Los móviles con pantalla plegable parecen cosa de ciencia ficción. A pesar de tener entre manos la tercera generación de estos dispositivos, todavía mantiene ese efecto Wow cuando lo despliegas en un lugar público.
El Samsung Galaxy Z Fold 3 se enfrenta a dos grandes retos: mejorar a la generación anterior –algo que en tecnología a menudo se da por sentado, pero no siempre se consigue—, y optimizar su producción para acercarlo a un mayor número de usuarios.
La firma surcoreana ha cumplido con ambas premisas y ha conseguido mejorar la durabilidad del terminal, mejorar sus prestaciones y reducir su precio con respecto al Galaxy Z Fold 2, pasando de los más de 2.000 euros que costaba su antecesor, a los 1.809 euros que cuesta el Samsung Galaxy Z Fold 3 que vamos a analizar.
Samsung Galaxy Z Fold 3 | |
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Dimensiones y peso | Extendido: 158,2 x 128,1 x 6,4 mm | Plegado: 158,2 x 67,1 x 14,4 – 16 mm | 271 gr |
Pantalla exterior | 6,2″ Dynamic AMOLED 2X con formato 24:9 | resolución HD+ ( 2.268 x 832 píxeles) | 120 Hz | HDR10+ | 387 ppp |
Pantalla interior | 7,6″ Dynamic AMOLED 2X con formato 22,5:18 | resolución QXGA+ (2.208 x 1.768 px) | 120 Hz | HDR10+ | 374 ppp |
Procesador | Snapdragon 888 5G |
Memoria RAM | 12 GB |
Almacenamiento | 256 GB | 512 GB UFS 3.1 |
Batería | 4.400 mAh | Carga rápida Fast Charge 25 W (sin cargador incluido) | Carga inalámbrica Qi de 10 W | Carga inalámbrica inversa de 4,5 W. |
Cámaras traseras | Principal de 12 Mpx f/1.8 | Ultra gran angular de 12 Mpx f/2.2 | Telefoto de 12 megapíxeles f/2.4 |
Cámaras frontales | Exterior de 10 Mpx f/2.2 | Interior bajo la pantalla de 4 Mpx f/1.8 |
Conectividad | 5G | eSIM | Dual SIM | WiFi 6E (802.11 ax) | NFC | Bluetooth 5.2 | GPS, Galileo, Glonass, BeiDou | Soporte S-Pen | Ultra Wide Band |
Sonido | Estéreo | Dolby Atmos |
Sistema operativo | One UI 3.1 (Android 11) |
Precio | 1.809 euros |
Análisis del Samsung Galaxy Z Fold 3 por apartados:
Los plegables de Samsung han encontrado la senda correcta
Desarrollar un smartphone plegable es un camino lleno de baches y altibajos en el que se emplea una cantidad ingente de recursos. Samsung se ha quedado solo en ese camino, por lo que todo el peso de la innovación recae sobre sus hombros y no cuenta con la ventaja de aprender de los errores de sus competidores. No es tarea fácil.
A simple vista no se aprecian grandes diferencias entre el Galaxy Z Fold 3 y su antecesor. Sin embargo, está plagado de pequeños cambios que, paso a paso, han llevado a Samsung a esta nueva etapa del camino.
El Galaxy Z Fold 3 es un dispositivo premium y lo demuestra desde que lo sacas de la caja. Samsung nos ha cedido una unidad con el elegante acabado Phantom Black que también le sentaba al Galaxy S21 Ultra cuando lo analizamos. También estará disponible en acabados Phantom Green, Phantom Silver.
Con las especificaciones en la mano tenemos un teléfono que, aun plegado, es voluminoso con unas dimensiones de 158,2 x 67,1 mm y un grosor de 14,4 mm en el lateral donde se unen ambos extremos y de 16 mm en el borde la bisagra.
Mentiríamos si dijéramos que, estando plegado, el Galaxy Z Fold 3 es un dispositivo cómodo de usar. Sus 271 gramos y tener que lidiar con un grosor equivalente a dos móviles hace que no sea el más ergonómico del mercado pero, aun así, es más ligero y cómodo de usar que sus antecesores.
