Camila Cabello lanzó este viernes su nueva canción, “Don’t Go Yet”, primer sencillo de su tercer disco y el más latino de todos. No por sus canciones en español ni por sus elementos tropicales, sino porque, a sus 24 años, la artista cubano-estadounidense se siente “más fuerte y conectada” con sus raíces latinas.
“Todo lo que hago refleja mi orgullo de ser una mujer latina y no podría ser de otra forma. Está en mi ADN y en mi entorno”, dice Cabello a Efe en la única entrevista que dio a un medio escrito.
No lo dice con la boca pequeña. Los ritmos tropicales siempre han estado en su música, en la que no ha dudado en ofrecer además palabras en español y referencias a su Cuba natal.
Su presencia en las redes refleja la intensa dualidad cultural de Miami, la ciudad a la que llegó desde Cuba a los 7 años, y su activismo ha estado ligado a causas importantes para la comunidad latina de Estados Unidos.
La noche del jueves dio otra muestra de ese compromiso al formar parte de un segmento en los Premios Juventud en el que artistas cubanos llamaron la atención hacia la lucha en la isla contra el régimen castrista y las recientes protestas en demanda de libertad.
“Hay que explicar lo que de verdad pasa en Cuba. No la versión romántica que se cree la gente. El sufrimiento del pueblo cubano, la valentía de los manifestantes merece que nos aboquemos a ayudarlos”, indica.
Ha hecho lo mismo con los jóvenes y familias indocumentadas, la lucha contra el racismo y la igualdad de género, pues, dice, “de qué sirve la fama sino para dirigir la atención hacia los que nos necesitan”.
Cabello no recuerda su vida sin tener conciencia de las dificultades en Cuba. Vivió la experiencia de ser detenida en la frontera de México a Estados Unidos.
El “susto” fue corto gracias a que en aquella época todavía los cubanos tenían un trato preferencial, pero su padre, mexicano, tuvo que soportar una larga espera para poder reunirse con ella y su madre en Miami.
LA SALA DE LA FAMILIA CABELLO
Cuando se trata de música, lo que Cabello expresa es la celebración de su cultura. Los meses en la casa familiar durante el confinamiento de 2020 para evitar la propagación de la COVID-19 le reavivaron los recuerdos de las fiestas multigeneracionales en casa.
“En algún momento se empujaban los muebles de la sala a las paredes, se colgaba una ‘disco ball’ barata a la lámpara y todos nos poníamos a bailar. Niñitos, tíos, abuelitos. Todos”, recuerda.
Esa es la energía que llevó a “Don’t Go Yet”. La canción de su autoría, con Scott Harris, Ricky Reed y Mike Sabath, incluye la percusión del aclamado baterista cubano Pedrito Martínez.
Aunque refleja ese momento en el que se inicia el desamor y no lleva referencias directas a la latinidad de Cabello, como “Havana” y “Señorita”, dos de sus mayores éxitos, “Don’t Go Yet” es el tema más auténticamente caribeño de su carrera.
Los arreglos, en especial en el coro, recuerdan a las grandes orquestas cubanas de la década de 1950, en las que una explosión de metales marcaba el inicio del coro y una percusión compleja dejaba claro que las canciones eran tropicales.
El video está lleno de humor, gente de todas las edades y nostalgia. “Espero que los lleve a todos a esa sala de baile improvisada de mi familia”, espera.
La artista asegura que si bien las canciones del disco que saldrá este año, aunque todavía no hay fecha establecida, son de estilos variados y “lleva cada una su energía diferente”, todas son una “proyección” de esa Camila” que es hoy en día.
“No sé si se puede decir más latina que nunca, porque es algo que es mi esencia, pero sí más sólida y más consciente de la riqueza y el poder de mis raíces”, afirma.
NADA DE CALLADITA
La solidez de Cabello también ha quedado clara en la forma en la que ha reaccionado a las críticas a su físico en las redes sociales.
“Los que me toman fotos en la playa, corriendo, haciendo mi vida como cualquier persona normal y después las publican hacen lo mismo que si se metieran en mi cuarto. Es una violación a mi privacidad y se siente horrible”, critica.
La experiencia empeora “cuando algunos caen en cuenta que soy como cualquier mujer. Si como se me infla la barriga, tengo imperfecciones como todo el mundo. Es muy difícil. Hay comentarios que me han hecho sentir mal. Yo creo en comer sano, en moverse para estar saludable, pero también creo que hay que cuidarse la salud mental y defenderse de esos ataques tóxicos”, destaca.
No obstante, sus recientes comentarios en las redes sobre la necesidad de quererse a una misma, a los cuerpos de “mujeres reales con curvas y celulitis y estrías y grasa”, explica, no solo son para que sus fans pongan las fotos en perspectiva, sino para resguardar a los más jóvenes.
“(Lo hice) para proteger a las muchachas, como mi hermanita, como mis seguidoras, que están viviendo en un mundo en el que la belleza femenina está basada en algo irreal”, argumenta. “Ya no se puede decir que es porque ven modelos luciendo perfectas en revistas. Ahora todo el mundo parece perfecto en sus redes sociales y eso es falso”.