La pantalla rota del móvil tiene los días contados. Un equipo de investigadores ha desarrollado el material que se repara solo más duro del mundo y es capaz de eliminar las grietas en tan solo un segundo.
La comunidad científica lleva años estudiando los materiales autorreparables por sus interesantes cualidades. Estos compuestos tienen multitud de aplicaciones y resultan especialmente útiles para la fabricación de objetos o elementos frágiles que tienden a romperse con facilidad, ya que eliminan o reducen la necesidad de efectuar reparaciones.
Aunque la tecnología ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años, la pantalla del móvil continúa siendo uno de los elementos más frágiles del smartphone. A pesar de que los materiales son más resistentes que antaño, cualquier golpe o caída puede arañar o romper el panel, obligando al usuario a repararlo para poder continuar usando el dispositivo.
Los investigadores llevan años trabajando en el desarrollo de un material que permita que la pantalla del móvil se repare sola. El problema es que la mayoría de los materiales autorreparables conocidos son blandos y amorfos, con una estructura interna marcada por irregularidades y defectos, y en general requieren un estímulo externo para repararse, como calor, luz o un agente químico.
Ahora, un nuevo avance allana el camino para conseguir que la pantalla rota de tu móvil se pueda reparar sola en el futuro. Un equipo de científicos del Instituto Indio de Educación e Investigación Científica (IISER) y el Instituto Indio de Tecnología (IIT) ha sintetizado un material cristalino orgánico con una estructura molecular interna única que se repara de manera espontánea cuando resulta dañado.
Tal como describe Telegraph India, el material orgánico que han sintetizado estos investigadores pertenece a una clase de sustancias llamadas cristales piezoeléctricos que pueden convertir la energía mecánica en energía eléctrica y viceversa.
Tiene una estructura interna bien ordenada, y su disposición molecular propicia que los fragmentos se vuelvan a unir en caso de que se produzca una fractura.
Así lo pudieron comprobar en las pruebas de laboratorio: sintetizaron pequeños cristales individuales con una longitud de entre 1 y 2 mm y un grosor de entre 0,1 y 0,2 mm, y al romperse una potente fuerza de atracción hizo que los fragmentos se volvieran a unir en menos de un segundo.
«Nuestro material autorreparable es 10 veces más duro que otros», explica Chilla Malla Reddy, director de la investigación. «Y tiene una estructura cristalina, una estructura interna bien ordenada, la estructura preferida en la mayoría de las aplicaciones ópticas y electrónicas».