es un ordenador profesional, sobre todo si tu flujo de trabajo incluye Premiere, Davinci o aplicaciones de fotografía que no tengan una versión para el M1.

Ahí empezamos a ver limitaciones severas en la RAM que obligan a la utilización de memoria virtual, y no es lo ideal ya que la vida del SSD, sobre todo si es de 256 GB, se resiente.

Si vas a editar en Final Cut Pro, editar fotografías por lotes pequeños y utilizar el equipo como PC ofimática para estudios o trabajos en los que la GPU no sea protagonista, aunque la aplicación no sea nativa para el M1, vais a quedar encantados.

Es un procesador que puede prácticamente con lo que le eches, la pantalla es fantástica, el diseño llama muchísimo la atención, tiene buen sonido tanto en micrófonos como en los altavoces y es muy, muy eficiente a nivel energético.

Con 8 GB vais a ir sobrados si no editáis vídeo o foto, pero si queréis estar más seguro y tenéis la esperanza de que el equipo dure varios años en plena forma, compraría el modelo con 16 GB. 

De hecho, el análisis lo he hecho con mi iMac de 8 GB… que ya ha ido de vuelta a Apple y estoy esperando el mismo modelo, pero con 16 GB.


El mejor todo en uno de Apple con pantalla 4,5K de 24 pulgadas, procesador Apple M1 de 8 núcleos, SSD y con un grosor inferior al iPad original.

De la manera que sea, es una renovación que sienta como un guante al equipo y que, sobre todo, promete mucho de cara a futuros modelos con nuevas versiones del SoC de Apple Silicon.

Deja un comentario