Cuando está plegado, el Z Fold 3 ofrece un aspecto algo más estrecho y alargado de lo habitual debido a su formato de 24:9, algo que con el uso que le hemos dado estos días ha resultado clave a la hora de usar la pantalla exterior. Al ser algo más estrecho se mejora mucho el agarre pese a ser bastante más grueso que un smartphone normal.
La bisagra en este tipo de dispositivos es casi una pieza de relojería que queda protegida tras una robusta columna de aluminio brillante en la que se sitúa el único logotipo de la marca que queda oculto cuando se despliega.
A diferencia del Samsung Galaxy Z Flip 3, el Z Fold se abre en forma de libro y adquiere un aspecto más cuadrado con unas dimensiones de 158,2 x 128,1mm y su perfil se convierte de repente en uno de los más esbeltos del mercado con solo 6,4 mm de grosor.
Una de las grandes novedades de esta iteración de los Z Fold ha sido la mejora en la resistencia y durabilidad en general, pero en especial en su bisagra y el chasis con la incorporación de resistencia IPX8 que lo protege contra el agua, pero no contra el polvo y partículas.
Al abrirlo transmite una cierta resistencia. No mucha. Solo la justa para dar esa confianza de que no se va a abrir o cerrar de forma accidental ajustando la pantalla en el ángulo que decidas.
Cuando se sostiene abierto entre las manos se siente como una tableta, con una trasera robusta recubierta de cristal blindado Corning Gorilla Glass Victus y unos marcos de aleación de aluminio que protegen de forma eficiente el que tal vez es el elemento más delicado del smartphone: su pantalla interior.
Lo cierto es que sostenerlo entre las manos es una experiencia única. Es curioso porque, aunque la mayor parte del día hemos estado usando la pantalla exterior para atender llamadas, contestar de forma breve en WhatsApp, o echar un vistazo fugaz al timeline de las redes sociales, el estado natural para este móvil es con la pantalla desplegada.
Alrededor de la pantalla queda un marco censurable en cualquier otro dispositivo premium, pero que en el Galaxy Z Fold 3 resulta muy útil para reposar los pulgares y mejorar el agarre sin que estos interfieran en la pantalla ni generen pulsaciones involuntarias. Básicamente es el mismo marco que lucía el modelo del año pasado.
Como en cualquier otro smartphone, en el borde derecho encontramos los botones de volumen y el botón de encendido con el sensor de huellas integrado.
Este sensor que cuando está desplegado resulta muy cómodo de usar, me ha presentado algunos problemas cuando el móvil está plegado. Mi pulgar, con la memoria muscular acostumbrada a usar móviles de un solo piso, tendía a buscar el sensor en el borde más cercano a la pantalla y no en el piso de abajo. Será por la costumbre, supongo.
En el lateral opuesto solo encontramos la bandeja para alojar dos tarjetas SIM, mientras que en la parte superior encontramos un altavoz y un trío de micrófonos.
En la parte inferior se replica la presencia simétrica de un segundo altavoz estéreo proporcionando un sonido potente de buena calidad y sin distorsiones, tanto para ver series y películas como para escuchar música. Junto al altavoz encontramos otro micrófono y el puerto USB de tipo C.
La conectividad del Galaxy Z Fold 3 también se ha puesto al día añadiendo soporte 5G, WiFi 6E, Bluetooth 5.2, NFC y Ultra Wide Band.
Pantallas más grandes, resistentes y brillantes
Aunque a simple vista no lo parezca, una de las grandes mejoras de esta nueva generación de Z Fold son sus pantallas. Por si fuera poco conseguir que la pantalla se pliegue, Samsung ha logrado mejorar su brillo y su resistencia.
Lo más evidente es que la pantalla exterior ha crecido hasta las 6,2 pulgadas manteniendo la misma tecnología Dynamic AMOLED 2X que ahora se estira hasta un formato 24:9.
