Todo apunta a que la crisis provocada por la falta de chips se alargará más de lo que se pensaba en un primer momento.
Son distintos los factores que han provocado la escasez de chips que está sacudiendo al planeta. Móviles, videoconsolas, electrodomésticos, automóviles… Durante los últimos meses hemos visto cómo iba a afectando a cada vez más sectores y, desgraciadamente, no parece que la situación vaya a mejorar en el futuro más próximo.
Para entender la crisis se debe saber que una de las empresas claves es TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), el mayor fabricante del sector que está situado en Taiwán. A los problemas para abastecer a todos y las barreras en la cadena de producción y distribución que ha provocado la pandemia del coronavirus, se suma otra situación.
El cambio climático está provocando unas insólitas sequias en Taiwán, tanto que el Gobierno del país ha priorizado la llegada del agua a las fábricas de chips antes que a los mismos agricultores.
En algunas de las fábricas de TSMC se llegan a utilizar más de 60.000 toneladas de agua cada día para la fabricación de chips, una vasta cantidad que resulta cada vez más complicada de recoger por la sequía que lleva meses azotando a la zona y que tal vez ocasione importantes cambios geopolíticos en el próximo año.
No podemos olvidar que la situación también se vio agravada meses atrás con otro fenómeno ocurrido en Texas que tuvo que ver con los desórdenes climáticos que no dejan de sufrirse: la ola de frío sin precedentes que detuvo y daño las fábricas. Tal como se observa, todo parece haberse puesto en contra en los últimos meses.
No sabemos lo que durará la crisis de chips que afecta a todo el planeta, pero los retos a los que se enfrenta la industria son muy importantes y parece complicado que vayan a quedar solventados en cuestión de meses.