El aumento de la demanda de vehículos eléctricos ha hecho que el sector energético se busque la vida para poder seguir satisfaciendo la necesidad de baterías para los próximos años, encontrando en el sodio a un gran aliado.
Por si fuera poco con los varios millones de smartphones que se venden al mes en todo el mundo, ahora las baterías de litio tienen un problema mayor en forma de coches y motos eléctricas.
La altísima demanda de litio en todos los sectores ha hecho que las previsiones para 2022 sean muy poco esperanzadoras, siendo ese año en el que la demanda superará a la oferta.
Por eso, desde el gigante chino de baterías CATL han comenzado a realizar prototipos de baterías creadas a partir de sodio, otro metal blando que podría solucionar la escasez de litio a futuro y el cual lleva años investigándose.
Entre los planes de la compañía china está el crear una cadena de suministros estable para 2023 que pueda fabricar baterías de iones de sodio de forma rentable.
Estas baterías, que aún están en proceso de investigación, tienen menor densidad energética, por lo que pueden contener menos energía que las de litio, pero a cambio se cargan más rápidamente y son más resistentes al frío, por lo que son ideales en climas extremos.
Además, las baterías de iones de sodio no contienen ni litio, ni cobalto ni níquel, los principales metales utilizados en las tres principales tecnologías de baterías actuales: níquel-cobalto-aluminio (NCA), níquel-cobalto-manganeso (NCM) y baterías de litio-fosfato de hierro (LFP).
Esto significa que su producción no se vería afectada de ninguna forma por mucho que el resto del sector baterías estuviera en crisis.
En cuanto al precio tampoco se han dado cifras, tan sólo se ha dicho que como el sodio es el sexto elemento más común en la Tierra las baterías deberían ser baratas, si bien dependerá del grado de pureza del sodio que se necesite.
La demanda de litio de 2020 a 2025 se va a triplicar, llegando a 1,12 millones de toneladas para mitad de década, lo que hace más necesario que nunca cambiar el modelo actual de baterías si queremos seguir apostando por el vehículo eléctrico como solución al cambio climático.