La resolución de esta pantalla se queda en HD+ (2.268 x 832 píxeles) y eleva la tasa de refresco hasta los 120 Hz. Por su parte, la pantalla interna es una Dynamic AMOLED 2X de 7,6 pulgadas con formato 22,5:18 y una resolución QXGA+ (2.208 x 1.768 px). Esta pantalla se iguala a la externa con una tasa de refresco de 120 Hz.
Más allá de su formato superpanorámico, la pantalla externa ofrece la misma respuesta fluida y un brillo similar a lo que encontrábamos en los Galaxy S21 y Galaxy S21 Plus –que analizamos aquí y aquí—. Con la pantalla interior las sensaciones son ligeramente distintas.
La principal diferencia la encontramos en que esta pantalla no está protegida por un cristal blindado como la exterior, sino que tocamos directamente la superficie por lo que el tacto es más como plástico, siendo más sensible a los arañazos que una pantalla convencional.
En el Galaxy Z Fold 3 se ha mejorado la resistencia de la pantalla. Aun así, el uso de esta pantalla debe ser más cuidadoso de lo habitual ya que con el uso diario pueden aparecer arañazos producidos por las uñas u otros objetos.
Una pregunta recurrente es si en el uso diario se nota el punto de plegado de la pantalla. La respuesta es un sí rotundo, se nota el doblez sobre la bisagra, pero no molesta para el consumo de contenido.
De hecho, únicamente se aprecia cuando se pierde la perpendicularidad con la pantalla, pero si estás leyendo un artículo, viendo fotos o una serie, el doblez pasa totalmente inadvertido porque no cambia el color o el brillo, aunque al tacto sí se nota.
La mejora en la resistencia de la pantalla hace que en esta generación pueda usarse un S Pen en esta enorme pantalla, poniendo un clavo más en el ataúd de la gama Note.
Sin embargo, la pantalla todavía no es tan resistente como admitir un S Pen convencional ya que dañaría la delicada superficie de la pantalla expuesta. Por ello se ha diseñado un nuevo S Pen Fold Edition con la punta de goma para no marcar la pantalla. Si ya tienes un S Pen no podrás usarlo con el Galaxy Z Fold 3.
Nos habría gustado que Samsung hubiera integrado el S Pen en el cuerpo del Galaxy Z Fold 3 tal y como hizo con los Note. Ahora más que nunca, el S Pen aporta un valor añadido a la experiencia de uso del Galaxy Z Fold 3. La solución de Samsung es una funda con un hueco para S Pen similar a la que ya vimos en el S21 Ultra –análisis-.
Por problemas de logística Samsung no ha podido enviarnos ni el S Pen ni su funda antes de que se publique este análisis. En cuanto recibamos estos accesorios lo ampliaremos contando nuestra experiencia de uso.
Samsung ha equilibrado las prestaciones de las pantallas del Galaxy Z Fold 3, no solo igualando la tasa de refresco a 120 Hz para conseguir una experiencia de uso más fluida, sino que también ha mejorado el brillo en ambas pantallas.
En nuestras mediciones hemos obtenido un brillo medio de 939, 4 luxes en la pantalla exterior con un pico de brillo de hasta 1.752 luxes, mientras que la pantalla interior saca músculo con unos impresionantes 1.057,6 luxes de brillo medio con un brillo HBM (High Brightness Mode) de hasta 1.864,2 luxes y una desviación de apenas 10 luxes.
Este generoso brillo hace que el contenido en HDR se vea espectacular en ambas pantallas aunque ninguna de ellas tiene el formato adecuado para ver contenido sin que dos bandas negras aparezcan a los lados por ser demasiado panorámica, o arriba y abajo por ser demasiado cuadrada.
Lo mismo sucede con los juegos, donde el escalado en la pantalla interna en títulos como Alphalt 9 recorta demasiado los laterales dejando prácticamente encajonado el coche protagonista.
