Almacenar energía es uno de los grandes retos del mañana y un experimento con hormigón podría resolver la gran crisis energética que plantea la cada vez mayor demanda de electricidad.
La energía solar es una de las grandes bazas que tenemos contra el cambio climático, ya que nos permite sacar energía limpia de forma continuada durante unas 12 horas al día, sin prácticamente ningún gasto de mantenimiento. Tan sólo hace falta terreno y sol.
El problema viene en que esta energía es muy difícil de almacenar, o más bien muy cara de almacenar.
Cuando el sol se marcha en el horizonte todas las granjas solares dejan de ser útiles por este motivo, y si no se ha aprovechado la energía producida durante el día esta se ha desperdiciado, ya que las granjas solares no tienen baterías que almacenen los excedentes energéticos.
Por fortuna, la tecnología avanza en todas direcciones y el invento del que ahora os vamos a hablar podría solucionar el gran problema actual, que no es de producción energética limpia, de eso ya en 2021 vamos muy bien, sino de guardar esa energía para los momentos en los que el aire se para y el sol se esconde.
Investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia) han conseguido algo único en esta dirección: un concepto de batería recargable a base de cemento, el primero del mundo.
La ambición de los suecos es que en algún momento del futuro, esta tecnología permita convertir edificios enteros en una especie de baterías gigantes. Aunque es extremadamente ambicioso, el invento podría funcionar debido a que el cemento es el material de construcción más común en todo el mundo.
Al igual que el hormigón normal, el concepto de la batería implica primero una mezcla a base de cemento, con pequeñas cantidades de fibras de carbono añadidas para aumentar la conductividad y la resistencia a la flexión.
A esto se le añadiría una malla de fibra de carbono recubierta de metal: hierro para el ánodo y níquel para el cátodo. Al igual que los electrodos tradicionales, éstos transportan los electrones de un lado a otro cuando el dispositivo se carga y se descarga.
Este principio ha permitido crear un sistema recargable, donde sus capacidades aún se están investigando. Esta primera batería basada en hormigón tiene una densidad energética de 7 Wh por metro cuadrado o 0,8 Wh por litro, una cantidad que, según el equipo investigador, podría ser más de diez veces superior a la de anteriores intentos de baterías de hormigón.
El concepto de utilizar edificios y grandes infraestructuras para almacenar energía podría ser revolucionario porque ofrecería una solución a la crisis energética del futuro al proporcionar enormes baterías en los lugares más demandantes de energía: las ciudades.
Los investigadores explican que estas creaciones también podrían utilizarse para instalar iluminación en las calles, proporcionar conexiones 4G en zonas remotas, almacenar la energía que crean las placas solares de los propios edificios y autoabastecerse, etc.
Las líneas de investigación actuales parecen colocar al hormigón como uno de los elementos que revolucionarán el futuro más inmediato.