En cambio, en otros como League of Legends: Wild Rift o Genshin Impact, el formato cuadrado le sienta de maravilla y es un placer jugar en una pantalla con ese tamaño y calidad.
Snapdragon 888 para una multitarea que por fin es real
Si hablamos de hardware, el Samsung Galaxy Z Fold 3 no se baja de su podio premium y apuesta por un procesador Qualcomm Snapdragon 888 5G como única opción a nivel mundial, eliminando por fin las distinciones entre los Z Fold según el país en el que se vendían.
Poco vamos a contarte del procesador móvil más potente de Qualcomm que no se haya escrito ya. Su rendimiento ha quedado más que demostrado en los distintos móviles que han pasado por nuestro laboratorio.
Literalmente, el Snapdragon 888 puede con todo, y el Galaxy Z Fold 3 invita a exprimirlo al máximo ejecutando varias tareas simultáneamente o disfrutando de tus juegos favoritos en pantalla grande, ayudado por los 12 GB de memoria RAM y su GPU Adreno 660.
Sin embargo, lo que sí varía es la forma en la que cada fabricante afronta la refrigeración del procesador y cómo afecta al rendimiento final del terminal.
En este caso, hemos observado que el Galaxy Z Fold 3 se calienta mucho menos de lo habitual en otros móviles con este procesador, aunque sí se aprecia un aumento de temperatura en momentos clave como al grabar vídeos o hacer fotos. ¿Cómo consigue Samsung controlar la temperatura en un smartphone con tan poco espacio para refrigeración?
Samsung Galaxy Z Fold 3 | Galaxy S21 Ultra 5G | Xiaomi Mi 11 Ultra | |
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Procesador | Snapdragon 888 | Exynos 2100 | Snapdragon 888 |
Geekbench 4 Single | 5.061 | 4.910 | 5.017 |
Geekbench 4 Multi | 12.684 | 14.224 | 14.017 |
Geekbench 5 Single | 943 | 1.050 | 1.114 |
Geekbench 5 Multi | 3.307 | 3.347 | 3.579 |
3D Mark Wild Life | 5.031 | 30,10 fps | 5.463 | 32,7 fps | 5.833 | 34,9 fps |
AnTuTu | 720.208 | 642.161 | 643.941 |
PC Mark | 14.442 | 15.730 | 14.475 |
Los test sintéticos arrojan algo de luz sobre ese tema: recortando el rendimiento del procesador en determinados ámbitos para mantener a raya la temperatura. Si comparamos los resultados con otros móviles que montan el Snapdragon 888, vemos que los resultados quedan ligeramente por debajo.
Es un pequeño sacrificio que el usuario no va a notar en términos de rendimiento ya que el móvil –literalmente— puede con todo, pero sí afecta al confort de uso y a la durabilidad de los componentes internos.
La unidad que nos ha enviado Samsung cuenta con una capacidad de almacenamiento de 256 GB, pero también está disponible una versión con 512 GB de almacenamiento. Ambas con soporte UFS 3.1 que mejora la velocidad y la gestión de la memoria. Ninguna de ellas permite ampliar la memoria con una tarjeta microSD.
Samsung Galaxy Z Fold 3 | Galaxy S21 Ultra 5G | Xiaomi Mi 11 Ultra | |
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Escritura secuencial | 326,50 MB/s | 377,17 MB/s | 509,62 MB/s |
Lectura secuencial | 1 GB/s | 1,09 GB/s | 1 GB/s |
Escritura aleatoria | 34,48 MB/s | 38,34 MB/s | 20,26 MB/s |
Lectura aleatoria | 18,35 MB/s | 23,87 MB/s | 18,53 MB/s |
Velocidad de copia en memoria | 9,48 GB/s | 10,21 GB/s | 10,23 GB/s |
Contar con una pantalla de estas características y un hardware tan solvente es una invitación a la productividad. El Galaxy Z Fold 3 es un smartphone especialmente atractivo para la multitarea y la productividad.
Es por ello que Samsung se ha puesto manos a la obra con ONE UI 3.1 mejorando su interfaz para ejecutar apps en ventanas flotantes, y conseguir que la flexibilidad no se limite a plegar la pantalla sino que también se transmita a la interfaz.
One UI 3.1 está basada en Android 11 y viene cargada con un buen número de aplicaciones propias de Samsung, de Google y de Microsoft, así como algunas extra como Facebook y Netflix.
El Galaxy Z Fold 3 es un dispositivo único por su doble pantalla, y requiere una respuesta a la altura para conseguir que la experiencia de uso sea fluida al cambiar entre las dos formas de usar el smartphone.
Samsung ha hecho los deberes permitiendo usar una app en la pantalla externa y desplegar el smartphone para continuar usándola exactamente en el mismo punto, pero en un formato adaptado al tamaño de la pantalla interna.
Resulta muy cómodo para, por ejemplo, leer un correo de forma inmediata desde la pantalla externa y, si requiere una respuesta más elaborada, desplegar la pantalla interior y escribir la respuesta con más comodidad.
Algunas apps son capaces de aprovechar las funciones Flex cuando se pliega parcialmente la pantalla, cambiando una parte de la interfaz (como puede ser el cuerpo del correo del ejemplo anterior) en una mitad de la pantalla, mientras que en la otra mitad de la pantalla se acomoda el teclado en una especie de miniportátil.
La multitarea ha ganado muchos enteros en esta nueva generación de Z Fold y ahora es muy fácil mantener varias apps abiertas en pantalla distribuyendo el espacio disponible, con pantallas flotantes e incluso con iconos flotantes que, al pulsarlos, abren una ventana en la posición que elijas tal y como lo harías en un portátil.
No obstante, gestionar todas estas herramientas multitarea requiere una cierta curva de aprendizaje pero, cuando te habitúas a usarlas, deslizar la pantalla para cambiar de aplicación parece cosa del pasado.
La barra EDGE oculta en el lateral también contribuye a mejorar la productividad y facilitar el acceso a las apps y herramientas desde un espacio que se mantiene siempre a mano deslizando el dedo desde el borde lateral para desplegar la barra. No es algo nuevo, pero eso no lo hace menos útil.
Y si hablamos de productividad, nada mejor que DeX, la interfaz de escritorio de Samsung con el que el Galaxy Z Fold 3 se convierte en un ordenador de sobremesa. Basta con conectar un monitor externo al smartphone por USB C. La pantalla del Z Fold 3 se convierte en un touchpad o un teclado según la necesidad.
Mantiene la calidad asumiendo pocos riesgos salvo con la cámara bajo la pantalla
En el apartado fotográfico, el Samsung Galaxy Z Fold 3 viene equipado con cinco cámaras, aunque la que más expectación ha creado ha sido la cámara integrada bajo la pantalla.
La verdad es que Samsung ha empleado un sistema cuanto menos ingenioso para ocultar la cámara frontal de su pantalla interior creando una “cortinilla” de píxeles sobredimensionados formando un octógono sobre la lente de la cámara.
De ese modo, cuando la cámara no está en uso puede camuflarse tras los píxeles de la pantalla. Cuando se activa la cámara los píxeles se apagan y el sensor recibe la luz por los huecos que quedan entre ellos. Por ese motivo esta cámara solo tiene 4 Mpx y unos fotositos más grandes de lo habitual. Más adelante hablaremos de su rendimiento.
Pero, ¿se nota que ahí hay una cámara cuando bajo la pantalla se usa el móvil? Dado que la densidad de píxeles es menor, sí se nota que esa parte de la pantalla no es como el resto, pero curiosamente solo se aprecia cuando fijas la vista en ese punto.
Sin embargo, mientras estás viendo una película, leyendo o viendo fotos, el hueco de la cámara desaparece en la visión periférica y se mimetiza con el contenido, siendo una solución mucho más eficiente para el usuario que las cámaras insertadas en la pantalla y, de largo, mucho mejor que los notch.
Es más que evidente que Samsung no considera la fotografía como un factor estratégico para este smartphone. Para confirmarlo basta con echar un vistazo a la configuración de cámaras en las que parece haber cogido ingredientes de los Galaxy S21 con un toque del Galaxy S21 Ultra en el telefoto.
Esto nos deja con una calidad fotográfica que, en conjunto, se queda al nivel de la gama Galaxy S21, que no está nada mal, pero no destaca sobre ellos en ningún punto. En contrapartida, Samsung ofrece una mayor versatilidad en el software de la cámara aprovechando su doble pantalla.
La app de cámara está adaptada para exprimir al máximo el modo Flex de forma que cuando se inicia con el móvil desplegado, puede verse la interfaz de cámara a pantalla completa.
Sin embargo, si se mantiene semiplegado, la vista previa queda en una parte de la pantalla y los controles y opciones en la otra, permitiendo usarlo como webcam o hacer fotos con el móvil apoyado sobre una mesa.
La flexibilidad en la interfaz también se aplica a la pantalla frontal ya que, al activar la cámara frontal de la pantalla exterior para hacer un selfie, el Galaxy Z Fold 3 ofrece la opción de desplegar el móvil y usar las cámaras principales para hacer el selfie con mejor calidad mientras se muestra la app de cámara en la pantalla exterior.
Salvo estas adaptaciones específicas para un smartphone tan especial, la app de cámara es la misma que encontramos en los últimos móviles de Samsung. Sin más dilación, pasamos a comentar qué tal se comportan estas cámaras y te dejamos las muestras originales en este enlace.
Sensores | Apertura y estabilización | |
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Traseras | Principal: 12 Mpx | 83° | 1.8μm | f/1.8 | OIS + EIS |
Ultra gran angular: 12 Mpx | 1.12 μm | 123˚ | f/2.2 | |
Teleobjetivo: 12 Mpx | 1.0 μm | 45˚ | f/2.4 | OIS | |
Frontales | 10 Mpx | 1.22 μm | 80˚ | f/2.2 | EIS | foco fijo |
Bajo la pantalla | 4 Mpx | 2.0 μm | 80° | f/1.8 |
Las fotos que hemos hecho con el Galaxy Z Fold 3 tienen muy buena calidad, pero no más que las obtuvimos con los Galaxy S21 y, además, comete los mismos errores de enfoque o de procesado que nos encontramos en los buque insignia de la compañía.
En las fotos de día encontramos el comportamiento habitual de los móviles top de Samsung. Muy buena nitidez y rango dinámico, pero un exceso de celo en el procesado y, como de costumbre, una cierta tendencia a saturar los colores. Es algo que resulta atractivo a mucha gente y no tiene por qué ser negativo, pero no es fiel a la realidad.
El comportamiento del HDR no es tan agresivo como en otros modelos y se limita a equilibrar luces y sombras sacando algo de detalle extra.
Algo que no nos ha gustado es que, en aquellas tomas en las que se fuerza el uso del HDR, la inteligencia artificial encargada del reconocimiento de escenas y posterior procesado de colores tiende a ser más agresiva y menos precisa en sus ajustes que cuando el HDR queda en automático o desactivado.
En el caso de la muestra que aparece sobre estas líneas, estos fallos en el procesado de los colores con HDR generan incoherencias en la saturación del cielo, quedando demasiado saturado en la parte central y mostrando un color más claro entre las ramas y hojas de los árboles.
La cámara ultra gran angular ofrece el mismo perfil de color que el resto de cámaras, algo muy positivo ya que mantiene la coherencia entre todas ellas y no obliga a usar una determinada focal según las condiciones de luz.
Sin embargo, aunque aplica una buena corrección en las distorsiones de la parte central de la foto, no consigue hacerlo en los extremos generando un cierto “ojo de pez” que deforma los objetos estirándolos hacia el borde.
La nitidez sigue el mismo patrón de comportamiento, siendo más que correcta en la zona central, pero se va perdiendo detalle a medida que se acerca a los extremos.
La estabilización del zoom ha sido todo un acierto de Samsung. Mejora la calidad de las fotos equiparando su calidad a las de la cámara principal, pero al permitir un mayor acercamiento a los objetos deja al descubierto algunos problemas con el enfoque y el tratamiento de la profundidad de campo.
Algo con lo que nos hemos encontrado en varias muestras es conseguir un buen enfoque en un determinado punto pero, en lugar de aplicar un desenfoque de profundidad natural en el que las líneas van perdiendo definición a medida que se alejan del punto de enfoque, la imagen parece movida en lugar de desenfocada.
Además de un zoom óptico 2X, el Galaxy Z Fold 3 ofrece un zoom digital de hasta 10X, ofreciendo pasos de 4X y 10X. La calidad se mantiene hasta el zoom 4X, pero ya en el 10X se acusa el exceso de procesado.
Samsung no ha conseguido destacar con su modo Noche obteniendo unos resultados bastante parecidos a los que se obtienen disparando en Automático sin el apoyo de la inteligencia artificial.
El tratamiento de la luz, el balance de blancos y la nitidez son muy parecidos en ambos casos, pero el modo Noche consigue limpiar la imagen de ruido sin que ello afecte a la nitidez por lo que, para disparar con poca luz, es interesante o activar el reconocimiento de escenas en el modo automático, o directamente disparar con el modo Noche.
En el modo Retrato tampoco encontramos grandes diferencias con lo que ofrecían los Galaxy S21. Unos retratos bien definidos y con pieles un tanto frías en el balance de blancos. En general son unos retratos en los que no conviene excederse con el desenfoque del fondo.
Con dos cámaras frontales y las cámaras principales actuando como cámaras para selfie el abanico de opciones es muy variado. Poder hacer selfies con las cámaras traseras es toda una ventaja por la calidad que ello aporta, pero las cámaras frontales tampoco quedan en mal lugar.
Con la cámara integrada en la pantalla exterior los selfies obtienen un aspecto natural y se aplica un recorte correcto en la mayoría de los casos, aunque si se le ponen las cosas un poco más complicadas con fondos heterogéneos comete los errores habituales desenfocando partes que no tocan.
Por otro lado, la cámara bajo la pantalla interior ofrece resultados de menor calidad. Realmente es una cámara que solo utilizaría para videollamadas apoyando el smartphone sobre una mesa, pero teniendo opciones con mejor calidad no apostaría por un sensor de 4 Mpx para mis selfies.
El apartado de vídeo queda cubierto con una resolución máxima de 4K a 60 fps, algo sorprendente ya que muchos smartphone que montan el Snapdragon 888 admiten grabación a 8K.
Con esta resolución se obtienen vídeos con buena calidad y una estabilización más que destacada. Sin embargo, puedes mejorarla activando la opción de estabilización, algo que recortará la resolución a 1080p pero mantiene la calidad de imagen.
Por otro lado, nos ha gustado la opción de videoretrato que desenfoca el fondo en tiempo real mientras grabas tus vídeos hablando a cámara. En definitiva, son unos resultados muy buenos para el día a día, pero no es un smartphone cuya prioridad sea la calidad fotográfica.
4.400 mAh y una carga rápida que no está a la altura
La batería es una de las asignaturas pendientes del Samsung Galaxy Z Fold 3 que estamos analizando, aunque lo cierto es que tampoco ha sido ninguna sorpresa viendo las configuraciones elegidas por los surcoreanos en su gama Galaxy S20.
El Z Fold 3 monta una batería de 4.400 mAh, 100 mAh menos que su antecesor. No es gran cosa teniendo en cuenta que el estándar actual de la gama alta ronda entre los 4.500 mAh y los 5.000 mAh y montan una pantalla tan grande.
En contrapartida, Samsung se ha sacado de la manga la tecnología Eco2 OLED integrada en su pantalla interior, logrando reducir el consumo hasta en un 25%. Esta tecnología compensa el recorte en capacidad de su batería, dejando la autonomía exactamente al mismo nivel que su antecesor.
Los hábitos de uso del terminal impactan de forma directa en la autonomía del dispositivo, y esto tiene especial importancia en un smartphone con dos pantallas.
En nuestro caso el perfil ha sido mixto en cuanto al uso de aplicaciones. Gestionar el correo, redes sociales, leer noticias y navegar, ver vídeos en YouTube y alguna partida a distintos juegos. Nuestra proporción de tiempo de uso media de las pantallas durante nuestra prueba sería de un 65% para la pantalla externa y de un 35% para la interna.
Con este escenario de uso hemos llegado sin mayores problemas al final de la jornada con una media del 15% de batería alcanzando las 5 horas y media de pantalla. El tiempo de pantalla y la duración de la batería cambia en la misma medida que se aumenta el tiempo de uso de la pantalla interna o externa.
No son unos datos de autonomía especialmente brillantes, y tampoco mejoran las cifras cuando nos disponemos a cargar el smartphone. Lo primero: necesitas comprar un cargador o echar mano de alguno que tengas por casa ya que el Samsung Galaxy Z Fold 3 no incluye cargador en la caja.
En nuestro caso hemos utilizado un cargador rápido USB-PD de 65 W, aunque la carga rápida del Galaxy Z Fold 3 está limitada a 25 W. Cuando lo conectas, tardará 2 horas y 16 minutos en completar el 100% y 70 minutos en alcanzar el 50%.
Estas no son cifras dignas para un gama premium de 2021, cuando móviles de 300 euros ya están ofreciendo sistemas de carga rápida de hasta 65 W que completarían este ciclo de carga en 30 minutos. Samsung tiene un problema serio con la carga rápida de sus móviles y la del Galaxy Z Fold 3 no es una excepción.
El plegable de Samsung cuenta con soporte para carga inalámbrica de 10 W y carga inalámbrica inversa de 4,5 W con la que puede cargar otros dispositivos. Vista la autonomía que ofrece, no sabemos si es una buena idea ir compartiendo carga de batería con otros dispositivos.
No es un móvil para la mayoría, pero marca el camino a seguir
Llegamos al final de este análisis con la sensación de estar usando un móvil que ha viajado dos años desde el futuro para mostrarnos la tecnología que la mayoría de nosotros podríamos llevar en el bolsillo con el próximo smartphone.
Es difícil valorar un producto único en el mercado porque, simplemente, no hay con qué compararlo. Eso no es bueno ni para el usuario ni siquiera para Samsung, que tiene que cometer sus propios errores y no aprender de los de su competencia como sucede en el resto de dispositivos.
En esta nueva generación se han solucionado errores y carencias de las versiones anteriores y el resultado es un móvil plegable mejor construido, con mejores prestaciones y algo más económico.
El fabricante surcoreano ha hecho un excelente trabajo con el software para adaptar la multitarea a las necesidades de dos pantallas tan diferentes, además de integrar una buena dosis de innovación como atreverse a ser de los primeros en lanzar un móvil con cámara bajo la pantalla.
No obstante, Samsung todavía tiene mucho margen de mejora para futuras versiones en ámbitos tan básicos como la autonomía de la batería y la carga rápida, o no conformarse con una calidad fotográfica solo correcta cuando debería ser excelente teniendo en cuenta que se trata de su móvil más premium.
Los 1.809 euros que cuesta el modelo más económico lo sitúan a años luz de la inmensa mayoría de usuarios que ni están dispuestos a pagar esa factura ni necesitan un móvil de estas características. Pero es un móvil imprescindible para el futuro de la telefonía móvil que sirve de tubo de ensayo para lo que está por llegar.
El Galaxy Z Fold 3 es mejor que sus antecesores pero no es ni de lejos un móvil perfecto. Hay móviles con mejor calidad fotográfica, con mejor batería y mucho más ligeros, pero no ofrecen la experiencia de llevar una tableta con pantalla de 7,6 pulgadas en el bolsillo. En eso, el Samsung Galaxy Z Fold 3 es único en su especie.